Gordo para todos
Al mismo tiempo que el turrón, los polvorones y
especialmente el cava comienzan a asomar por las bancadas de las
hipercatedrales, otras poltronas también populares se convulsionan ante San
Martín. Este año, el anuncio de la Lotería de Navidad tendrá que ser
especialmente ingenioso para animar las ventas del “gordo” pues, según se
barrunta, nos va a caer a todos dos días antes del sorteo. Compres o no compres
el décimo es muy posible que nos caiga el primero. Bien es verdad que podrían
contratar al mismo humorista que nos ha hecho soltar lágrimas de risa y de las
otras para contarnos, de cuento, la milagrosa recuperación de España tras
cuatro años de amputaciones. Damos por hecho que la paciente no tuvo guardar
las colas de espera del tipo de la Región de Murcia. De igual forma, aceptamos que
la enferma vive en una ciudad, que no en cualquier pueblo de Castilla La Mancha
desprovisto de consultorio, y va a encontrar un hospital abierto de forma
permanente e, incluso, vamos a pensar que es de carácter público, aunque ya es
de sobra conocido que el equipo médico actual es más partidario de la sanidad
privada. Confiemos, asimismo, en no encontrarnos con algunos alumnos de
Medicina de prácticas de la universidad que yo me sé. Ya reposando en la
camilla y rodeada de los enfermeros y médicos que se han librado de los miles
de despidos en el sistema público, compartiendo una habitación para tres donde
el que dirige las operaciones es el gerente; se le aplica una dieta de caballo
que no se salta el más pinturero. Ahí va la dosis: un cuarto menos de salario;
mayor inestabilidad en el trabajo y picos récord de desempleo; desmantelamiento
del Estado del bienestar, con reducciones presupuestarias en sanidad, educación
y atención a la dependencia; disminución de libertades y mayores inyecciones
aún de corrupción. Lo raro es estar vivo, llegar a ese 20 de diciembre a la
urna para adelantar las dichosas y felices fiestas y, ante todo, la Nochebuena.
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