domingo, 29 de enero de 2017

A cántaros

Viviendo en Murcia cómo no voy a estar de acuerdo con que tiene que llover. Y diría más, que lo haga a cántaros no sólo para solucionar nuestra pertinaz sequía sino para arramblar de una vez con la corrupción y, como diría Pablo Guerrero, dar paso a un nuevo tiempo de mayor honestidad y libertad. No creo, sin embargo, que el agua caída del cielo sea la solución para resguardarnos del rayo eléctrico que nos cae encima cuando abrimos el sobre con la factura de nuestra más amarga compañía. Nuestro enérgico presidente tiene, como es obvio, más luces que nosotros, pero a veces parece como si se le hubiera fundido algún plomo a la hora de alumbrarnos con su clarividencia. Hay que temerle cuando se le enciende la bombilla.  Lo más barato, por ahora, es el sol. Y también lo menos contaminante si dejamos la capa de ozono en paz. Y lo más universal. Y, además, inagotable, como nuestra paciencia. Y por si no lo sabe, en Murcia y prácticamente en el resto de España somos ricos en sol. Ya sé que usted, como las eléctricas, no paran de cortocircuitar el desarrollo de las energías renovables. La solar se ha convertido en un filón para freír, a base de impuestos,  a aquellos particulares que han decidido poner un panel en su casa o en su inversión. Recorte va, estacazo viene, nos electrocuta el presente al conjunto de los ciudadanos para garantizarse una puerta de futuro. De ahí su defensa de la lluvia en este campo -en los otros campos ni está ni se le espera- que convertiría en mortal el calambre que recibimos de la factura eléctrica. Ni se le ocurra nacionalizar la electricidad ni toque un cable a las eléctricas, que lo que hace falta es que llueva, pero a cántaros.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia, domingo 29 de enero.

domingo, 22 de enero de 2017

Yeti

No hay peor monstruo que el que generan nuestros propios miedos. Entre la espesa nieve que ha cubierto la actualidad esta invernal semana ha emergido un primate. Un monstruoso hombre de las nieves que amenaza al conjunto del planeta, no sólo a la aislada y bárbara comarca del Noroeste. Procedente del más oscuro de los glaciares, muy cercano a los Urales y en los anales de una historia que parecía ya olvidada y a pesar del navideño éxito de ventas del “Mein Kamp” en Alemania, ataca a los que no son de su misma especie: blanco, rico y católico. Dieciocho minutos de rugidos le han bastado para coronarse como el puto amo del mundo.  Nos veíamos tan felices, disfrutando del blanco paisaje, confiando en que no pasara el tiempo para disfrutar de la hoguera y de las migas y, de pronto, el espécimen nos hunde en el negro túnel de la prehistoria para chamuscarnos con el fuego de la intolerancia y el racismo. Ya sé que este terrible Yeti, cuyo tupé se extiende como una ola para tapar las libertades conquistadas,  no es tan peligroso como el que habita en los Andes, más maduro y verdadera bomba para la estabilidad del universo. Uno lleva la bandera en sus calzoncillos y el otro la exhibe en un chándal, pero mientras el primero obtiene el beneficio de la duda con respecto a su estulticia y malicia el otro ya nació condenado. Tanto llamamiento a la patria, a la sangre, al aislacionismo y a combatir a los políticos nos remontan a otros tiempos; lo que nos deja congelados, cual habitante de Narnia. Perseguir al diferente es su lema. Guárdese el que no tenga en su frente las barras y las estrellas; aquel que no goce de una cuenta millonaria o aquel/aquella que lleve falda. El Yeti arremete contra nuestro físico e intelecto  y Murcia está toda cubierta de nieve. Anden con cuidado, pues ya está aquí, ya ha cuajado lo peor de nosotros mismos.

NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia, domingo  22 de enero

domingo, 15 de enero de 2017

Gripados

Qué no cunda el pánico. En los lúgubres pasillos de los hospitales murcianos está prohibido disparar. Muy probablemente, porque no haga falta. Se mueren solos sin necesidad de que escuchen ningún clik. Sanidad, con muy buen criterio, ha prohibido fotografiar a los pacientes hacinados en los corredores. Nos vetan tomar imágenes y ellos nos toman el pelo y lo que sea preciso. La prohibición de realizar instantáneas ha sido instantánea, intestinal y estomagante. Todo lo contrario del resto del proceso de consultas y tratamiento médico, que se eterniza en el tiempo para comprobar la fortaleza y la paciencia de los sufridos usuarios. Manejan como nadie el bisturí para recortar no sólo en médicos, enfermeras y resto de personal sino en recursos materiales y ahora también en derechos, pues se piensan que, con la tijera de la censura, el problema desaparece, desenfocando la realidad. Apenas ha asomado la gripe sobre el escenario, el sistema sanitario murciano se colapsa, como se infartan otras vías cuando caen cuatro gotas. A la menor necesidad -qué ríete de lo que será la gripe o las lluvias en Castilla y León- la Región se paraliza y nos sitúa en la enfermería con unos claros síntomas que lucen más que un flash: faltos de personal, inversión y previsión. El diagnóstico no puede ser más grave y es fruto de la acción quirúrgica sobre los servicios básicos. El único objetivo que se quiere abierto es el de reducir costes, disparando sin ton ni son sobre nuestras cabezas. Bien es verdad que siempre hay películas más terroríficas por mucho que la nuestra nos lleve al alarido y al sudor frío, como es el caso de la terrible escena que conforman los miles de refugiados que intentan entrar por el norte de Europa, abrasados por la nieve. Una imagen congelada que también nos quieren hurtar, pero que llevamos tan dentro como la dignidad que debe acompañar a todo ser humano. Nadie debería ser expulsado a la intemperie por muy gripado que esté el sistema.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia

domingo, 8 de enero de 2017

Hagan juego
Como en todo buen día de Reyes que se precie gané al Monopoly. Vuelvo a ser el rey de la construcción. Bien es verdad que primero amasé dinero con las estaciones del ferrocarril y con las compañías públicas. No hay nada como hacerte con una subcontrata relacionada con el ferrocarril y más si la vía te conduce a Murcia. El negocio es redondo para mí pues está garantizado que dará muchas vueltas antes de llegar a destino. Cuanto más se dilate la inauguración más dinero y no hay miedo a que la obra no incluya el soterramiento pues la opacidad de toda la operación está garantizada. Menudo cuatrero estoy hecho. Venga a pagar el resto de jugadores por recalar en mis estaciones fantasma. Tampoco se me dio mal tener en mi mano las cartas de las compañías eléctricas, gas, agua y telecomunicaciones. No hay mayor negocio que privatizar los servicios públicos esenciales, que los demás tengan que pagar una fortuna por los suministros básicos. Como cada uno de enero, además, sube la factura por mucha cara dura que eche. A nadie se le ocurre ya colectivizar lo que tan pingües beneficios reportan a unos pocos. Sólo se nacionaliza lo que produce pérdidas. Euro a euro, mi bolsa se fue llenando, presto para quedarme con la ciudad. Con el resto de jugadores convertidos en generosos contribuyentes para engordar mis alforjas y calle a calle, sin dar ni callo, me fui haciendo el amo de todo el tablero, como ocurre en el ruedo de la vida. Cayó el Prado y después la Castellana, conquistándolas como un monarca absolutista antes de erigir mis posesiones. Fue colocar el hotel y caer como moscas. El populacho no se puede permitir visitar ni el Palace ni en Ritz, repletos de diputados del lugar. Sólo se recuperaban algo cuando pasaban por la casilla de salida, pero todos sabemos ya que todo conduce a una meta fatal, donde siempre ganan los que más dinero y posesiones atesoran.  Y no es un juego. Feliz año.

NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Muria, domingo  8 de enero