jueves, 27 de febrero de 2014

Pobre de mí
Las dos orejas, el rabo y prácticamente todo el toro. Olé. Unas tardes después de que nuestro maestro mayor del reino murciano envidiara la financiación gubernamental de la plaza del reino navarro, les hemos superado. Si en aquel foro tan sólo entonan una vez al año el “Pobre de mí”, aquí en Murcia nos levantamos todos los días con esa canción, dando el cante. Ríete de los encierros de San Fermín. No hay quien nos gane en pobreza y desigualdad en una carrera desenfrenada hacia el abismo. Los morlacos, además, son cada vez más peligrosos pues el descabello de los recortes no sólo no los remata sino que los espabila, trastabillando nuestro estado de bienestar, tal y como retratan, en su crónica negra, la bregados expertos de Funcas. Las cornadas del paro y de la destrucción de empleos, la escasa formación e industrialización provocan una brecha imposible de taponar, situando a Murcia como coso de tercera, a la cabeza en el índice de pobreza económica.  Aunque la financiación no tenga un pase –por mucho que se queje el “banderillero” Monago, en pecado concebido por IU y siempre desobediente a Dios– la faena no sólo consiste en hacer el paseíllo, montar una cuadrilla o probar siempre, sin éxito, con los muletazos por la derecha. Así que suerte, dado que Dios no la reparte, y al toro, aunque más bien nos hace falta que aparezca Hércules. Qué suene el paso doble, pero para adelante.
NOS QUEDA LA PALABRA / Publicado en La Opinión de Murcia el 21 de febrero de 2014

domingo, 16 de febrero de 2014

Al abordaje
Por el norte la ciclogenesis explosiva y por el sur la Guardia Civil. Sin inaugurar la temporada de baño, algunos impacientes no dudan en subirse al rompeolas para recibir un baño de agua salada o en traspasar la frontera para recibir pelotas de goma, botes de humo y balas de fogueo. Tanto lo del Cantábrico como lo del Mediterráneo era previsible por mucho que nuestro Mariano, homónimo del recordado Medina, tuviera un primo que le había dicho que lo del cambio climático eran paparruchadas y aunque, por la otra parte, desde Interior se manifestara que cruzar la valla con el exterior no acarrea la muerte. Lo del oleaje está en boca de todos, mientras que de los inmigrantes sólo se acuerdan cuatro lunáticos de esos que se embelesan viendo como riela el satélite sobre el azul del mar. En ambos casos, la mar brava nos indica que no estamos en el rumbo adecuado, que lo natural es preservar el entorno y a los de tu mismo especie. Que, evidentemente, la mayor parte vivimos explotados y muy cerca de la orilla, donde nos han hecho creer, mediante bengalas de distracción, que sólo las aguadillas y el tiro al negro nos permiten sobrevivir. Sin salvavidas posible, sólo nos queda sonreír ante los arponazos o tomar el mando.
EL PAJARITO

sábado, 15 de febrero de 2014



Era el marido
Ya lo decían Académica Palanca y los famosos Calatrava, los de las carcajadas, no el de las carajadas de puentes, que nos la clava. Qué es el marido, que el del ramito de violetas es el marido…qué no te enteras Cecilia cada nueve de noviembre. El misterioso anónimo permanece así, en secreto, quizá porque aún está esperando juicio o porque las cosas buenas, ya se sabe, no se dicen. Ahora bien, las malas salen disparadas aunque la rampa –por la que nos deslizamos todos los que no llevamos sangre azul- sea hacia abajo. Antes de abrir la boca - mucho más principesca que la del hermano feo, que igual era un príncipe vestido de rana- ya sabíamos que el que le había regalado a la infanta Cristina el ramo, el vestido, los viajes y hasta el palacio era el marido. La culpa ya no es del mayordomo sino del marido, aunque ambos términos son ya prácticamente sinónimos. En este mundo orwelliano que nos rodea, con el ojo de otro gran hermano de vigía, todo trasciende aunque se quiera vivir con los ojos cerrados, disfrutando de otras canciones también clásicas, como la de los Beatles. Y que conste que otros aun con las gafas google-glass, con programas que desarrolla una innovadora empresa murciana, siguen viendo todo igual salvo alguna cosa, pequeñeces como la constante degradación del empleo. Y es que no hay más ciego/a que el/la que no quiere ver. Una ceguera que, como diría Saramago en su ensayo, se extiende por todo el país.
Para escuchar la canción: http://www.youtube.com/watch?v=0EptwlmQ1lI
NOS QUEDA LA PALABRA / Publicado en La Opinión el 14 de febrero de 2014.

