sábado, 1 de diciembre de 2018

Otra caña
Normal que Murcia sea la Región con más consumo de cerveza por cabeza. Aquí lo que realmente marea es el agua. Un elemento que, al contrario de sus propiedades, ensucia toda la actualidad al grito de “¡agua va!” entre los que nos gobiernan. Si el grifo se cierra con la derecha -como la triste elevación del umbral mínimo para poder trasvasar o las no menos lamentables declaraciones de ministras como Tejerina o de personajes como Cospedal- se intenta encubrir con el cielo azul que ha cubierto durante lustros lo que deberían ser nuestros manantiales en Madrid, Castilla-La Mancha y Aragón. Si el tapón se forma con la izquierda –como el inusual trasvase cero del nuevo Gobierno- se enmascara con una transición energética que, al parecer, comienza por restringir un “oro líquido” vital para el desarrollo tanto en el pasado como en el presente y en el futuro. Sería ilógico pensar a estas alturas que la interminable guerra del agua no quedará limitada a un “tú más” propio de las contiendas electorales, donde se guardan y exhiben pancartas en función de los intereses partidistas. De ahí que el verdadero problema que resaltan los murcianos en las encuestas no es el agua sino el paro. Por ello, mientras se atizan cañonazos de una a otra acera, aprovechemos para superar el récord nacional de 50 litros al año de agua amarilla. Aquí, más conocida como agua de Espinardo, cuya factoría estrella tuve la suerte de visitar junto con un grupo de periodistas. Allí aprendí dos cosas básicamente. La primera es que la cerveza es la piedra angular de la Iglesia, pues en la Edad Media permitió a los monjes salvarse de las epidemias y, en consecuencia, propagar los beneficios de la fe. Esto es, el pueblo, asolado por la cólera, contemplaba como los habitantes de los monasterios eran indemnes, lo que achacaron a su condición religiosa y no al hecho real de que no probaban el agua. La segunda enseñanza es que de la cerveza se extraen numerosos impuestos para nuestra Comunidad, ahogada en el déficit, por lo que no hay mejor fórmula para corregirlo que afanarse en la tarea de pedir caña tras caña. Va por ustedes. Salud.
LA OPINIÓN DE MURCIA / Nos queda la palabra 

sábado, 24 de noviembre de 2018

Yo, robot
Al menos en las anteriores revoluciones industriales no se necesitaba la implicación del consumidor. En la que estamos inmersos, comenzamos por llenarnos el depósito de gasolina, continuamos haciendo cola en el cajero para pagar religiosamente nuestros recibos y muy pronto nos automedicaremos tras una consulta on-line con un ser de inteligencia artificial. No sólo eso. Se pide a los trabajadores que contribuyan a destruir su propio empleo animando a sus clientes a utilizar la caja automática o virtual. Un harakiri total. Hasta ahora, la principal virtud de cualquier empresario era crear empleo. Desde hace un tiempo, lo más valorado es ser una empresa capaz de aligerar la pesada carga que suponen los humanos. Ser, en definitiva, una empresa moderna, robotizada y adornada con todos los anglicismos posibles para enmascarar la triste realidad. Un reciente estudio de la OCDE señala que España es el país del mundo con más riesgo de perder empleos por la automatización. Adivinen qué región es la que más sufrirá más esa catarsis. Cerca del 30% de los empleos que se generan en Murcia son susceptibles de ser ocupados por máquinas, el peor porcentaje de toda España. Y todo ello sin contar con el que ya se ha destruido por igual motivo, pues nuestra economía se sustenta sobre un sector agroalimentario proclive a la máxima robotización. No hace falta ser el Premio Nobel de Economía para concluir que multitud de empleos en Murcia son de baja cualificación porque están apegados al sector primario y, por tanto, carne de cañón para la máquina…tal y como ocurrió en los inicios de la propia industria, constituida con los campesinos que emigraban de su tierra por la mecanización del campo. No es preciso emular a Isaac Asimov para predecir una sociedad deshumanizada si no existe un giro radical que, como en el Renacimiento, vuelva a colocar al hombre y a la mujer en el centro.

LA OPINION DE MURCIA / Nos queda la palabra.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Futururú
Me estoy haciendo mayor. De hecho, ya le pedí a mi suegra Lola las velas de los 90 años que celebró el pasado sábado iluminada con el cariño de toda nuestra familia. Un faro para todos nosotros. No sé si cuando yo llegue seguirán existiendo los cumpleaños e, incluso, familias o la propia tierra. De lo que sí estoy seguro es que, aparte del cambio climático, hay otros signos del porvenir que, por el simple hecho de serlo, no tienen por qué ser positivos. No entiendo el futuro como dogma. Las nuevas generaciones, al parecer, nacen con el convencimiento de que el trabajo fijo es un castigo. Por lo tanto, se sienten inmensamente felices de contrato en contrato. Un orgasmo en un buen número de sectores pues hay puestos que apenas duran un suspiro…encadenando entradas y salidas de forma infinita. No faltan gurús, políticos y empresarios que refuerzan ese sentimiento por razones obvias…y extienden sus teorías a la bonanza de abandonar la formación universitaria. Con tanto que nos costó que el “hijo del obrero” fuera a la Universidad, ahora resulta que lo mejor es heredar el mono de tu padre o el régimen de autónomo de tu madre. Darwin lo tendría claro: los jóvenes han evolucionado mentalmente para adaptarse a un mercado laboral que ha llegado en su segmento a superar el 50% de desempleo, pues de otra forma acabarían por no salir del útero. Los que en todo vemos conspiraciones pensamos que es un hachazo a la igualdad de oportunidades y a los derechos sociales, que consagró la reforma laboral. Una medida que destruyó todos los pilares y que, ahora, el desprecio del conocimiento enterrarán definitivamente. Si el futuro es no sólo acostumbrarse a la precariedad y a la mediocridad sino, además, elogiar ambas penalidades y esas fórmulas; que a mí me cojan abrazado a mi teléfono fijo y a mi periódico y libro en papel.
Nos queda la palabra / La Opinión de Murcia.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Contra el olvido

En la misma semana en que la empresa Grifolls descubre una fórmula para ralentizar el crecimiento del alzhéimer, sus trabajadores de Murcia se ponen en huelga porque se sienten olvidados. El mega laboratorio farmacéutico paga un 40% más a sus trabajadores de Barcelona que a los de Murcia, condenándolos a la enfermedad de la indigencia. Bien es verdad que, más o menos, esa es la diferencia que, en todos los sentidos, aleja a las Ramblas de Trapería, convirtiendo la guerra de las banderas en un placebo señuelo para ocultar los problemas reales. Y no menos cierto es que nuestra región no sólo está relegada por Grifolls sino que lo está por el conjunto de las instituciones nacionales y, ya puestos, multinacionales. De hecho, la Comunidad murciana está a la cola en salarios, la quinta con los emolumentos más bajos: 205 euros mensuales por debajo de la media. También lo está en pensiones y en niveles de pobreza. En lo que sí está a la cabeza es en investigaciones como la del alzhéimer, con un Banco de Cerebros único, especializado en patologías neurológicas, y con profesionales de la talla de Carmen Antúnez. Una labor diaria y callada de los investigadores y de las asociaciones de familiares y afectados que sitúan a Murcia como un ejemplo en el avance contra la terrible enfermedad. Más valdría que tanto Grifols como el resto de los que nos gobiernan, incluidos los próceres murcianos, miraran un poco más a este rincón del Sureste si quieren conocer el modelo para afrontar con éxito el reto que supone enfrentarse a la demencia: solidaridad y trabajo contra los elementos. A todos los que nos ponen piedras en el camino debemos agradecerles, finalmente, que nos obliguen a devanarnos los sesos para no caer en la oscuridad, por lo que tenemos garantizada larga vida.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 10 de noviembre de 2018

