lunes, 26 de octubre de 2015

Americanos…

Estoy happy.  Nunca pensé que ni los americanos ni nuestro Gobierno supieran donde estaba Murcia y fíjate tú qué regocijo que han pensado en nosotros para que el material radioactivo de Palomares se pasee por media Región para embarcar en Cartagena. Nuestra bella ciudad departamental lucirá aún más, como nunca. Cincuenta años criando malvas en el municipio almeriense y ahora se van a airear en lo que será su último viaje al país de los sueños, pues ya no son sólo los mexicanos los que ansían cruzar la frontera sino que no hay ser viviente que no quiera torcer el pescuezo para observar lo único que se puede ver allá, sus rascacielos. Tal y como está la cosa, con murcianos huyendo a todos los lares para huir del paro, igual hay quien se cuela de polizón, imitando a los inmigrantes que se encaraman a las lonas de los camiones que atraviesan el Canal de la Mancha; o, mejor aún, aprovechamos la nocturnidad para cargar nuestro tesoro enterrado en Portmán. Dado el cerebro y la infalibilidad de estos amigos yanquis, hace poco demostrada en el bombardeo de un hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán, no se descartan accidentes o derrames nucleares a modo de hermoso daño colateral. Para más inri, los únicos que iban a utilizar la deficitaria autopista Cartagena-Vera resulta que, para ahorrarse el peaje, han proyectado una nueva vía. No han hecho falta estudios de impacto medio ambiental, al fin y al cabo sólo son neutrones, ni indemnizaciones ni el clásico rodeo por Alicante. En este feliz acontecimiento, la carretera que se construirá al efecto seguro que recogerá el afecto de los pueblos atravesados. Sin necesidad de que nadie nos dé una explicación -pues ni el presidente de la Comunidad ni los ayuntamientos han recibido noticias de los planes norteamericanos pactados con los planos gobernantes de Madrid- ya les esperamos con los brazos abiertos y dispuestos a enfundarnos los trajes de lunares y sombreros sevillanos para acompañar los destellos nucleares. Ellos ponen las estrellas y nosotros los estrellados. Nos lo pasaremos bomba.

 LA OPINION DE MURCIA. Nos queda la palabra. 24/10/2015 en la Contraportada

domingo, 18 de octubre de 2015

Gordo para todos
Al mismo tiempo que el turrón, los polvorones y especialmente el cava comienzan a asomar por las bancadas de las hipercatedrales, otras poltronas también populares se convulsionan ante San Martín. Este año, el anuncio de la Lotería de Navidad tendrá que ser especialmente ingenioso para animar las ventas del “gordo” pues, según se barrunta, nos va a caer a todos dos días antes del sorteo. Compres o no compres el décimo es muy posible que nos caiga el primero. Bien es verdad que podrían contratar al mismo humorista que nos ha hecho soltar lágrimas de risa y de las otras para contarnos, de cuento, la milagrosa recuperación de España tras cuatro años de amputaciones. Damos por hecho que la paciente no tuvo guardar las colas de espera del tipo de la Región de Murcia. De igual forma, aceptamos que la enferma vive en una ciudad, que no en cualquier pueblo de Castilla La Mancha desprovisto de consultorio, y va a encontrar un hospital abierto de forma permanente e, incluso, vamos a pensar que es de carácter público, aunque ya es de sobra conocido que el equipo médico actual es más partidario de la sanidad privada. Confiemos, asimismo, en no encontrarnos con algunos alumnos de Medicina de prácticas de la universidad que yo me sé. Ya reposando en la camilla y rodeada de los enfermeros y médicos que se han librado de los miles de despidos en el sistema público, compartiendo una habitación para tres donde el que dirige las operaciones es el gerente; se le aplica una dieta de caballo que no se salta el más pinturero. Ahí va la dosis: un cuarto menos de salario; mayor inestabilidad en el trabajo y picos récord de desempleo; desmantelamiento del Estado del bienestar, con reducciones presupuestarias en sanidad, educación y atención a la dependencia; disminución de libertades y mayores inyecciones aún de corrupción. Lo raro es estar vivo, llegar a ese 20 de diciembre a la urna para adelantar las dichosas y felices fiestas y, ante todo, la Nochebuena.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Se busca

