domingo, 21 de diciembre de 2014

Feliz inanidad
Debe ser la Navidad, donde, salvo alguna cosa como el turrón duro, todo se ablanda. Mi corazón, que no es tan grande como el del camarero de la lotería, no puede por menos que reconocer el mérito y la gran labor del Gobierno. Y no lo digo porque el caviar, la langosta y el cava vayan a correr por las mesas liberadas de la crisis, tal y como nos anunció el que ha montado este belén.  Sin duda, la inanidad, cuando no la inquina, de los que nos gobiernan nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos. Gracias a nuestro inquilino de la Moncloa son cada vez más numerosos los que sienten, a flor de piel, el célebre “vuelve a casa por Navidad”;  pues son miles de jóvenes los que han tenido que coger la maleta para encontrar un futuro. Estamos ante el culmen de la celebración de la solidaridad familiar y ciudadana. Sin el aliento de los más cercanos y de las personas más comprometidas; los golpes de la reforma laboral y de los recortes en educación,  sanidad y servicios sociales hubieran partido aún más este país en dos, condenando a la inmensa mayoría a la pobreza. La desigualdad es el menú indigesto que nos ocultan y que sólo los lazos más sólidos son capaces de resistir. Aún sin leña en el hogar, bastará el calor o el recuerdo de nuestros padres y familiares para  subsistir y esbozar una sonrisa de felicidad, que nadie nos va a sustraer. Será suficiente  con una palabra amable, un beso, una mano cogida, un sabor de antaño y el reflejo eterno de nuestros progenitores para alcanzar un momento mágico de paz arrancada a la más negra actualidad. Habrá que hacer un sitio al puto móvil, pero eso es otra historia. Igual que las postales navideñas que no cesan de enviarse, con franqueo a nuestra cuenta, la empresa concesionaria de nuestro afamado aeropuerto y el Gobierno regional. Pero eso es más propio de carnaval y ahora toca disfrutar de estos entrañables días. Gracias Mariano.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Uno no, dos AVES

A estas alturas del trayecto, nos piden que seamos buenos, que tengamos fe, que tras pedirlo durante más de 20 años dentro de otros tres y no sé cuántas promesas más llegará, presto y sin retraso, el AVE soterrado. Nos muestran los planos del ferrocarril ideal para 2017 una vez que hemos aprendido a ir a Albacete para coger el AVE a Madrid; que nos conozcamos el enlace de Alcázar de San Juan para tomar la vía hacia la recóndita Andalucía; que nos acostumbremos a hacer kilómetros para pasar siempre por Alicante; que hayamos pagado en vidas el olvido en Chinchilla y en vergüenza la  desidia de Camarillas. Tantas veces anunciando la llegada del tren, cientos de páginas y gritos tirados a las traviesas, fotos para los votos y declaraciones considerándonos mercancía…y ahora nos dicen que tengamos una gota más de paciencia. Qué creamos que el AVE de segunda, que partirá a Murcia en dos, llegará por Alicante, sin soterrar y sin conectar con Almería, no es el definitivo. Que detrás viene una inversión de 500 millones de euros para atender la demanda de la sociedad murciana, también ninguneada en el corredor ferroviario mediterráneo. Como si de una acera se tratara, los que nos representan nos anuncian -con un silbido tan estridente como el que sufrieron los indios cuando el primer ferrocarril surcó el oeste americano- que ahora no toca, pero que nos quieren  tanto que levantarán de nuevo la línea para soterrarla, que no sólo nos dan un AVE sino dos. Cariño que demuestran año tras año en unos presupuestos que castigan a Murcia a la indigencia aún sin comenzar el ejercicio, ya que si se atiende a las cifras reales de inversión estaríamos, como quizá estemos, muertos. Piensan que nuestro cerebro se ha desconectado tras un viaje en el que los únicos que mantienen o aceleran su tren de vida son los que ni siquiera se sonrojan al mandarnos a todos a un futuro irreal. Tantas vueltas a la espera de que cambie el conductor y, por tanto, nunca más se sepa de la ruta marcada, como ocurre con el transbordo del agua o con el descarrilamiento de la energía fotovoltaica. Sólo nos queda exclamar, como si fuéramos jodidos marxistas, ¡Más madera y también dos huevos duros!

sábado, 6 de diciembre de 2014


Luces y sombras

Lo tenían hablado ya. Este año el espíritu de Navidad sólo anidaría en casa. No habría visita a los grandes almacenes para que los nietos vieran juguetes ni se prodigarían en paseos nocturnos a la sombra de las luces. Incluso, ya habían comunicado al director de su colegio público que evitaran encargarles postales navideñas; anunciándole, asimismo, que no asistirían al centro el día de la visita de Papa Noel ni el de la representación del belén viviente. La pensión no daba para más. El padre era uno de los dos millones de parados que carecía de cualquier tipo de prestación; la madre se afanaba en limpiar escaleras y sólo la nieta mayor había encontrado un trabajo por 200 € durante la semana de Reyes. El año no merecía ser despedido con campanadas y hace tiempo que dejaron de creer que, tal y como reza la religión católica, en la pobreza estaba la virtud pues no veía él que los más devotos la abrazaran con pasión. Había ido guardando durante todo el año un puñado de monedas para que, con la ayuda solidaria de Caritas y del Banco de Alimentos, no faltaran algunos dulces en la mesa. Aprovecharían para estrechar los lazos familiares, unirse aún más para combatir el frío y la indigencia, compartiendo también el mejor regalo y decoración de los posibles, el alumbramiento de un nuevo miembro , que anunciarían los padres en el solsticio de invierno. No les importaban las noticias que sitúan a España a la cabeza de la malnutrición infantil, con regiones como Murcia donde desde la semilla se parte en desventaja; ni consejos como el de Pérez Reverte para que los jóvenes «se preparen para el fracaso»; ni por el hecho de aumentar los habitantes de un país en el que Aquí no hay quien viva tiene más seguidores que Isabel. Series cuya calidad refleja las dos Españas. Ojalá que ninguna de ellas le hiele el corazón tanto a nuestro protagonista como a los miles de niños que han convertido el aumento de natalidad en la única noticia positiva de estos tiempos.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Metamorfosis