sábado, 27 de octubre de 2018

Al tema
Contaba con un buen sitio para no perder de vista el objetivo. Mentiría si dijera que su empresa había escatimado dinero en su alojamiento en Murcia. Desde su balcón, aferrado a una bandera española, se veía el Palacio Episcopal, el Ayuntamiento y, tapada por la Escuela de Arte Dramático, la consejería de Hacienda de la Comunidad Autónoma. Representaba a un célebre Parque Temático y necesitaba terrenos, autorizaciones y demás bendiciones. Comenzaría con los días de sol, seguiría con su nuevo aeropuerto y AVE, les alabaría la facilidad y libertad que existe para montar un negocio y, finalmente, les daría a ellos todo el protagonismo con tal de conseguir los permisos. Las cámaras y micrófonos, sobre todo las cámaras, y, ya puestos, lo que hiciera falta. Una vez montados en la atracción fatal habría tiempo de circundar el parque con hoteles, restaurantes, campos de golf y una ciudad anexa. En el sube y baja de la negociación habrá momentos de vértigo, donde alguno se bajará en marcha y otro no cesará de dar vueltas como una noria antes de dar el sí. Patrocinaría encuentros gastronómicos y cofrades si era preciso. Hasta se sentaría en el reclinatorio de Los Jerónimos o en el palco del Real Murcia a recibir los plomizos responsos o los justificados improperios de los futboleros, hinchados de tanto sinvergüenza. Todo con tal de obrar el milagro o de meter el gran gol de una recalificación que multiplicara por mil los beneficios de la inversión. Tampoco le parecía misión imposible que la mega inversión -donde igual entraban inversores de Arabia Saudí a degüello o, mejor, a toda pastilla- se dedicara a los chistes que, últimamente, circulaban sobre Murcia.  Esta ciudad que ahora contemplaba desde la Plaza de Belluga se había puesto de moda en toda España…De forma callada y obediente, sin levantar nunca la voz, estaba en boca de los chascarrillos tanto en el Congreso de los Diputados como en el bar de la última esquina de la patria.  Y venga bromas y carcajadas…que ahora tendrían la oportunidad de reproducir en la propia Murcia y, ya se sabe, que el que ríe el último ríe mejor. 
NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia

domingo, 21 de octubre de 2018


Se busca geriatra

Murcia ya ha comenzado a tomar medidas para que España, en ningún caso, se convierta en 2040 en el país con mayor esperanza de vida, tal y como prevé el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud en un estudio dado a conocer esta misma semana. Ha sido llegar Pedro Sánchez al Gobierno y ya nadie quiere morirse y hasta ahí podíamos llegar. En un intento serio para evitar subir al podio de la inmortalidad, en la Región de Murcia los geriatras brillan por su ausencia. Los cerca de 170.000 murcianos que superan los 70 años de edad van de consulta en consulta buscando un tratamiento integral que tan sólo encuentran los más afortunados de Murcia y Cartagena, pues sólo en parte de esas ciudades existen hospitales y especialistas en Geriatría, que se pueden contar con los dedos de una mano. A los demás viejos que los zurzan, como se dice en los pueblos. Un buen número de ellos acaba en el diván de Neurología y con suculentas raciones de medicinas  aceleradoras o adormecedoras que, en este caso, es lo mismo. Una vez apaciguados o utilizados como conejillos de indias para certificar los perversos efectos secundarios de algunos de los mejunjes, regresan, con el parte de alta, a su médico de cabecera. Un circuito mortal donde, evidentemente, no se precisa la eutanasia, como diría el amigo Pablo Casado. Aunque igual esta estrategia de derribo le sale a la sanidad murciana por la culata, pues si antes existía la creencia de que acercarse al médico era el primer paso para despegar al cielo, ahora la aventura te resucita. Hoy, sales fortalecido tras driblar con uno y con otro, con sus recetas y diagnósticos y con las listas de espera. Conforme vas cogiendo los virus de cada centro sanitario, incluido las manías de cada galeno, te vas inmunizando y estamos cerca de no saber qué hacer para deshacernos de los abuelos, tal y como dibuja el siempre recordado Saramago en su, ya creíble, “Las intermitencias de la muerte”.  Menos mal que, como siempre y más aún en este ámbito, hay esperanza y ahí tenemos a la vallisoletana Verónica Casado como la mejor médico del mundo. No es geriatra, pero cada vez está más cerca el tiempo en el que la mayoría de los médicos lo sean…se quiera o no en Murcia.


NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINIÓN DE MURCIA

sábado, 13 de octubre de 2018

En cadena
Llevaba encadenando contratos temporales a golpe de salario mínimo desde la última reforma laboral. No sabía si le estaban cotizando y tampoco podía abrir la boca porque el último compañero que lo hizo fue puesto de patitas en la calle. Hoy le habían comentado si, a pesar del medio puente de la Hispanidad, podía echar una mano el domingo por la mañana para cerrar un pedido que saldría hacia Francia. Se acordó de lo mal que lo pasaban los jornaleros con el jodido sol que pega en el campo murciano aún en otoño y también de la falta de horas y del cansancio que acumularían los camioneros; por lo que decidió asentir sin que se le notara el decaimiento. No sabía mentir, pero había aprendido a callar porque tenía dos hijos en edad escolar y a su padre también a su cargo, lidiando con la dependencia. No le hacía falta leer los periódicos para comprobar en sus carnes como durante los últimos años sus condiciones laborales empeoraban a la par que su poder adquisitivo, la calidad del centro público donde estudiaban sus chicos y las percepciones y atención que recibía su progenitor. Aquella jornada sabía que estaba a punto de estallar y lo pagó con una joven ecuatoriana que aguardaba en la cola del Mercadona. Se encaró con ella porque la hispanoamericana llevaba compra también en el bolso, no sólo en sus manos. ¡Eso se avisa! Le espetó de malos modos ante el asombro de su hija pequeña y el estupor de la cajera…Siguió escupiendo por la boca contra los inmigrantes como un energúmeno. Él que, seguro, tendría que aguantar que, una vez llegara a su casa, su padre le recordara alguna batallita que tuvo en Alemania cuando toda la familia tuvo que emigrar. ¡La culpa es de los extranjeros! Masculló mientras acomodaba los víveres. Ya en los brazos de Morfeo, en el mundo de los sueños, le pareció escuchar que se subía el salario mínimo, que antes de fin de año se derogaba la reforma laboral, que en los próximos presupuestos aumentará la partida para la dependencia y que se reforzaría, asimismo, la educación y la sanidad públicas...aunque él ya tenía el voto decidido para un partido xenófobo. 