Ni la celebración en Murcia durante toda una semana de la festividad de la Policía Nacional ha impedido que nos roben el trasvase. Rodeados de uniformes, afortunadamente no grises, helicópteros, motocicletas, camionetas y demás parque móvil, incluyendo el ministro más cercano a los ángeles custodios, nos han  tenido con un corazón en el puño ante tanto simulacro cuando, por la espalda y sin avisar, nos han hecho un tajo real en el inicio del año hidrológico. Confiar en que llueva, levitando entre las nubes a la espera de que el tiempo solucione los problemas, cual Cataluña, desemboca en un inútil trasvase de riqueza.  Nos iban a traer el Ebro y a punto estamos de perder el Tajo. Bien es cierto que algunos, como el Ayuntamiento de Murcia o la Comunidad Autónoma, no tienen problemas con el suministro hídrico para levantar cientos de viviendas en plena huerta. Por mucho que la Confederación Hidrográfica les indicó, en un informe de obligada orden, que la urbanización Joven Futura no tenía garantizada el agua, allá plantaron ladrillos, destrozando miles de metros cuadrados protegidos, no recalificables, de huerta.  Los mismos que recriminan que las jóvenes no respeten el vestido tradicional de la huerta son los que no sólo la enladrillan sino que se jactan de la obra, del cuerpo del delito. Una huerta de donde salieron los manjares que se ofrecieron al joven Rey, que algunos consideran de futuro, en nuestra Universidad, la de todos. Dudo que estemos saliendo de la crisis económica, pero la noble visita nos sirvió para afrontar el abandono o la crisis de Económicas, en cuyo repintado y cuidado salón de actos se celebró la apertura del curso universitario. Se arreglaron puertas, se regaron jardines, se limpiaron cristales y se enceraron pasillos en medio de un mar de banderas que, imagino, han agotado el presupuesto del rector Orihuela por muchos años. Yo prefiero los mares de letras, pero puestos a ahogarse en seco que, al menos, sobresalga el mástil de nuestra Universidad.

jueves, 1 de octubre de 2015

Murcia es Murcia
Un plato es un plato, un vaso es un vaso y un tren soterrado es un tren soterrado, que no asome junto a tu culo a la mínima que te agaches. Qué va a ser lo próximo… ¿Un aeropuerto sin aviones erigido por la iniciativa privada que, como no levanta el vuelo, tenemos que sostenerlo presupuestariamente entre todos, a razón de 20.000 euros  del ala diarios? ¿O una sosa desaladora de la que no sacamos ni una desoladora gota, salvo el sudor que nos cuesta devolver a la concesionaria los 600 millones de euros de su construcción y funcionamiento? ¿O un trasvase al que se levanta un muro de 400 hectómetros cúbicos para que no rebase y pueda cumplir su función? ¿O un Real Murcia en campos de tercera, con su presidente en el banquillo tras únicamente ganar en el terreno de las recalificaciones? ¿O una reforma laboral que, como tan bien sabemos en Murcia, ha acabado con el trabajo  y la forma de subsistencia leal de los ciudadanos, colocándoles en el disparadero del paro a las primeras de cambio cuando lo que prometió fue que flexibilizar el despido proporcionaba más empleo? ¿O un Consejo Social de la Universidad de Murcia cuyo presidente vota a favor de una universidad privada? No hombre no. Un poco de sentido común. No puede estar ocurriendo y encima te llevas la bronca por, supuestamente, haber permitido tal estado de cosas. No se amargue, el culpable siempre es otro. En este caso, debe ser el chachachá, pues los buenos ciudadanos siguen mostrando en las urnas su conformidad con el esperpento.  Una deformidad que nos devuelve el espejo para convertir la situación en surrealista, que no tiene una explicación lógica. Es más, tan surrealista que no admite miradas diferentes, pues claramente aquí el que se mueve no sólo no sale en la foto sino que corre el peligro de ser expulsado del paraíso terrenal. Aquel en el que Eva nos condenó a no entender nada.