Con Mortadelo triunfando en la gran pantalla, crecen sus fans como rey del disfraz. El célebre personaje de Ibáñez luce su transformismo aún más en 3D, mientras en nuestra ínfima dimensión se convierte en objeto de culto para personajes como el pequeño Nicolás –ora CNI, ora Moncloa, ora PP-FAES, ora PP-PP, ora –PP, ora pro nobis- o nuestro nuevo consejero de Fomento, que acepta cambiar gustosamente el negro por el blanco en el asunto del Gorguel con tal de tomar posesión. Una transmutación que, ciertamente, no es nueva ni particular pues no hay más que ver cómo tornan todos nuestros próceres murcianos al albur del signo del Gobierno central en temas tan relevantes como los trasvases, la desalinización, la deuda histórica o el AVE. Como de la noche al día, han dado la vuelta al calcetín, cual camaleones. Todo ello por no hablar de ese otro gran animal político que –ahora preservado en esta tierra, que guarda las mejores esencias- de fiero azote de los corruptos de otros partidos pasa, en un tris trás, a dulce y mimoso gato con los que, por igual motivo, van cayendo de su manada. De siempre, no ha hecho falta que ningún político descubriera su armario para comprobar que la chaqueta es la estrella, pero nunca nadie había alardeado tanto de su capacidad de mudar la piel para defender su propio nombramiento. Deberá llevar cuidado el nuevo ministro autonómico de no confundir la mesa del Consejo de Gobierno con la que sostiene el tapete sobre el que juego la partida los domingos en su queridísimo pueblo. De lunes a sábado azote de sus paisanos y el séptimo día arrope. Es verdad que se puede querer a dos mujeres a la verdad y no estar loco, pero no hay juego más peligroso y deshonesto que confundirlas de nombre cuando se está en plena faena. La realidad es calidoscópica y actualmente esquizofrénica, por lo que entre tanta esdrújula no es extraño que algún día amanezca revestido en un monstruoso insecto.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Pau negre

Se lamenta desde la mesa presidencial que los casos de corrupción son “el pan nuestro de cada día”, olvidando quién lo ha horneado y quién se lo tiene realmente que tragar. Visto desde ese subjetivo pedestal, igual lo lógico hubiera sido mirar hacia otro lado mientras se devoraban suculentos platos o bien desmenuzar aún más la teórica división de poderes, batiendo la justicia con la mano de la política. Hubiera sido ideal, piensan, que en vez de tanto chusco se sirviera tapa tras tapa para ocultar la podredumbre. Un pau negre que acompaña toda la actualidad y que, de una forma u otra, están pagando todos los murcianos, aunque miles de ellos no tengan nada que llevarse a la boca. Día tras día nos desayunamos con unas noticias que muestran el dispendio de lo público en beneficio de intereses privados, sazonado con declaraciones que nos hacen hervir hasta la indigestión. Al amanecer, 200 millones del aeropuerto y al anochecer 600 millones de la desaladora autonómica. Entremedias, como pesado entremés, malas nuevas como el derrumbe de la protección por dependencia o la última fila en salarios y educación. Y de postre, un ingenioso nombre, como los platos de las cartas actuales, para la operación diaria de corrupción. No me extraña que al alcalde de Abanilla le hayan recetado alejarse de la política, de ese “pan nuestro de cada día”, para recuperar su tono físico y mental. Todos necesitamos una desintoxicación, pero no a base de somníferos, calmantes o recetas baratas de autoestima positiva. Es momento de una transfusión de savia nueva, capaz de extirpar de raíz el maldito menú diario, de transformar  la queja política por la presión de la justicia por una búsqueda permanente de la verdad, poniendo remedio definitivo a esta dieta perniciosa, que engorda al que más tiene y adelgaza al más débil.