sábado, 6 de octubre de 2018

Woman


 “Loco, tu mujer es una perra, una diabla”…más de 10 millones de visitas en Youtube que demuestran que las moscas tienen razón. Hasta 63 millones de votos entronaron a Trump al frente del, supuestamente, país más avanzado con frases como “las mujeres son objetos estéticamente agradables”. Ayer mismo, el Senado yanqui dio vía libre a la mano derecha del misógino, Brett Kavanaugh, para ocupar una plaza en el Tribunal Supremo aunque está acusado de cuatro violaciones durante sus estudios en un prestigioso y muy católico centro privado. Este pajarito, que consideraba también a su sexo contrario meros objetos de desahogo, permitirá al villano eludir todo tipo de juicios por corrupción, violación y maltrato. Aquí, en España, no le haría falta tal defensor a tenor de la formación, el carácter y el saber estar de algunos miembros de la judicatura. Con el voto particular que permitió la vergüenza en la sentencia de “La Manada” como pistoletazo de salida, hemos conocido jueces que dejan libre a acusados doblemente de violencia doméstica, como ha sido el último caso en Castellón, con el resultado ya conocido: las dos hijas asesinadas por el padre. Más reciente aún es el vergonzoso vídeo en el que un juez llama “bicho” e “hija puta” a una víctima de violencia de género. El tal Kavanaugh podría, por tanto, formar parte de nuestra más vergonzosa judicatura, aquella que nos hace ver como la mejor medida de Pedro Sánchez la de reforzar la formación del poder judicial en el ámbito de la violencia machista. Con el permiso de los pensionistas, habrá que convenir que el movimiento feminista, que el despertar de las mujeres, es lo mejor que nos está ocurriendo en este siglo, aunque aún sea insuficiente para que, de forma inexplicable, la sociedad elija a energúmenos a su frente. Mañana habrá elecciones en Brasil -donde Lula da Silva está en la cárcel tras luchar contra la desigualdad social- con el ultraderechista Jair Bolsonaro como favorito. Racista, dictador, homófobo y, por supuesto machista: “Tengo cinco hijos. Cuatro varones y en la última ya tuve un momento de debilidad y salió niña”. Más de dos acusaciones de violencia machista en la tarde del martes en una ciudad como Murcia…a mí que no me llamen loco.


NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 

sábado, 29 de septiembre de 2018

Rutanatorio

Hay que ver cómo es el liberalismo. Ni la muerte escapa a sus garras. No sólo nos obliga a morir en una gran superficie denominado tanatorio, donde sólo hay carne, sino que la lucha encarnizada entre los existentes se materializa en ofertas inusuales…sin llegar aún al 2 por 1, que sería tétrico en este ámbito. En uno de nuestros hermosos pueblos de Murcia, una de estas nuevas catedrales de la muerte está regentado por el sacristán de toda la vida, que no ha dudado en ofrecer a sus futuros clientes el canto celestial que les acompañó durante la misa diaria y que ahora les despediría en la de funeral. Igual precio que la competencia y, encima, su monaguillo entonaría las más bellas melodías para endulzar aún más el descanso eterno. Creíamos que los tanatorios eran un negocio seguro y allí también ha llegado el libre mercado. Tanto que las cajas están a punto de tornar en bancos y los coches funerarios regulares en un nuevo servicio de Uber sin retorno posible. Hay emprendedores que han convertido el tanatorio en una discoteca, pues tal como está la vida igual hay que celebrar su fin. Tengo un amigo que recorre esta ruta nocturna todos los sábados noches si hay suerte. Esto es, si hay fiambre y si los familiares tienen ganas de hablar de sus cosas. En ese caso, se acerca a ellos, con el gintonic en la mano, para elogiar al difunto y, de esta forma, obtener las más bellos y sinceros palabras sobre la brevedad de la existencia y la necesidad de aprovechar cada día. En el mejor de los casos sale con compañía del establecimiento. En el peor ha de cambiar de chiringuito y mirar el nombre de otro difunto en el panel para acercarse de nuevo a los sentimientos más primarios. Frente a los buitres que nos mercantilizan, el joven saca lo mejor de nosotros mismos: una lágrima, el recuerdo y la certeza de que los mejores tiempos se pasan compartiendo y ayudando a los demás, convirtiéndose en el último testimonio contra la guillotina del liberalismo salvaje. Carpe Diem.
NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia 29 de septiembre de 2018

sábado, 22 de septiembre de 2018

La última cena
Adiós al yogurt, bay bay a las cenas. Nos han destapado que el lácteo tiene tanta azúcar como un refresco cocaleico. En mi mocedad, coetánea a la del Cid, la tarde noche era celebrada como en el Ramadán. Tras un frugal desayuno y el aburrido cocido del medio día, al ponerse el sol comenzábamos a salivar. O pisto con huevo o filetes empanados o huevos con chorizo y una presa de lomo. Se notaba que teníamos gallinas y matábamos dos o tres cochinos que nos acompañaban todo el año; aunque los mejores y más tiernos trozos los paladeaba el médico aún sin pasar el bicho por el veterinario. Luego, años después, el hombre se puso mustio porque -en contra de su voluntad, experiencia y gusto- tenía que recetar pollo. Mientras llegaba esa época negra, disfrutábamos hasta de los andares del animal. Además, en torno a la mesa camilla y con la tenue luz del día, no había prisas para salir al fresco o enfilar la cama en la época de invierno. Saboreábamos también las cuitas del día. Podíamos hablar porque aún no había llegado la televisión. Luego el abuelo se ponía pesadito y se pasaba media cena intentando enchufar el aparato para escuchar las noticias, mientras mi abuela estaba presta a las 9.30 para apagar inmediatamente ese demonio. Ahora moriría de un infarto si tuviera que esperar a que dieran el tiempo cuando en Murcia no se necesita ni un segundico para adivinar el cielo. Con el paso de los años, nos quitaron el puerco de comer y al otro, que murió en la cama, y nos robaron también la conversación porque a la tele se unió el móvil. Ahora nos atiborran de información para que engullamos el miedo a abrir la boca tanto para ingerir alimentos como para hablar libre o valtonycamente. El yogurt natural era como el último mohicano, quizá acompañado de una sosa ensalada, de aquello que era un festín. Hoy Salzillo lo tendría crudo para reproducir la última cena. Qué cruz. 

NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia, 22 de septiembre.

sábado, 15 de septiembre de 2018

La hora de España
No ha podido ser. Le comenté a Junker que aparte de mantener la hora de verano también conserváramos siempre el mismo mes: agosto. El comisario europeo me contestó en clave alemana: hay que trabajar. Es nuestro sino desde que Adán y Eva cayeron en la ambición de creerse dioses y lo que lograron fue el adiós al paraíso, nuestra condena eterna. Afortunadamente, en esta tierra prometida, aunque desprovista del agua que riega su definición en la Biblia, el aterrizaje es suave por mor de las múltiples fiestas que se suceden en Murcia, Molina, Cartagena o Lorca por nombrar las principales villas. Incluso, hemos tenido la oportunidad de mitigar el síndrome postvacacional con la merecida celebración del 30 Aniversario de La Opinión en nuestro aeropuerto sin aviones, lo que también nos impide el despegue laboral. En esas flamantes instalaciones y no menos luminosa efemérides; nuestro simpático ministro de Fomento elogió el espíritu nacional que emerge, defiende y representa Murcia…como si toda España tampoco pudiera levantar el vuelo. Yo, que ya me conozco estos lares, verdadera reserva espiritual, aproveché estos días para viajar por la piel de toro, recalando en La Rioja. Esto es, recalando doblemente. Tierra de paso y de trasiego, tanto de uvas como de personas y  otras caballerías, allí nos dimos cita gente de toda ralea, incluidos vascos que tienen en la frontera su casa de vacaciones y catalanes que aprovecharon la Diada para conocer España.  Sin enseñas nacionales allá donde nació el castellano y sin monsergas independentistas de los vecinos de acá o allá; nadie diría allí que el debate nacional lo marque la deriva nacionalista o independentista, que tanto monta monta tanto. Los pinchos y el vino en la calle Laurel de Logroño me sentaron como Dios, que no diría el vilipendiado Willy Toledo. Por fin, varios días sin escuchar ninguna tórrida proclama, correspondida con artículos 155 directos a la cabeza. España está en Murcia y en cada rincón, con independencia, con perdón, de las banderas que cuelguen o descuelguen.

NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia, 15 de septiembre.

sábado, 23 de junio de 2018

La mundial
Me cuenta muy misterioso un amigo, que regenta un chiringuito en la zona naturista de mi playa, que todo está muy raro, qué algo va a ocurrir y no va a ser bueno. ..qué, poco más o menos, se va a armar la mundial porque el negocio no se mueve ni con la rotación de la tierra. Es verdad que el horizonte aparece calmo y el mar aún está verde, pero ciertamente en pocos días hemos registrado terremotos en todos los planos. Por empezar por el más relevante para cualquier español; la Roja, con perdón, nos mantiene taquicárdicos desde antes de empezar el Mundial. Otras murallas, tan medievales como las que nos plantó Irán, también han caído para abrir paso a la igualdad de género. Y otros castillos muy altos se han desmoronado como arcilla inconsistente, erosionados por el aire fresco que sopla en esta nueva época.  Brisa que tenemos el gusto de compartir con nuestros vecinos africanos, dando un ejemplo de solidaridad al mundo y, especialmente, a su principal guardián. Son tiempos de mirar lejos, de no fijarnos en nuestro propio ombligo, aunque un simple vistazo también nos habla de esperanza por otros cambios más mundanos. Así, los nuevos ministros de Hacienda, Agricultura, Fomento o Cultura proceden del Sur o del Sureste. Esto es, son sensibles a los problemas que padecemos en financiación, agua, infraestructuras y, por supuesto, ocio saludable. No menos interesante es que haya una ministra que defienda la transición energética hacia las renovables y la supresión del impuesto al sol, que es una demanda largamente solicitada desde esta esquina de España. Y, ante todo, pensábamos que no era de este mundo que en un Consejo de Ministras y Ministros se hablara no sólo de ciencia e innovación sino también de precariedad en el empleo, bajos salarios o ínfimas pensiones, que son la santísima penalidad para un buen número de nosotros. El verano acaba de empezar y esperemos que mi colega Luis comience a levantar el vuelo. Hay señales para el optimismo.
NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia 23 de junio

domingo, 3 de junio de 2018

Discriminadas de hecho
Veinte años después de que se aprobara la primera ley de parejas de hecho en Cataluña, Murcia ha dejado de ser la única Comunidad Autónoma huérfana en su regulación. Celebremos la aprobación por unanimidad en la Asamblea Regional, pero tampoco tiremos demasiados cohetes porque la noticia denota nuestro nivel de derechos y libertades. Cerca de 50.000 parejas murcianas estaban discriminadas con respecto a sus homólogas del resto de España.  Ellos y ellas no son números y por ello no son importantes. Si se pudieran medir en magnitudes económicas pues les hubiéramos suprimido los impuestos, facilitado la contratación a la carta de trabajadores o la agilización de los trámites de todo tipo. Si no fuera por su capacidad de compra, estudiada con lupa por las depredadoras agencias de publicidad, no tendrían ni la más mínima consideración. Ahora, la nueva ley, que entrará en vigor en julio, reconoce que las parejas de hecho tendrán los mismos beneficios, prestaciones sociales, derechos, obligaciones y tratamiento fiscal que el resto de matrimonios residentes en la Región. No ha sido fácil. La lucha por los derechos civiles se prolonga a lo largo de los siglos y aún hoy hay quien pregona en Murcia y desde el púlpito que la educación en los colegios es privativa de la Iglesia. Invocan, incluso, la Constitución para arremeter contra aquellos que divulgan la diversidad sexual cuando la carta magna establece la igualdad y la no discriminación. Incluida la no discriminación por sexos en las aulas, que constituye un anacronismo impropio de cualquier país occidental. Cuánta falta hace de abrir las ventanas, que corra el viento de la tolerancia y de la libertad, impulsando los valores de la pluralidad. Somos iguales, somos diferentes. También en Murcia, donde sólo queremos ser reserva de la convivencia plena.
NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia 3 de junio
NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia 2 de junio.

sábado, 26 de mayo de 2018

Tocar fondo


A veces hay que tocar fondo. La sentencia de la Manada ha sido tal estufido que ha provocado que hasta Ana Botín se declare feminista, uniéndose a las voces que reclaman una igualdad real de sexos en todos los ámbitos. Otra desigualdad también notoria, la económica, ha llevado al Gobernador del Banco de España a reclamar una urgente subida salarial y una disminución de los márgenes empresariales.  No sé si es porque los mercados nos necesitan para vender, pero bienvenido sea el cambio del cansino discurso que azotaba a los sueldos y la calidad en el empleo como única retahíla para salir de la crisis. La denostada atención a los pensionistas y su movilización activa, que es lo que les recetan los médicos, ha obrado el milagro de jubilar los “noes” continuos a su equiparación con la subida del coste de la vida. Falta una reacción similar o pendular a los continuos ataques a la libertad de expresión, por lo que ya me voy a trasladar, en tren, al nivel más doméstico, qué si seguimos en el ámbito nacional nos perdemos. El tercermundismo de nuestras líneas de cercanías es tal, semejante a los primeros convoyes que recorrieron el oeste americano, que todos los partidos sin excepción se han parapetado en las vías para reclamar mejoras. Treinta años cumple “La Opinión” ahora y puedo dar fe que la renovación de la línea férrea lleva un retraso de, al menos, esas tres décadas, aunque no sólo en esta materia podríamos sacar la misma portada del primer día. Como en la vida misma, toda la atención se la llevan los de primera o el dichoso AVE y el resto de clases, las más bajas, sufren el olvido cuando no el derribo. Al modo de Indiana, los pasajeros que aún utilizan las conexiones con Cartagena, Lorca, Águilas y Alicante viven cada día una aventura repleta de incidencias y bochorno. Con vagones propios del museo de Águilas, cumplen su primer reto laboral llegando a su puesto. Románticos que huyen del coche para destilar adrenalina en cada viaje. Ahora, cuando el AVE se lo come todo, piden unas migajas para mantener el espíritu de aquellos pioneros y locos que piensan que el tren convencional es la mejor fórmula para articular y hacer Región.  Es preciso, en cualquier caso, que el más esperado se soterre y el más cercano salga a la luz, siguiendo direcciones contrarias, pero esperamos que complementarias...y, por supuesto, que no perdamos más el tren en este olvidado andén.
NOS QUEDA LA PALABRA / 26 de mayo de 2018. La Opinión de Murcia