lunes, 10 de febrero de 2014



Sin tubo de escape
Menos mal que el circuito de Cartagena no dictó sentencia, que Schumacher no ingresó en los deteriorados boxes de nuestro actual sistema sanitario cuando tuvo un accidente cerca del aún abierto hospital Rosell. Hoy el campeón juega con la ventaja del modelo francés y la merced de ver activado todos sus sistemas de frenado para, paradójicamente, retrasar su entrada en meta. Mientras que al común de los mortales -que también sufren las curvas de la existencia, además de permanecer siempre neutralizados tras el vehículo de control para no ascender- se les aplica el acelerador, con kers incluidos; al piloto alemán le adhieren al asfalto. En esa recta final, donde te la juegas, lo ideal es no tener prisa, dar tiempo a que tu motor y carrocería respondan al envite. Desgraciadamente, nuestro equipo médico habitual ya no es tal, pues aún con la misma diligencia, faltan mecánicos y repuestos de garantía, condenándote a la chatarrería a las primeras de cambio. Es el protocolo que, de forma chocante, afecta a los que nunca lo han disfrutado. Unas reglas inexorables que, alentadas por la gruesa lluvia de los recortes, acaban con el más pintado si no logra enderezar su volante. Otra cosa es que se posea dinero, la fórmula que nunca falla. Ojalá que él pueda ver la bandera ajedrezada, listo para otra carrera…mientras a los demás nos espera el aleteo de la negra, sin posibilidad de volver a la carretera.
A mis seres queridos, que no salieron del circuito del Hospital Clínico de Madrid, y a las personas anónimas que también fueron campeonas en su vida y que, por criterios economicistas, sólo transitan ya por el recuerdo.
NOS QUEDA LA PALABRA / Publicado en La Opinión de Murcia el 7 de febrero de 2014

lunes, 3 de febrero de 2014

Cavarieteros
Lourdes no, ni Fátima. Kiev. Allá sí se producen milagros. No sólo el caviar está por los suelos sino que, quizá por el aire fresco que se respira en sus calles, cualquier dirigente político que pisa el de la capital ucraniana se lanza a criticar a aquel Gobierno por corrupto y reprimir las manifestaciones. Una conversión o misteriosa recuperación de la conciencia social digna de “Cuarto milenio”. Desde las barricadas que forman los eslavos, envueltos en el gas ruso que les lanzan, nuestros representantes boicotean al Gobierno sátrapa, olvidando la viga que quizá cubre sus ojos. Es abandonar la gélida Ucrania, que busca el calor de Europa, y recuperan  -como matrioskas-  los ropajes propios de cualquier gobernante allende o no de nuestras fronteras. Este enigma insondable me lleva a preferir a los políticos cuando están en la oposición o visitan Ucrania. Yo, de siempre, he estado en la oposición. Recuerdo un profesor de filosofía que, al comienzo de la transición, nos invitaba a defender lo contrario de lo que pensábamos…quizá porque en ese momento era necesario formar Gobierno. Aprobé por los pelos, que se llevaban largos, y descubrí que el lenguaje te permite acabar con tu peor enemigo con buenas palabras. Con el tiempo, incluso, constaté que mintiendo no sólo te engañas a ti mismo sino que eres capaz de convencer a los más acólitos. Y lo que es más, aunque el político muestre su pesar por el incumplimiento flagrante de su palabra, siempre hay quien, desde el pesebre, lo jalea mientras la inmensa mayoría silente asiente. 
NOS QUEDA LA PALABRA / Publicado en La Opinión de Murcia el 31 de enero de 2014.