sábado, 15 de noviembre de 2014


Calentamiento

Cada vez me gusta más abrir el periódico por la sección de internacional. Es cierto que la caída del muro no acabó siquiera con la guerra fría y que el Tercer mundo mantiene la llama de los conflictos gracias al fuego que le presta el Primero; pero al menos tanto en uno como en otro están libres de levantar enladrilladas fronteras artificiales. Aquí, por Más o por menos, estamos embutidos, como una butifarra, en los célebres garrotazos de Goya o enfrascados en el desarrollo de la novela picaresca. Mientras Obama masca chicle tras alcanzar un acuerdo histórico con China para combatir el calentamiento global; en nuestra España querida se masca la tormenta por la incapacidad de llegar algún tipo de pacto por parte del primo del que no aprecia ningún cambio climático. Mientras los primeros mandatarios del planeta no cesan de probarse kimonos en Pekín, que probablemente sean de nuestra multinacional Zara; aquí lo que se lleva son también cumbres, pero en lugares paradisiacos, como Tenerife, revestidos de piel de lobo ibérico que luego torna en lloroso, que no degollado, cordero. Tanto tiempo preguntándonos para qué sirve la denominada Cámara Alta y resulta que se trata de una alegre litera. Mientras el mundo mira asombrado el alunizaje en el cometa 67P, donde será posible descubrir los genes de la tierra; aquí no hay día que no descubramos a nuevos especímenes, no precisamente marcianos, que acometen los más alucinantes delitos contra el planeta por cifras muy superiores a  67Pesetas?, poniendo a la vista lo más abyecto del ADN del ser humano.  Y, lo que es peor, con Obama y Hollande en la soledad de sus respectivas habitaciones ovales, despechados por sus ciudadanos y el resto de dirigentes; aquí el nuestro se marcha a Australia o se refugia en las dependencias “onovales”, con la “pechotes”  rondando. Lástima que en este otoño tan caliente no se permitan los intercambios.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia, 14 de noviembre de 2014

domingo, 2 de noviembre de 2014

Doblan las campanas
A falta de cortar cintas no está de más seccionar cabezas. Unir el dulzor de  la sangre al sumidero para aplacar al pueblo ante la inminente llamada a las urnas. Robespierre lo tenía claro. La ausencia de inauguraciones, antes gozosa víspera electoral, y la imposibilidad de vender nuevas promesas han fructificado en una pelea sobre quién maneja mejor la guadaña como instrumento de limpieza. El tañer de las campanas de las iglesias, que anuncian cambios que calientan la campaña, parece resucitar a los ahora paladines de la honrada gestión pública que, a trompicones, no acaban de acometer la batalla definitiva porque todo se convertiría en un erial tras el harakiri. Intentan que la madera de sus espadas refulja como el acero. Aunque sólo les guía el populismo, el insulto preferido que profieren al contrario, no está claro que, por mucha crueldad o bondad que se aplique en la lucha contra la putrefacción, tenga gran efecto sobre los votos. El inicio de la era moderna supuso el desembarco de las clases medias en las instituciones, que ahora guardan pleitesía al dedo que les empleó,  tal y como se demuestra cuatrienalmente en numerosas localidades de la Región, donde los alcaldes con procesos abiertos son los que logran recaudar más votos. Sólo las encuestas desfavorables han movido la foto fija, pero nadie se plantea remover todo el sistema para, comenzando desde la educación, derribar el juego sucio vital que  premia el fin sin atrancar con los medios. Atajos que utilizan el dinero público y el “laissez faire” que enarbola el liberalismo para ahondar en la desigualdad. Porque corrupción y desigualdad son las dos caras de la misma moneda, tal y como afirma Nick Hanauer, un multimillonario norteamericano que advierte a sus iguales que si no existe regeneración y se tapona la brecha social surgirán cadalsos en las plazas públicas.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 1 de noviembre de 2014

lunes, 27 de octubre de 2014

Otra rotonda

De tanto darle vueltas al asunto, nos ha salido una rotonda como logotipo turístico de la Región de Murcia. Varios lustros después hemos vuelto al principio, al círculo y al lema “Costa Cálida”. De lo no tipycal a lo más típico, pues no hay localidad, del interior o costera, que no esté plagada de redondas. Estamos, sin duda, a la última, de moda. De hecho, a nivel turístico Murcia es, hasta ahora, una gran rotonda que se bordea hacia Alicante, Almería o, incluso, La Mancha.  Solo los despistados o los muy accidentándos, aquellos que no saben tomar el carril correcto cuando aparece el carrusel, recalan en estos parajes, donde no hace tanto las principales ciudades de la Costa Cálida apenas si tenían un hotel y aceras en las calles, circunscribiendo la aventura a llegar a ellos pues no figuraban en los mapas de carretera. Hoy seguimos girando en una especie de círculo vicioso, donde falta inversión y menos claves en este enclave. Otras regiones más sombrías y con menor patrimonio, no sólo españolas sino del resto del mundo, se las apañan para presentar sus ruinas como tesoros, mientras aquí es cierto que todo lo convertimos en ruina, pero las mismas no se transforman en colas sino en vertederos, como es el caso de la excavación de San Esteban. Sólo nos salvamos por la tangente, con una Cartagena cuyos poderes públicos han dado al paso al frente para exhibirse. Al resto se nos ha quedado la sonrisa helada y más si escuchamos, cuando logramos saltar la frontera regional, la clásica pregunta sobre si la capital murciana tiene mar o bien sobre cuál es el horario para visitar la dama de Elche o, mejor aún, a cuánto está de Benidorm o Mójacar. Mucho sol, pero qué poco nos ilumina, como bien muestra y representa el sencillo logotipo. 