sábado, 19 de mayo de 2018

Malos tiempos
En estos tiempos de esperpento y oscuridad es natural que los que se dedican a la cultura, a las humanidades o a las luces anden golpeándose por las esquinas porque los puentes revisten mayor peligro al ser la mayoría de Calatrava. Ya tenemos bastantes espejos deformantes con la realidad como para anhelar que nos enseñen las entrañas desde el escenario o un libro. Y tampoco estamos para divertimentos más allá de los emoticonos o algunas fake news lanzadas por los panfletos digitales. No tenemos tiempo para levantar la mirada fuera del marco de nuestro móvil para contemplar una obra de teatro, un concierto o un cuadro. ¿Acaso el arte, la cultura o la filosofía alimentan? Sanan la mente, enriquecen el alma y aportan criterio y compromiso…valores claramente en desuso y que, en cualquier caso, desde cualquier poder hay que podar. Titiriteros de tres al cuarto y profesores que, como diría el bueno de Manuel Cruz, tienen que explicar siempre que les entrevistan ¿para qué sirve la filosofía? A quién le interesa ahora plantearse y buscar respuestas sobre las grandes cuestiones de la existencia Fernando; el gran Savater que intenta, incluso, explicar qué es la ética a los jóvenes. Alumnos que no podrán disfrutar de la filosofía, la sabiduría o la vida en las aulas murcianas. Y del lado de las tablas, el telón que se ha echado sobre ellos pesa tanto como una mortaja, ocultando todo el talento que atesora Murcia en todas las disciplinas artísticas. En ese viaje a ninguna parte a los cómicos solo les queda volver a los pueblos allá donde aún haya pueblos y recabar la presencia de los lugareños en escenarios improvisados. Cuenten con mi silla, con mi aplauso, con mis buenos deseos -¡mucha mierda!- y con el saludo, compartido con el sin igual Fernán Gómez, para todos aquellos que intentan cortarles el camino: ¡Váyanse ustedes a la...!
LA OPINION DE MURCIA 19 DE MAYO DE 2018 / NOS QUEDA LA PALABRA

sábado, 5 de mayo de 2018

Emergencias a nosotros
Ya me veo yo a todo el Estado Mayor del Ejército y de Interior posando el dedo sobre Murcia en el tablero de operaciones. ¡Eureka! Pondremos a Murcia patas arriba en el mayor simulacro de emergencias realizado hasta ahora en la madre patria. Por tierra, mar y aire, efectivos de cinco ejércitos, bomberos, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado o protección civil han ensayado, del 23 al 27 de abril, cómo salvarnos de una catástrofe sísmica, química e inundación. No sabemos si es un honor que nos tengan en cuenta, qué algún ilustrado y visionario del poder central nos haya descubierto en esta esquina del Sureste pues es sabido que nuestra Comunidad parece invisible a tenor de la atención que nos prestan en otras cuestiones de mayor condumio. Igual señalaron a Murcia porque la asocian a los hechos luctuosos que salpican, en rojo, los telediarios; que igualmente sólo ponen el foco en esta colonia cuando salta algún suceso. Asesinatos, asaltos o maltratos provocados, sin duda, por los calores o el puto cambio climático. Se piensan que estamos todo el día en Urgencias. Los más sarcásticos consideran que la elección se debe, simplemente, a que aquí cualquier emergencia pasa desapercibida pues vivimos en tal situación desde hace tiempo. No hace falta más que contar el número de pobres, o de camas, o la cuantía de los salarios y de las pensiones. Emergencias a nosotros. Hace tiempo que la sirena de la desigualdad no cesa de ulular, sin que ningún efectivo -no digamos ya los 3.000 que nos visitaron-parezca predispuesto a atendernos en este ámbito. Son muchos los murcianos que viven con respiración asistida por la falta de recursos y de atención, al igual que en otras comunidades del sur de España. Lo poco de lo que estamos seguros por estos lares es que en caso de catástrofe recibiremos siempre el salvavidas de los profesionales que, encuadrados en Defensa e Interior o como voluntarios, se jugarán el pellejo por nosotros mientras sus mandamases posan. Pero en cuestión de simulacros, que es en lo que estamos, por qué no se quedan en Madrid o Barcelona, que están para evacuar.

domingo, 22 de abril de 2018

Canas
No creo que hayan sido las bajas pensiones ni, por supuesto, pasiones lo que ha llevado a nuestro presidente de la Comunidad de Murcia a incorporar a dos jubilados al Gobierno regional. El púber Fernando López Miras ha dado un gran paso al frente, aunque no sabemos si lo hace frente al abismo de las encuestas, y se ha enfrentado a su generación, que considera “viejuno” todo aquello que frisa con los cuarenta. Ya nadie ve la 2 ni las películas en blanco negro ni recuerda lo denostados sonidos del teléfono fijo o de la música clásica. El “comando del biberón” que pulula por la Región pretende un cambio generacional brusco en todas aquellas instituciones y organizaciones que se pongan a tiro y desde las que, evidentemente, se pueda disparar contra todo aquello que, paradójicamente, suponga modernidad. Cambio por remozar la fachada, pero no para construir una nueva sociedad más justa e igualitaria. Antes al contrario, sus preceptos se reducen a reducir la libertad al ámbito económico. Ante tal deriva conservadora, yo me considero cada vez más joven y aplaudo la incorporación de los que algunos podrían considerar dinosaurios, los consejeros Fernando de la Cierva y Patricio Valverde. No son los años, como tampoco lo es el sexo, lo que otorga o no aptitud y actitud. Igual se convierten en las estrellas del nuevo Ejecutivo, sobre todo Patricio. El único miedo que tengo es que ni el de Hacienda llegue a ver las cuentas equilibradas; ni el de Fomento pueda esperar mucho más a la llegada del AVE. Larga vida para ellos y para el resto. También para los que salen que, seguro, recibirán buenos y nuevos trabajos como anestesia, no como aquellas jóvenes obligadas a abortar prematuramente en la Región de Murcia, que lo hacen con todo el dolor. Eso es lo que tenían que estar mirando los del “comando del biberón” y no otras paridas.
NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINION DE MURCIA. Domingo 22 de abril

domingo, 15 de abril de 2018

Guau
Ya estoy en la lista de espera para adoptar a Chico, el perro alemán que mató a su dueña y a su hijo. Las peticiones de firmas allá para su indulto, que superan las 200.000, se cruzan con las que reclaman aquí el mantenimiento de la prisión permanente revisable. Las que parten de Alemania aducen que el pobre clan ha sufrido maltrato; las que se generan en España no tienen en cuenta ninguna consideración social que motive el delito.  No seré yo el que cuestione que a los perros haya que tratarles como personas, pues no quiero ser acusado de enaltecimiento del terrorismo; pero quizá a los humanos, que no dejamos de ser también animales, también habría que aplicarles la eximente social antes de condenarlos. Uno de cada tres murcianos viven como perros, en riesgo de pobreza extrema. Y extrema será la condena que se les impondrá por cualquier pequeño hurto. A tenor de las primeras páginas de nuestros periódicos, Murcia es una sucesión de sucesos sin fin. De la terrible violencia machista a los ajustes de cuentas brutales, cuando no campo de ensayo para ladrones. Si en las alturas, Murcia está a punto de quedarse, por agotamiento, sin los llamativos nombres que adornan cada caso de corrupción; en el suelo y en el subsuelo son muchos los que no dan crédito por la cantidad de hechos delictivos que ensombrecen aún más la actualidad. Igual no es suficiente con recolectar firmas, la acción de una justicia que no es igual para todos o, por supuesto, la cadena perpetua  que algunos nos intentan imponer soliviantando nuestros instintos más primarios. No hace falta tener el olfato de un sabueso para comprobar que a mayor pobreza y desigualdad económica y de oportunidades le corresponde una sociedad con más número de delitos y, asimismo, intolerancia.
NOS QUEDA LA PALABRA / 15 de abril de 2018 en La Opinión de Murcia

