Pobre de mí
Las dos orejas, el rabo y prácticamente todo el toro. Olé. Unas
tardes después de que nuestro maestro mayor del reino murciano envidiara la
financiación gubernamental de la plaza del reino navarro, les hemos superado.
Si en aquel foro tan sólo entonan una vez al año el “Pobre de mí”, aquí en Murcia
nos levantamos todos los días con esa canción, dando el cante. Ríete de los
encierros de San Fermín. No hay quien nos gane en pobreza y desigualdad en una
carrera desenfrenada hacia el abismo. Los morlacos, además, son cada vez más
peligrosos pues el descabello de los recortes no sólo no los remata sino que
los espabila, trastabillando nuestro estado de bienestar, tal y como retratan,
en su crónica negra, la bregados expertos de Funcas. Las cornadas del paro y de
la destrucción de empleos, la escasa formación e industrialización provocan una
brecha imposible de taponar, situando a Murcia como coso de tercera, a la
cabeza en el índice de pobreza económica. Aunque la financiación no tenga un pase –por mucho
que se queje el “banderillero” Monago, en pecado concebido por IU y siempre
desobediente a Dios– la faena no sólo consiste en hacer el paseíllo, montar una
cuadrilla o probar siempre, sin éxito, con los muletazos por la derecha. Así
que suerte, dado que Dios no la reparte, y al toro, aunque más bien nos hace
falta que aparezca Hércules. Qué suene el paso doble, pero para adelante.
NOS QUEDA LA PALABRA / Publicado en La Opinión de Murcia el 21 de febrero de 2014