Y no es cierto que la detención de toda la cúpula autonómica por corrupción forme parte de una campaña para dar a conocer nuestro logotipo.

sábado, 18 de octubre de 2014

Ni por tierra ni por mar ni por aire

No hay peor fe que la del converso ni más mareo que el que provoca la incompetencia. Los “gobiernos” central, autonómico y municipal se disputan la pala para enterrar el soterramiento del AVE a su paso por Murcia. Palada tras palada y sin disimulo intentan ocultar sus incumplimientos, plasmados en tantas fotos propagandísticas, incluida una detrás de la pancarta, junto a los vecinos que ahora tiran a la vía. No les bastó a estas camarillas con renunciar a la conexión directa con Madrid que ahora, con nocturnidad y alevosía, condenan a la capital murciana a partirse, aún más, en dos. Escondiendo la cabeza como las avestruces, tampoco quieren ver la ruina que, aún antes de inaugurarse, supone el aeropuerto de Murcia. Hemos pasado del gratis total al low cost y ahora a pagar a los inversores privados un aterrizaje forzoso que nos va a costar algo más que la cabeza. Mientras las huecas promesas del gobierno regional se las lleva el viento y los propietarios saltan en el paracaídas que nosotros, graciosamente, les compramos; el común de los ciudadanos, que probablemente no pise nunca un aeropuerto, se va a hartar de tomar tierra, como decía aquel. Y qué decir del agua desalada...que ha pasado de bicha a milagrosa toda ella. Al principio, cuando su rechazo sirvió para ganar votos, no había quien la tragara; luego sólo se exculpaba la que producía la desaladora de la comunidad autónoma y ahora nos la presentan como un descubrimiento, capaz, incluso, de anegar el célebre “agua para todos”.  Hasta tal punto es saludable que ha salido a flote un informe que nos ilumina sobre el efecto beneficioso de la salmuera sobre la posidonia. Agua bendita. Ni en sólido ni en gaseoso ni en líquido tienen nuestros gobernantes remedio ni remiedo a intentar justificar su futilidad. Ni por tierra ni por mar ni por aire…y encima nos peleamos con el ministro de Defensa.

sábado, 11 de octubre de 2014

Stop
 
Hasta la luna parecía ennegrecer conforme se acercaba. Llevaba tiempo siguiendo los carteles con la indicación de España y ni siquiera sabía si su vehículo pisaba ya suelo ibérico, pues hasta las líneas divisorias se habían decolorado, oscurecido. Esperaba ansioso poder practicar el idioma, que la radio sintonizara algún programa en español, aunque sabía que, en principio, se tendría que conformar con el catalán.  Conocía que aquella región aspiraba a convertirse en Estado y calculó que su viaje se alargaría y complicaría aún más si tuviera que cruzar, declarar y pasar una aduana. “Un retraso”, pensó mientras movía el dial. De pronto, la palabra ébola, que no entiende de fronteras ni es preciso traducir, fue escupida por los altavoces, repicando que el mortal virus había entrado en Europa de la mano de España. Quiso escuchar al presidente del Gobierno o a la ministra de Sanidad, como hubiera ocurrido en cualquier otro país, pero las únicas voces que oyó fueron las de los técnicos titubeantes y profesionales de la medicina que aseguraban que habían fallado todos los controles. “Dónde está la voz de los responsables políticos que transmitan tranquilidad, quizá aislada, incomunicada”, se preguntó mientras se contagiaba del clima de angustia que estremecía a toda España. Suspiró una vez que la noticia de apertura dio paso a otra sobre un posible fraude de toda la cúpula directiva de una de las principales entidades financieras españolas. Había leído algo sobre el rescate bancario que ahoga a los países mediterráneos, pero nunca creyó que el dinero se fuera a utilizar para engrosar los caprichos de sus directivos. “Visa black”, ya entendía.  También se esforzó por comprender la siguiente mala nueva, que hacía referencia al arresto de seis policías en Cartagena por el presunto asesinato de un vecino que les pidió ayuda. No podía más, ya no se vislumbraba si había luna llena o no…en la próxima salida daría la vuelta, justo cuando todas las emisoras desconectaban para retransmitir un partido de fútbol. Nunca pensó que los cursos a distancia de idiomas fuesen tan convenientes.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 11 de octubre.

sábado, 4 de octubre de 2014

Cuentos chinos

Antes de que despierte el sol naciente, Wang ya está en postura de tadasana, practicando yoga tras sorber un cuenco de leche de soja que le garantiza la eternidad. Muy pronto estará listo para apretar la soga sobre el cuello de la larga fila de pretendientes que sólo buscan su dinero, a lo que ya está acostumbrado tanto en el amor como en los negocios. Ayer fue Jesús Samper, valido de Murcia, una colonia cercana a África, donde el multimillonario chino controla ya amplios territorios gracias a la marabunta amarilla que ha cambiado la negra faz de aquel continente. El empresario, especialista en inválidas aventuras que sólo reportan beneficio a su bolsillo, le muestra al maestro chino un parque de atracciones, donde podrá montar y desmontar a su antojo, además de contar con un millón cuatrocientos mil samuráis, de raza huertana, dispuestos a, si es preciso, hacerse el harakiri rodando por el páramo. Nada original, pues por su despacho pasaron Londres, Barcelona y otras ciudades míticas. Sus colegas árabes ya le habían advertido sobre el susodicho, pero Wang prefirió esgrimir una sonrisa, rasgando aún más sus ojos para no romper las esperanzas del típico spanish intermediario, único en vender humo para dar pelotazos tanto a la Administración como a los inversores reales. Hoy el nuevo amo del mundo, de cualquier forma, recibe al presidente de la república hispana, que va a poner Madrid a sus pies. Tras la espantada del benefactor de Eurovegas, al que lo único que le tenemos que agradecer es el guión de Torrente 5, el mandatario español le ofrece el BOE y el INEM para que levante su nueva ciudad prohibida en el país de la paella y el flamenco. Superada la muralla, los altavoces del reino ya anuncian la buena nueva de la inversión china en España: juego, putas y droga para mejorar el PIB de nuestro país, ejemplo, dice Mariano, para toda Europa.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia
A cántaros

“Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora con aquella locura armoniosa de antaño?”, comienza Rubén Dario su poema “De otoño” sin saber que, años después, el optimismo se iba a convertir en la nueva religión. No es época de preguntarse por qué está triste la princesa, recreando paraísos inexistentes y aferrándose a la evasión para eludir el compromiso. No hay espacio para el arte por el arte, mientras aumente la pobreza y la desigualdad. Tampoco lo es de realizar encuestas para ver quién da mejor en el cartel electoral en una carrera sin fin hacia las municipales, las autonómicas y las generales, eclipsando, en un bucle infinito, la urgente resolución de los problemas, que sí son de este mundo y más si se circunscriben a las fronteras de la Región de Murcia. Aquí lo único que no se cae en otoño son las hojas. Lo demás, está por los suelos y ni la lluvia logra limpiar el panorama. Antes al contrario, dejan a la luz nuestras tradicionales deficiencias para afrontar las vicisitudes climatológicas y las no tan lógicas. Ni el empleo, ni el agua, ni el aeropuerto, ni el AVE, ni la economía sumergida ni la real. Pero sobre todo, la mayor tormenta recae sobre el estado de bienestar, con unos recortes que fulminan el servicio sanitario, educativo y, ante todo, social. Sin rechistar, Murcia padece la más deficiente atención social de toda España, la menor cobertura para las personas que más lo precisan. A la cola de la cola, nada sobre nada, tan sólo el papel mojado de previsiones realizadas al dictado y de discursos vacíos, como quien oye llover.

NOS QUEDA LA PALABRA /  Publicado en La Opinión de Murcia el 27 de septiembre de 2014
Siempre en verano 

Una tormenta de arena me despidió ayer de la playa. El viento posó una capa nueva de finos y uniformes granos sobre el suelo, que no borran los recuerdos ni del último ni de los anteriores veranos. Cien años hubiera cumplido este septiembre mi abuela Josefa, a cuyo regazo vivimos los primeros y adolescentes estíos. Con las calles empedradas, el final de la siega abría las fiestas de San Pelayo. Cohetes, bollos, toros y música aún no de baile dieron paso a los primeros escarceos, el rocío de la madrugada y las rondas interminables de vinos y pitillos. El destino hace que hoy todos de esa cuadrilla estemos perdidos, pero aquellos días y noches aún perviven. Ya con hijos y en esta Vera que nos acoge, la playa tornó de azul y amarillo los verdes prados de Castilla. Nuevos amigos, que parten a sus cubículos cuando acaban los estímulos: el agua sobre la cara, el viento fresco, la sal en la pituitaria y el mismo sonido de fiesta. Largas jornadas de nada, de vagar entre sombrillas, dibujar sobre la arena y terminar novelas de intriga. Hoy desde el wassap un loco ha abierto dos grupos, llamados ambos “Siempre en verano”; que mezcla, como en una orgía de los sentidos, los escenarios y las fechas, Valladolid y Vera, la niñez con la madurez. Sólo el verano y su recuerdo obra el milagro de ayudarnos a pasar y soportar el otoño e invierno de nuestras vidas.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Mario

Como durante la mitad de mi vida, estaba esperando. Contemplando, en la madrileña Plaza de España, la escultura ecuestre de Quijote y Sancho, cuando apareció frente a mí. Enhiesto, de pelo ya blanco, deshacía a su joven acompañante algún entuerto de los que coronan sus nobeles libros. Me ajusté las gafas y comprobé que era él para, con denuedo, palparme el bolsillo por si las hadas o el olvido me habían provisto de algún bolígrafo con el que solicitarle un autógrafo. Nada. Ganas me dieron de saludarle o arrojarme a sus píes una vez desvelada su inconfundible figura, pues aunque su halo aún permanece en mí no cesó en su andar, dejándome atrás, tanto como de aquí a Lima, como prueba este modesto escrito. En un Madrid donde se han puesto de moda los áticos, quizá como antesala del suicidio de esta ciudad de perros; y en una España que horada en el subsuelo –con comunidades como Murcia batiendo récords de pobreza aunque sus prestaciones son las menores en cuantía y tiempo- Mario Vargas Llosa nos seduce ahora con la historia de un loco profesor idealista que amaba los balcones que derruye el denominado progreso. Aquí más conocido como la burbuja inmobiliaria. Subido a las tablas del teatro, el protagonista, que encarna el bueno de José Sacristán, clama contra el mercantilismo y las estructuras que borran nuestra idiosincrasia, el paisaje y la capacidad de atisbar el horizonte. Atalayas que estaban forjadas sobre las pequeñas historias que rehúyen los libros de texto. Los balcones han tornado en rejas, sólo limadas por el espíritu crítico y libre de héroes como nuestro buen amigo peruano, maestro en recrear universos ya perdidos. 

