domingo, 18 de septiembre de 2016

De costa a costra
Resultado de imagen de mar menor contaminado 
Es reclamar Murcia la competencia en Costas y emerger todos los grandes proyectos que tienen sumergidos los alcaldes ribereños. Asoma la punta del iceberg como un gran y real monstruo marino: espigones, puertos, chiringuitos, paseos marítimos, viviendas. Suponiendo que las nuevas funciones no hundan aún más el depauperado tesoro regional, no dejan nada a la imaginación con respecto a lo que supondrá para nuestro medio ambiente. Hay quien todavía navega con rumbo equivocado, convencido de que los ataques contra la naturaleza no tienen consecuencias futuras sobre el bolsillo y, por supuesto, nuestro medio de vida. Ni con un catalejo ven las causas del encallamiento del Mar Menor. A ninguno de los munícipes que dan al Mediterráneo ni mandatarios autonómicos, que no sé dónde dan, se les ha ocurrido adelantar ya que Costas nos servirá para derribar las construcciones ilegales, prohibir nuevos puertos y reflotar, en definitiva, nuestro territorio, compatibilizando el desarrollo económico con, y no contra, el medio ambiental. Allende los mares, Obama ha decidido en los últimos días de su viaje presidencial regalarnos un acuerdo con China para reducir las emisiones de C02; presentar la mayor área protegida del planeta, el Monumento Nacional de Papahānaumokuākea, que triplica la superficie de España; anunciar que el 50% de la energía que consume EEUU será limpia; y abanderar un proyecto que pone el acento en la necesidad de cuidar la tierra. De los finales y herencias de otros presidentes nacionales, que hace tiempo han perdido la brújula, mejor no hablar. Ya sé que la Región de Murcia es una gota en el universo y que su Mar Menor es una lágrima; pero realmente ¿estamos preparados para asumir Costas sin que, al final, se convierta en costra, otra gran herida abierta para el planeta?

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia domingo 18 de septiembre

lunes, 5 de septiembre de 2016

Espacio tiempo

Resultado de imagen de einsteinCuesta arriba se hace el asfalto, como algunos discursos a las 4 de la tarde que tienen menos audiencia que “Saber y ganar”. Quizá porque el que se subió a la poltrona sabía que iba a perder. La ingravidez de las vacaciones choca con la gravedad del día a día. Las nuevas cervezas con limón, precedentes del también murciano granizado, se tornan en un agrio despertados improcedente, preámbulo sólo de una viejuna jornada. Eso sí, hay algún valiente que lleva sintonizado en su interior la balada “quedan días de verano”, intentando prolongar la sintonía hasta la vuelta o la revuelta. Buenos propósitos para salir a flote en este espacio tiempo donde, como diría mi primo Elías tras descubrir a Einstein, todo está en movimiento aunque el ojo no lo perciba: el crucero que navega, los alegres turistas que practican largos en su azul piscina y el pescador que lo observa todo desde la orilla. Prometo sumergirme en la ciencia hasta desactivar la explosiva teoría de la relatividad, aunque ciertamente no voy a fenecer de apnea. Yo, que estoy a miles de años luz del científico alemán, sólo observo inmovilismo. Nuestro AVE ha frenado aún más su vuelo. El agua sigue sin llegar. El aeropuerto cuelga el cerrado como único cartel y hay mares que ya parecen muertos. Anestesiados y repletos de lodo, nadie alcanza a vez siquiera cuándo comenzó a joderse todo, que diría el escribidor Vargas Llosa. Agarrados al fondo, aún vendrá Albert a intentar descubrirnos el paraíso, la grandeza del tiempo que transcurre aunque nosotros, -con la pericia de todos los que, desde arriba, intentan que miremos hacia otro lado- no lo veamos. Y más jodidos iremos si se cumple el dicho del también admirado Rafael Ferlosio: ´Vendrán más años malos y nos harán más ciegos”.  Esperemos que pase el síndrome postvacacional, pero más que pasajero lo de Murcia ya parece una enfermedad crónica.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia  5 de septiembre
LA OPINION DE MURCIA