sábado, 7 de abril de 2018


Qué siga la fiesta

Este año no me lo pierdo aunque la lluvia que nos anuncian nos obligue a poner el paraguas al revés de lo que es habitual en el Entierro de la Sardina (*), dando un toque aún mayor de sinsentido a estos días, ya que aquí no cae nunca una gota y cubrirnos nos impedirá recoger los pitos y demás tesoros. La ocasión lo merece y si es necesario saltar tanto como Cristiano Ronaldo levantaré la pata para coger alguno de los miles de títulos de máster que han anunciado los sardineros que lanzarán desde sus carrozas. A la vista del comportamiento de algunas personalidades que los atesoran y de las universidades que los otorgan; igual no es un bien tan preciado como el balón, pero siempre lucirá bien en mi despacho o en mi currículo si decido dar el salto a la política. Además, el cortejo va a ser más lúcido que nunca pues a las pegatinas con la bandera española -que han hecho viral los sardineros en esta edición- se unirán los 300 catalanes que nos visitarán para solidarizarse con los vecinos que reclaman el soterramiento de las vías, allá donde los adornos florales brillan por su ausencia. Ya me veo a las brigadas esteladas y armadas con bolsas de pipas para nerviosismo de las fuerzas de orden público, que deberán vigilar ante todo que no aterrice desde Alemania el terrible Puigdemont, que competiría de tú a tú con el célebre dragón oriental de nuestro desfile a la hora de echar fuego por la boca. Los que, a pesar de todo, sí llegarán a tiempo son los elefantes que, emulando a Aníbal, evitarán cualquier incursión cartagenera en nuestro festejo murciano más murciano. Nuestro Rey emérito vigilará desde la torre de la Catedral que los paquidermos no provoquen ninguna estampida. A manotazo limpio ante tanta tribu y fauna se abrirá paso también nuestra princesa Leonor, pero esta vez para inmortalizar el momento junto a su hermana y su abuela Sofía, que han sido invitadas a asistir a nuestro gran acontecimiento. Letizia, que no ha sido invitada, ya ha amenazado con asaltar una carroza para, en contra de las reglas y de la nula cuota femenina, lanzar con fuerza objetos contundentes. El rey no vendrá porque los reyes son los vecinos y el alcalde y los vecinos son los reyes aunque sólo eligen al alcalde…ya saben. Todo de traca. Qué siga la fiesta.

NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINIÓN DE MURCIA

(*) Para los que no son de Murcia se trata del desfile que cierra sus fiestas, que logra reunir a un millón de personas en la calle. Está formado por grandes carrozas de las peñas o grupos sardineros, desde las que se lanzan juguetes y los muy apreciados balones. El público abre sus paraguas al revés para recoger el máximo de regalos. El cortejo lo abre un espectáculo carnavalero de varios grupos de la Región y otros invitados, con especial presencia de un gran dragón…y el que quiera saber más se celebra el sábado siguiente a la Semana Santa.

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