domingo, 31 de agosto de 2014

Eclipse
En un rincón donde el sol luce en todo su resplandor –tanto como los destellos de la publicidad que lo dibuja como un paraíso- las sombras dominan. Cegados sus ciudadanos, los mandamases acechan tras los cristales tintados de sus potentes carros y horteras gafas. Impotentes, los habitantes comprueban día tras día como su energía –no solar precisamente- se transforma en empobrecimiento. Todos los rayos confluyen para dinamitar la educación, la sanidad y la ayuda a los más desfavorecidos y mayores, opacando la existencia. Mala fotocopia del imperio del sol naciente, los trabajos ya no garantizan un sueldo decente sino indigente. Por unas pocas rupias, su reflejo forma dos castas: la dominante y la endemoniada. Con un rey dinero rodeado de su caspa de siempre, corrompidos al sol que más calienta, y unos súbditos que no encuentran el cobijo que creen hallar los miles de turistas. Condenados a los que van a tostar su piel, intentan enmascarar la miseria con una sumisa sonrisa. En permanente genuflexión, ocultan también que los vertidos del hermoso hotel comparten baño con los huéspedes. El azul del cielo acoge episodios burbujeantes de suciedad y bajo la fina arena se barren los restos de colillas y desperdicios del progreso. En objetivo, no obstante, es que ningún foráneo, con su correspondiente pulsera, vea más estrellas y espacio exterior que las cuatro paredes del mastodóntico albergue. Muros interiores y exteriores sobre los que plomizamente cae el sol y donde declina el verano, la libertad, la dignidad y la vida. 
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 21 de agosto

sábado, 30 de agosto de 2014

De regional
Mi pésame a todos los que han sufrido el descenso del Real Murcia como un asunto personal, como una pérdida sólo comparable a la que se vive cuando un ser querido pasa a la dimensión del recuerdo. Con el fútbol, es cierto, no se juega. A todos ellos les puede quedar el consuelo de que la Región de Murcia sigue militando y a la cabeza de otras divisiones que fracturan a los ciudadanos aún más que la afección o desafección al balompié. Así, nuestra clasificación no peligra en la champions de los sueldos y pensiones más bajas. Somos también las estrellas de la economía sumergida. Y no hay equipo regional que tenga más jugadores amputados por sus malas artes, expertos en el juego sucio y en burlar las tarjetas rojas entre el fervor del público, que prefiere mirar para otro lado. Como en el deporte rey, nuestra Murcia porta la corona de las comunidades autónomas más endeudadas a pesar de que los fichajes e inversiones millonarias nunca acaban de llegar o funcionar. Como en este bombardeo continuo de partidos que constituyen lo mejor de nuestra existencia, no hay día en que una u otra noticia, como el descenso de los fondos para la dependencia o los recortes en sanidad, no suponga un gol a nuestro bienestar. No hay marcador que resista las cifras de desempleo, pobreza y desigualdad que representa nuestra camiseta autonómica. Estamos, por tanto, fuera de juego no sólo en términos futbolísticos. Por mucho rubor que nos produzca ser el hazmerreir de todo el país peor es el hazmellorar de nuestra liga regional. 
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 30 de agosto

lunes, 18 de agosto de 2014

Verano
Con una esterilla sobre la mullida arena del Playazo de Vera, el bebé soñaba. Bajo la sombrilla, arropado con una toalla para combatir una brisa que su desnudo pie buscaba, dormía en la orilla con el arrullo de las olas. Incansable, el agua batía, muy cerca, la tierra que le sostenía. Tras nueve meses de oscuridad, ya había puesto cara a las voces más cercanas, deslumbrado por la luz del quirófano y por el sol de la mañana. Ahora, allí arrebujado, con los ojos cerrados, recordaba el vientre materno, comparando cuál de los dos paraísos le gustaría que se eternizara. En ambos, agradecía el movimiento, cuando su cuerpo melodiosamente se desplazaba. Dentro, en el seno de su madre, procuró acompañar su corazón al latido que le acompañaba, envolviendo de amor todo su universo. Ahora, acostado contra el suelo, sentía el palpitar de la tierra, el suave crujir al trazar su órbita, mientras su incipiente pelo jugaba con el viento. Y también le gustaba. El rumor de las olas, las palabras amigas, el aire, la tierra, el olor salino y el sabor cercano de su comida.   Acunado por el presente, sin más pasado ni futuro. Allá levitaba. Sin miedos. A la sombra, en un lugar del mundo, escondido y libre, disfrutando de un tiempo pleno, repleto de sueños, felicidad y armonía. A su alrededor, el verano intentaba dibujar un gran paréntesis; aunque, arriba y abajo, las pertinaces olas arremetían. Contra las injusticias, sin tregua posible.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 9 de agosto

martes, 5 de agosto de 2014

Nacionalistos
Coincido con Jordi Pujol en que el nacionalismo no es el objetivo. Lástima que no lo entiendan así los muchachos de Esquerra, que han decidido taparse la nariz oponiéndose a una comisión de investigación para no perjudicar su única bandera: ganar las elecciones sea como sea. Es cierto que asegurar el porvenir  de los hijos propios es el fin de cualquier ser vivo, pero esperábamos que un dirigente de su talla les llenara la cartera de saber, no del dinero que ha hurtado a los catalanes que no se apellidan Pujol y al resto de los españoles, incluidos los murcianos y andaluces que se han dejado la piel por esa tierra. Con ese alma de andorrano que exhiben los de su especie, aunque no se sepa muy bien si -como el resto de los paraísos fiscales- aquello es una nación o una calle con estancos donde nadie paga impuestos, pretenden que el himno oculte el ruido que genera el estruendoso derribo del Estado de Bienestar, la única patria por la que sí merece pelear tanto por nosotros como por nuestros vástagos. Mientras los charnegos aportaban la mano de obra que necesitaba Cataluña, usted se lo llevaba a manos llenas tanto en su feudo como en Madrid, con unas componendas, a derecha e izquierda, que han consolidado a aquella Comunidad como la más rica y a Murcia y a Andalucía entre las más pobres. Un sur en el que también han germinado los ladrones de “guante blanco”, pero que también acogió a bandoleros como “Tempranillo”, que repartía entre los pobres lo que sustraía a los ricos, pues hasta para robar hay clases. Lástima que ese espíritu de Sierra Morena no perviva y se extienda hasta Andorra. 
NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINION DE MURCIA 1 de agosto