sábado, 7 de abril de 2018


Qué siga la fiesta

Este año no me lo pierdo aunque la lluvia que nos anuncian nos obligue a poner el paraguas al revés de lo que es habitual en el Entierro de la Sardina (*), dando un toque aún mayor de sinsentido a estos días, ya que aquí no cae nunca una gota y cubrirnos nos impedirá recoger los pitos y demás tesoros. La ocasión lo merece y si es necesario saltar tanto como Cristiano Ronaldo levantaré la pata para coger alguno de los miles de títulos de máster que han anunciado los sardineros que lanzarán desde sus carrozas. A la vista del comportamiento de algunas personalidades que los atesoran y de las universidades que los otorgan; igual no es un bien tan preciado como el balón, pero siempre lucirá bien en mi despacho o en mi currículo si decido dar el salto a la política. Además, el cortejo va a ser más lúcido que nunca pues a las pegatinas con la bandera española -que han hecho viral los sardineros en esta edición- se unirán los 300 catalanes que nos visitarán para solidarizarse con los vecinos que reclaman el soterramiento de las vías, allá donde los adornos florales brillan por su ausencia. Ya me veo a las brigadas esteladas y armadas con bolsas de pipas para nerviosismo de las fuerzas de orden público, que deberán vigilar ante todo que no aterrice desde Alemania el terrible Puigdemont, que competiría de tú a tú con el célebre dragón oriental de nuestro desfile a la hora de echar fuego por la boca. Los que, a pesar de todo, sí llegarán a tiempo son los elefantes que, emulando a Aníbal, evitarán cualquier incursión cartagenera en nuestro festejo murciano más murciano. Nuestro Rey emérito vigilará desde la torre de la Catedral que los paquidermos no provoquen ninguna estampida. A manotazo limpio ante tanta tribu y fauna se abrirá paso también nuestra princesa Leonor, pero esta vez para inmortalizar el momento junto a su hermana y su abuela Sofía, que han sido invitadas a asistir a nuestro gran acontecimiento. Letizia, que no ha sido invitada, ya ha amenazado con asaltar una carroza para, en contra de las reglas y de la nula cuota femenina, lanzar con fuerza objetos contundentes. El rey no vendrá porque los reyes son los vecinos y el alcalde y los vecinos son los reyes aunque sólo eligen al alcalde…ya saben. Todo de traca. Qué siga la fiesta.

NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINIÓN DE MURCIA

(*) Para los que no son de Murcia se trata del desfile que cierra sus fiestas, que logra reunir a un millón de personas en la calle. Está formado por grandes carrozas de las peñas o grupos sardineros, desde las que se lanzan juguetes y los muy apreciados balones. El público abre sus paraguas al revés para recoger el máximo de regalos. El cortejo lo abre un espectáculo carnavalero de varios grupos de la Región y otros invitados, con especial presencia de un gran dragón…y el que quiera saber más se celebra el sábado siguiente a la Semana Santa.

sábado, 17 de marzo de 2018

Petazetas


Desde la B de “baby boom” no sé si puedo opinar sobre la generación Z, aunque a ella pertenecen mis hijos. Nos cuenta en Murcia un experto que a estos jóvenes, los nacidos en torno al cambio de milenio, no les gusta ni el trabajo fijo ni la vivienda en propiedad…y a mí que, como he dicho, ya soy mayor me suena a la fábula de la zorra y las uvas. O, lo que es lo mismo, las políticas conservadoras, que son maestras en retorcer el lenguaje y la realidad, nos quieren hacer creer que a los púberes lo que les encanta es el paro, los bajos salarios o la precariedad que marcan su existencia y, por supuesto, vivir en casa de sus padres. Liderando el desempleo en Europa, España tiene al 40% de sus jóvenes menores de 25 años buscando un trabajo y casi el otro 60% en uno indigno. Lo que les mola -al parecer de los grandes analistas que tienen bajo la lupa a esta parte de la población tan sólo para ver su comportamiento comercial- es emigrar…lo que les hace igualicos que sus antepasados. Buscan, como cualquier generación, petarlo y resulta que vuelven a tiempos pasados donde la mayor sensación era meterse en la boca un petazeta. Dicen estos gurús de las marcas que los nuevos jóvenes, además, están muy concienciados con el medio ambiente y, ríanse, los derechos laborales, no adquiriendo ninguna prenda o alimento que no garantice que ha sido elaborado con los máximos cánones ecológicos y sindicales. Esto es, no tienen un duro ni tienen empleo, pero rechazan tiendas como la que empieza por Z, que produce su ropa en el sudeste asiático en medio de ríos de colores por los tintes vertidos y a razón de 3 euros diarios por ocho horas de trabajo. Sí es verdad que cada vez son más visibles en las manifestaciones para intranquilidad de cualquier nervioso delegado del Gobierno, pero aún les falta mucha acidez, como la que nos proporcionaba en el paladar los petazetas, para reflejar su malestar o, según algunos, bienestar. Van a necesitar algo más que Google para sobrevivir y endulzar su vida.
LA OPINION DE MURCIA / NOS QUEDA LA PALABRA

sábado, 10 de marzo de 2018

Políticos
Con permiso de los jubilados y de las mujeres, el colectivo más vilipendiado es, sin duda, el de los políticos. Acusar de político a cualquier persona es más grave que espetarle los clásicos “estas mayor” o  “eso no es trabajo de hombres”.  Desdeñar cualquier acción adjetivándola de política está de moda, aunque con tal actitud estén haciendo no sólo política sino invocando otra época felizmente pasada. Aún quedan políticos que, en sus comparecencias públicas ante sus correligionarios, no se consideran como tales y hacen gala de ello imitando el célebre “yo no soy político” de nuestro dictador Franco. Etimológicamente, todos somos o seremos políticos como habitantes de una ciudad. Vivamos en el mundo urbano o rural, como ciudadanos lamento decirles que también somos políticos y que, por tanto, todos aquellos que reniegan de tal condición están haciendo un favor a los que entienden que somos súbditos. Aún nos acercan más a la dictadura o al pensamiento único, cuando proclaman el fin de las ideologías exclamando “todos los políticos son iguales” o “no somos de derechas ni de izquierdas”. Yo prefiero otro tipo de manifestaciones, que en vez de enterrarme en un negro pasado luchan por un colorido futuro. Protestas como las de los pensionistas y de las mujeres, repletas de jóvenes, que han recorrido las principales ciudades de Murcia, España y el mundo. Son un signo de esa ciudadanía, un grito contra unas políticas (en plural) que priman a los que prefieren el inmovilismo o el individualismo a ultranza. Es hora de hacer política con mayúsculas tanto en la calle como en las urnas, pues para quienes tienen en la boca siempre el insulto contra los políticos de toda condición no se les ha de olvidar tampoco que son nuestro retrato, elegidos democráticamente. La contrición, el sofá o el universo personal no han hecho avanzar nunca a la sociedad en su conjunto. El progreso se escribe con mayor participación ciudadana y políticos que busquen el bien común en vez del privado. Ya sé que algunos añoran el Antiguo Régimen, pero vivimos en la edad contemporánea que, lo siento, abrió la Revolución Francesa.
LA OPINIÓN DE MURCIA / 10 de marzo

