domingo, 24 de febrero de 2013



Madre amantísima
Juana Valencia Sandonis (24/06/1935 - 22/02/2013)



Hasta en Murcia se oscureció el cielo, cubriendo de sombras Madrid, Valladolid y todo nuestro universo, llorando la muerte de Juanita, la abuela que desde joven siempre tuvo complejo de alta, de elevarse muy por encima del suelo. Un 22 de febrero, en silencio, sin molestar, como siempre, con una última sonrisa para sus hijos (Javier y Julián), sus nietos (Marina, Borja, Alvaro y Jorge) y sus hermanos (Mari Carmen, Lázaro y Luisa) nos dejaste huérfanos. Madre, abuela, esposa de tu amado Teodoro, hija, hermana, amiga (Angelines, Ino, Carmen, Babel, Nancy, Macu y un largo etcétera) nos falta tu amor y consuelo. Hoy sí te vemos alta, pero también más cerca, dentro de nosotros respirando y latiendo para que tengamos una vida que, desgraciadamente, ya no será plena. Sobre la llanura castellana, tu anhelado Siete Iglesias, tu cuerpo. Sobre todos nosotros, el duelo. Y sobre tu lápida, con el manto de nieve cubriéndote, la más hermosa flor de las próximas primaveras, regada con nuestro dolor y el recuerdo. Mil besos, madre. Siempre te querremos. Palabras y cariño que te acompañaron desde que, un 24 de junio de 1935, te vieron nacer tus amados padres, Josefa y Lázaro, nuestros también queridos abuelos y tronco de nuestro árbol perenne. No hay palabras ni versos, madre, para expresar mi desconsuelo, en este breve artículo que tu querías, antes de morir, leerlo y que, llorando, recité ya tu a alma y a tu aún caliente cuerpo. Sobre nosotros, madre, la sombra, pero también tu ejemplo. A Dios madre sin adiós posible.