¿Hay alguien ahí?
No hace falta tomar un avión para desaparecer. Ni es preciso abrir el aeropuerto de Murcia para que los aviones desaparezcan. Ser dominguero o veraneante de bajos vuelos te permite atisbar, desde tu minúscula ventana, el tránsito urbano y playero, donde tanto en una como en otra atmósfera se respira y escucha que este verano hay poca gente. Miras al trasluz las sombrillas y observas como hasta el aeroplano publicitario sobrevuela la arena en vez del agua, buscando a la tropa. Y cuando se trata de reponer fuerzas encuentras compartimento a la primera, con indiferencia de la clase que posea el restaurante. De vuelta al asfalto, en tu vuelo rasante diario te vas topando con comerciantes que salen a fumar y a tomar el fresco, apuntando a una reducción del personal con respecto a otras campañas. El fenómeno es aún mayor en regiones como Murcia, donde sólo aumenta el número de imputados mientras, como es obvio, disminuyen los ciudadanos. En la zona VIP suben los billetes y en el de las inmensas mayorías bajan, como muestran las balanzas fiscales en donde los murcianos han reducido su saldo 380 millones de euros. Se difumina la financiación a pesar de que la pobreza exhibe, con todo esplendor, su trágico perfil. Como quiera que las agencias de viaje tampoco levantan el vuelo, habrá que concluir que la economía sumergida, el calor o el miedo no nos deja levantar cabeza. En vez de intentar cambiar el rumbo con el poco combustible que ya nos queda, desaparecemos como los avestruces para no ver como se desmorona todo a nuestro alrededor, no sólo los aviones y la esperanza que abaten la guerra (Ucrania) y las injusticias (Gaza).
NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINION DE MURCIA 26 de julio

lunes, 21 de julio de 2014

NPI
Estimados señores del FMI: El problema no es el SMI. Los ni-ni, que según ustedes sólo se dedican a jugar a la play y a la wii, trabajan sin mirar el sueldo ni el reloj, sin fin. Sus horas las cobran, con suerte, a un pitiminí. No se entiende, por tanto, su obcecación en reducir aún más el ya salario mínimo para, según sus grandes cabezas pensantes, reducir el desempleo juvenil, que en España y Murcia se cuenta de mil en mil. Si, además, al mínimo salario se unen los incentivos a la contratación, la reducción de las cotizaciones y la flexibilidad a la carta, sin indemnizaciones o cualquier mejora afín, su empleo no depende, parece, de rebajarles aún más su nulo pedigrí. Ni tampoco de su perfil, pues su contorno no presenta aristas para bajar, cuanto sea preciso, la cerviz. Ustedes, sin embargo, no cejan, con la imputada Christín a la cabeza, en insistir una y otra vez, en disminuir, como si fuera posible, el SMI. Y todo ello con España a la cola, junto con Portugal y Grecia, los otros pigs, compartiendo la miseria de la austeridad más ruin. En vez de condenar a una generación a sobrevivir, utilizando en otro cuerpo el bisturí, lo primero que, quizá, habría que concluir es que de nada sirven las recetas del FMI. El aceite de ricino que nos obligan a ingerir no nos ayuda a crecer ni a resolver el problema del paro núbil. Eso sí, no nos queda otra que, ante tamaños disparates, sonreír y rezar para que sus consejos les termine por autodestruir porque ustedes gozan de unos sueldos que ya quisiera para los jóvenes y también para mí. He llegado al fin sin hablar del PIB, que es donde realmente hay que incidir.  
NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINION DE MURCIA 19 de julio

Bienvenidas
Dos nuevas emprendedoras han eclosionado en nuestra familia. Ambas se llaman Valeria, que hasta los nombres de moda están impregnados del sentido monetario que nos inunda, aunque en este caso responde al valor que han tenido sus progenitores. A la contra de la caída de la natalidad, estos jóvenes inconscientes han preferido seguir los dictados de la naturaleza y alumbrar nuevos seres y, para más inri, españoles. Vinieron llorando a esta tierra árida del sureste, que no ha parido una buena noticia colectiva desde tiempos inmemoriales. Desde un principio, sin dar aún el primer paso…hacia el banco, mostraron su enternecedora cara emprendedora,  que es lo mejor que les podemos desear dada la deriva del mercado laboral. Ojalá no tengan un trabajo fijo, donde se mueran en vida sin posibilidad de disfrutar de días de licencia ni por el suyo ni por cualquier otro fallecimiento. Espero que encuentren también el sentido de la existencia, constreñidos como estamos a un pensamiento único que gira en torno al dinero, principio y meta de un declive sin fin. Que den a luz nuevas ideas que les haga mejores que las anteriores generaciones, frenando el descenso a las tinieblas de estos principios de siglo. Mejores por haber sido capaces de recuperar, en armonía con el mundo, la ciudadanía, igualdad y justicia social. Y que, por supuesto, tengan retos más ambiciosos que intentar poner todos los días la mesa frente a un televisor desde donde el soniquete público nos convierte en clones de la oveja Dolly para, sin salirse del rebaño, obedecer, sin gimotear, a los pastores. Ánimo Valerias, no dejéis que el futuro se siga escribiendo con renglones torcidos.