sábado, 3 de marzo de 2018

La cosa

¿Cuándo dices cómo va la cosa te refieres al cáncer de mi padre? me responde mi primo Abelardo para hacerme ver que en los nuevos tiempos hay que llamar las cosas, valga la redundancia, por su nombre para denominarlas y, ante todo, poder dominarlas. O bien cáncer o bien la puta cosa que se está llevando a mi tío Pedro. Da grima observar cómo la más célebre enfermedad de la historia de la humanidad se resiste a ser extirpada, convirtiéndose en la mayor deshumanidad para el que lo sufre y el conjunto de la sociedad. Provoca sudores fríos que en pleno siglo XXI aún no se haya podido vencer a este enemigo por, en primer lugar, los recortes en investigación propios de una política austera que lo hace todo añicos. Hace unos días hemos conocido que, a nivel nacional, los presupuestos en I+D se han reducido un 36% desde 2009. Un tijeretazo que, en el mismo periodo, sube hasta el 57% si la referencia es el dinero que destina el Gobierno regional de Murcia a la ciencia. “Investigar en España es llorar”, que argumentaba Unamuno sin conocer la diáspora de jóvenes que actualmente salen de nuestro país hacia otros lares para aplicar sus conocimientos a un futuro mejor. Ni imaginar cabe que todo sea un interés de las farmacéuticas para mantener la agonía, aunque todo es posible dada la sensibilidad de la que siempre han hecho gala este tipo de empresas. A la falta de investigación se une la ausencia de una atención o divulgación de los buenos hábitos. Una llama que mantienen organizaciones no gubernamentales como la Asociación Española contra el Cáncer que, con sus escasos medios, suple en parte la falta de inversión de la administración y encarna la esperanza en la recuperación. Junto al cáncer físico está el de carácter moral, aquel que corrompe nuestro estado de bienestar por la adulteración de lo público. Ni en uno ni en otro se atisban síntomas de recuperación, pues el combate necesita del concurso de cada uno de nosotros. ¡Qué cosas!

LA OPINIÓN DE MURCIA / NOS QUEDA LA PALABRA

sábado, 24 de febrero de 2018

Cuartillo
En estos tiempos ser pensionista, ser mujer y ser de Murcia te aboca a no ser. Con la tercera pensión media más baja del país, la brecha en la Región es aún mayor si la condición es femenina. Ojalá que al año de la mujer se sume también el de los jubilados, donde ambos colectivos recuperen la dignidad en su trabajo y en su vida, comenzando por prohibir la carta que el Gobierno de España manda a los segundos para anunciarles un incremento anual que no es tal, pues supone un nuevo descenso en su poder adquisitivo. Ese cuartillo de subida es una vergüenza, que se suma a la nefasta gestión que pone en peligro todo el sistema. Una provocación si se considera que no se trata de una propina sino de la aportación de los propios pensionistas durante años y años de trabajo. Más esclavo aún para las mujeres por los bajos salarios y las lagunas en la cotización, sobre todo por estos lares. Sueldos y contratos de mierda que ahora sufren las/os jóvenes como consecuencia de una reforma laboral que entroniza la precariedad. Y, encima, salen los incendiarios, como la presidenta del Pacto de Toledo de las Pensiones, a insultar a los mayores. La misma que dedica las sesiones y sus emolumentos del Congreso de los Diputados a jugar con la tablet. Y, por supuesto, la solución que nos proponen desde esa bancada siempre es la misma: privatice su ahorro porque el Estado no puede garantizarle que cobrará. Un gran favor a las grandes aseguradoras que es previo al que posteriormente se desembolsará si quiebran. Me duele España, exclamaba Unamuno…nos acongoja la deriva que tan magistralmente dibujó el ya añorado Forges. Si ha de ponerse letra al himno entrará, como en los buenos tiempos, con sangre…la de aquellos colectivos que más están sufriendo la desigualdad y los recortes, que son los que precisamente cualquier democracia moderna debe cuidar más. Va por ellos y por la libertad de expresión, otro signo de progreso amenazado. País.
LA OPINIÓN DE MURCIA / NOS QUEDA LA PALABRA

sábado, 17 de febrero de 2018

Negro sobre blanco
Gracias a la soterrada primavera que disfrutamos en esta tierra el 20% de los hogares que sufren pobreza energética pueden ya respirar sin que se les note el aliento. En este caso, los elementos son más benignos que las armas. Lo que no arregla ni el tiempo ni el trabajo precario es el abismo al que se enfrentan los más de 500.000 murcianos que viven en riesgo de pobreza. Un 35% de la población murciana sufre en sus carnes las garras de la exclusión social, según un estudio elaborado por la Universidad de Murcia, la Comunidad Autónoma y la Red Europea de Lucha contra la Pobreza. Informe que certifica que, en este índice, Murcia supera en seis puntos a la media española. Ya sé que todos los coach, aprendices de filósofos y nuevos gurús nos invitan a disfrutar de los trinos de los pájaros y de los colores de la floración -como los que exhibe Cieza en unos hermosos días llenos de actividades- pero esos cantos de sirena o bucólicos paisajes no pueden ocultar la cruda realidad pues se estaría dando la razón a los que pregonan que la ignorancia es el elemento principal de la felicidad. Un total de 100.000 personas más han entrado en la negra bolsa con respecto a los pobres que sumábamos antes de la crisis, lo que demuestra cómo la austeridad y los recortes han provocado una mayor desigualdad, que no se corrige con el desmantelamiento de los servicios públicos ni con las reducciones de impuestos. Sólo el fin de la precariedad laboral y la redistribución de la riqueza mediante la política fiscal harán posible ir cerrando la brecha, incorporando a los jóvenes y mayores parados. Mientras tanto, más de un tercio de los murcianos están condenados a llevar una vida de miseria, ahorrando hasta en medicamentos y no precisamente antihistamínicos para combatir la alergia primaveral.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia

sábado, 10 de febrero de 2018

Vida inteligente
Tras dos días encerrados luchando con las nuevas tecnologías para atacar con sus powerpoint; las conclusiones de los “influencers” que han participado en Murcia en el Global Congrese denominado “Urban Intelligence” sobre las “Smart Cities” es que el futuro pasa por mayor comunicación entre los vecinos y más medio ambiente. Esto es, que en las nuevas ciudades inteligentes se vivirá como en los pueblos de antes, interactuando con los demás y en contacto permanente con la naturaleza. El espíritu rural resucitará, por tanto, en las estupendas “smart cities”, pero ya sin el carácter peyorativo de considerarnos cotillas. Recordaré siempre a mi abuelo Lázaro cuando, en alguna de sus visitas a Madrid desde un pequeño pueblo de Valladolid, Siete Iglesias de Trabancos, daba los buenos días al conductor del autobús urbano e intentaba entablar conversación con algún pasajero ante su mirada atónita. Un comportamiento que va a ser signo de modernidad una vez que, a ver si es verdad, se dé por muerta la glorificación del individualismo que nos impone la vida en una gran ciudad. Otro abuelo no menos entrañable, nuestro centenario Tío Juan Rita, también tiene su fórmula que, en los pueblos, es un secreto a voces: café, puro y copa con los amigos tras una buena comida. Medalla de oro para él. A los hasta ahora denominados pueblerinos tampoco se les cae la marinera e incluso uno de ellos ha inventado unas rosquillas 3D para que a los de la ciudad no nos manche la camisa. Algunos de cualquier forma son unos adelantados, pues ya funcionaban sin necesidad de cajeros, igual que en muchos pueblos del medio rural que han perdido la oficina bancaria. Ya no tienen sucursal, pero ganarán la ciudad…así que ya es hora de comprarnos una butaca cómoda para salir al fresco junto a los vecinos del portal y olvidarnos de otros portales que sólo reflejan nuestra imagen.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 10 de febrero de 2018

sábado, 3 de febrero de 2018

Amigo Carles
Uno que es de la época de “El fugitivo” tiene cierta cadencia hacia los que huyen y concitan el mayor de los odios. Quizá por eso amigo Carles, Puigdemont para los enemigos, te invito a recalar en Murcia. Recalar quizá sea un verbo no adecuado porque aquí apenas llueve y tampoco quiero que pienses, por otra parte, que aún rige el célebre dicho de “Mata al Rey y vete a Murcia”. En todas las tierras, incluso en aquellas supuestamente más honorables, rigen ladrones por doquier. Desde dondequiera que me leas te animo a que, con la ayuda de Google, por supuesto, establezcas tu ruta hacia Murcia. No desesperes ni intentes que nuestro guía terrenal y también espiritual te establezca un plan de vuelo porque carecemos de aeropuerto. Tampoco vuelvas loco al GPS solicitando billete en AVE. Si finalmente vienes por carretera, ya que sólo Escipión fue capaz de andar desde la frontera a Cartagena, sí es verdad que puedes tomar algunos atajos, que en eso ya sabemos que eres especialista, para alcanzar Murcia o, lo que es lo mismo, el anonimato. NI se te ocurra venir en patera que, de una patada, te lanzan hasta la prisión de Archidona. Una vez puedas exclamar “Ja sòc aquí” te darás cuenta que los medios nacionales no te descubrirán hasta pasados varios años pues lo único que les interesa es algún asesinato o catástrofe natural que les anime el telediario. Esto es, entre el tiempo que tardarás en llegar y los días que permanecerás inadvertido, allá en el Sabinar, nuestra Siberia particular, a lo mejor encuentran una solución en el Parlament. Podrás, si lo deseas, ilustrarte sobre lo que nos quiere Montoro, con el que, seguro, compartimos afectos. También podrás deleitarte con nuestros maravillosos pueblos y ciudades, así como con los servicios públicos que padecemos gracias a la financiación de la que gozamos. Y si tienes tiempo de confraternizar échate una parleta con alguna mujer trabajadora o pensionista. Igual, como a muchos de por aquí, tan sólo te interesan las banderas y no te digo yo que, al final, te vas a encontrar como en casa. Vente “pa” Murcia Carles y aquí, junto al Mar Menor, donde los alquileres son ya una ganga, podrás vivir tu “waterloo”.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 3 de febrero de 2018

jueves, 1 de febrero de 2018

Moviendo ficha
Lo último entre los jóvenes es jugar al parchís con el móvil. Dentro de poco veré como simulan, desde su apéndice celular, tirar piedras a un río a ver quién hace más ranas. Yo he conseguido que mis hijos se auparan a la última estantería donde aún se apilan los juegos de mesa para rescatar el tablero, que hace décadas que espera un cinco para poder salir. Tras una cálida cena, donde están prohibidos los aparatos electrónicos y hablar del Gobierno, les he animado a que disputen una partida física en vez de estar mirando a la pantalla sin levantar cabeza. Es verdad que han elegido el modelo que lleva incorporado un dado digital, pero no descarto que, muy pronto, me pidan los cubiletes. Han recuperado el habla, la mirada, el placer de avanzar y hacer puentes con el dedo, así como de comer. Los amigos han pasado de ser virtuales a reales aunque compartieran siempre el mismo espacio. Como en la vida misma, ahora defiende cada uno su color, procurando no salirse de sus casillas hasta alcanzar la gloria. En otros tiempos más negros, la oca amenazaba el reverso del parchís. De oca a oca en un laberinto espiral que nos atrapó durante 40 años. Cuando pensábamos que íbamos a remontar el vuelo seguimos transitando de oca a oca rememorando la célebre restauración. Hoy los colores del parchís predominantes siguen siendo el rojo y el azul, apareciendo otros supuestamente nuevos porque siguen la misma estrategia. Lo único que les importa a todos es permanecer en el seguro y especialmente al anfitrión, que se enroca permanentemente y hace gracia de las trampas. Sin moverse ni alterarse esperan que los otros se eliminen entre sí, pero quizá es tiempo de arriesgarse y plantar cara a la situación. Dar una vuelta a la partida para que no nos coman ni con promesas ni con anuncios ni, por supuesto, con los hechos. Es tiempo de que los de siempre no lleven las de perder. ¿A quién le toca? nos interpelan...en medio del bendito silencio telefónico.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 27 de enero

sábado, 6 de enero de 2018

Gripados

El lubricante que se aplicó en las competencias de Sanidad no se utilizó ni en el mecanismo ni en la acción adecuada. Inyectar unas transferencias de tal tamaño a una comunidad tan pequeña como la murciana exigía embadurnarlas de los billetes suficientes, pero la vaselina se utilizó de aquella forma y aún estamos doloridos por aquel parto de los montes. No se trataba de ayudar a Murcia sino de que Murcia aliviara al Estado, invirtiéndose el rol natural. A ello hay que sumar que desde aquel maravilloso acto la sanidad pública se ha bajado los pantalones ante los intereses privados hasta la violación flagrante del derecho ciudadano a una atención de calidad. Y para más inri, para rematar, el bisturí ha sido el instrumento que mejor ha funcionado en manos de aquellos a los que sólo les importa la radiografía de los números. Resultado de la receta mágica que combina escasez de financiación de las transferencias de Sanidad, privatización a ultranza y mala gestión: Servicio Murciano de Salud. Habrá a los que aún les preocupe únicamente el diagnóstico económico, pero lo más grave es la depauperación de la que, hasta hace escaso tiempo, era nuestra joya de la corona. Es patético comprobar que todos los inviernos la gripe pone al descubierto las carencias del sistema sanitario, con innovaciones este año como los traslados entre hospitales o el cierre de una buena parte de las intervenciones quirúrgicas. No hay ejercicio, haya o no cambio climático, en el que la epidemia sea la más grave de la última década y no hay transición navideña sin el portal que construyen las camas en los pasillos.  Como diría la señora Legarde, directora del Fondo Monetario Internacional, el problema seguramente será de los enfermos y, bajo esta premisa, igual la mejor forma de acabar con el mismo es mantener la misma política de recortar hasta rematarnos a todos. No hace falta ser médico para taponar la sangría.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 6 de enero de 2018