lunes, 7 de julio de 2014

Salud
Sabe que en ello le va el plus salarial y la posibilidad de seguir dirigiendo el hospital tras su privatización, por lo que no duda en afinar su bisturí para cercenar, con la coartada de las vacaciones, el máximo de plantas, siguiendo la receta de los hombres de azul. Hace tiempo que dejó de preocuparle el bien común y únicamente recala en el suplemento que, por recortar gasto, adorna su nómina cada año. Desconoce, sin embargo, que enfermos, familiares y personal sanitario aprovechan el largo día que marca el solsticio de verano para preparar la contraofensiva e impedir el cierre de las dependencias. “Este año no nos moverán”, resuenan las desconchadas paredes con blanca esperanza, que reluce aún más por la decisión firme de los pacientes y trabajadores de defender, cama por cama, el Estado de Bienestar. Tras el último zumo o café con galletas, cuando la luz roja apaga el trasiego de los pasillos, las ruedas de las camas, sillas y soportes de donde cuelga el suero taponan las entradas.  Por el resquicio de las capadas ventanas recobran la vida lanzando sus proclamas y versos en la cálida noche. No son números, recuerdan, exhibiendo la noticia que habla de la reducción de 30.000 empleos en la sanidad pública durante los dos últimos años. Con el día, con la marea, los que pueden salen a la calle a protestar mientras el resto se queda de guardia para que no se cuelgue el “cerrado por vacaciones”. Por la tarde, sobrados de corazón, tienen previsto asaltar las plantas nobles donde se encuentran los despachos para, sin anestesia, trasplantar el cerebro, si lo encuentran, de los que sólo buscan dar la puntilla al sistema público de sanidad. En Belltvige han logrado mantener abiertas las tres plantas amenazadas. En La Arrixaca se ha reabierto la sexta un día después de ser clausurada. En Elche, hasta la concejala de Sanidad del PP ha dimitido por la degradación del servicio sanitario en verano. Ahora si merece la pena vivir. Salud.

miércoles, 2 de julio de 2014

Cuéntame un cuento
Erase una vez que se era un lugar, antaño alegre, donde iban desapareciendo los enanos por la caída de la natalidad, las princesas se convertían en ranas y hasta el cuento, tras cerrar los ojos Ana María Matute, estaba de luto. En este país del siempre jamás, la niña que huía de la niñería nos iluminaba con su magia sin ocultar la cruda realidad. Las hadas madrinas son centros de Caritas que, como setas, surgen por todo el país y a cuya inauguración acuden, con piel de cordero, gozosas autoridades inanes y expertas en fabular, pero incapaces de saciar el hambre y el alma. Los caballeros no son de leyenda sino personaje frikis como el que, de nombre Soria aunque es canario, tizna el sol y el turismo de negro husmeando petróleo y gas. Con sus mares repletos de medusas y de cantos de sirena que a nadie engatusan,  y la tierra rezumando ratas; los habitantes de lo que fue un frondoso bosque, con patitos feos en sus hermosos lagos, se muestran inmunes a la corrupción y al desatino. En genuflexión permanente, como buscando migas con las que retroceder a un tiempo mejor desde el que sólo sea posible avanzar, sufren al ogro mayor de un reino que está empeñado en ser el envés de Robin Hood, hurtando a los pobres para agasajar a los ricos. En este terror que nos impide conciliar el sueño; niños, jóvenes y adultos observan como, al igual que los hospitales y centros de salud, se cierra sobre ellos un infeliz “colorín colorado”.

sábado, 21 de junio de 2014



Fin de curso
No había sido un curso cualquiera. Perdió a su abuela el 22 de febrero por una neumonía agravada con el tratamiento economicista del hospital. Su abuelo, que apenas se enteró porque le ganó la partida el Alzheimer hace una década, se enfrentaba ahora a la expulsión de la residencia por el derrumbe incontrolado de las ayudas de la dependencia. Su padre, empleado público, también había visto reducido sus ingresos, mientras su madre sostenía, a duras penas, los pilares de la casa. Ya en el ámbito académico, se acordó del golpe que supuso ser uno de los 50.000 estudiantes murcianos que, a pesar de cumplir todos los requisitos, perdió la subvención para la compra de los libros. Aún sentía la incomodidad de una clase en la que no cabe un alfiler y las continuas amenazas del ministro de Educación, que ha dejado como colofón su íntimo deseo de suprimir las becas universitarias. Pensó en la carga que supondría un nuevo préstamo sobre su familia para poder matricularse en la Universidad, hipotecando tanto su futuro como la del resto, pues ella no percibía a su alrededor que se estuviera generando empleo ni entre los jóvenes ni entre el resto. Cansada de restar, pensó que algo estaba cambiando...que en las calles aumentan las personas indignadas, que reclaman participar en las grandes decisiones de futuro, hartos de ser únicamente cla en los grandes espectáculos dinásticos y futbolísticos que nos pretenden adornar el presente. En una nota de euforia creyó, incluso, que el nuevo Rey podría hacer algo por restablecer la justicia y la igualdad social.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión 20 de junio de 2014.