domingo, 26 de marzo de 2017

Llamémoslo X
Lamento señor Dijsselbloem que tenga atragantados a los países del Sur, un nido de putas y alcohol en sus sabias palabras. Nosotros, para comenzar, también nos atoramos cuando intentamos pronunciar su nombre o comprender su cargo, pues nunca hasta ahora habíamos escuchado entre los Pigs (acrónimo de Portugal, Italia, Grecia y España) que había un Eurogrupo y, por tanto, un director. Somos tan burros que, incluso, algunos de nosotros hemos ido a su país, a la bella Holanda, en busca de marihuana y a contemplar en los escaparates la carne de sus prostitutas cuando, de hacerle caso, no nos habría hecho falta salir de casa. Aquí, en Murcia, tenemos hasta holandeses a los que, ciertamente, se les ha olvidado enseguida su espíritu calvinista. Ya sabe, como diría Weber, si me permite la cita, personas íntegras con un comportamiento racional que no se cansan de rendir en el trabajo y de ahorrar cualquier tipo de gasto. Si por ellos fuera trabajarían de forma incansable para ganar, incluso,  terreno al mar, como la propia Holanda. Siento señor X -déjeme que le llame así para no asfixiarme en este artículo, que me sale de lo más profundo de un gin tonic- que sus compatriotas, a la primera de cambio, se hayan contagiado de nosotros y se comporten, por tanto, como cerdos. Una amiga ha sido testigo de la fiesta de cumpleaños de uno de estos jóvenes impronunciables. El colega se gastó 600 euros en alcohol para celebrar su onomástica, que cerró estrellando sandías en las habitaciones de su piso de estudiante. Ya ve cómo está la juventud. Los jóvenes del sur se mueren de hambre y los de centroeuropa de quemar los euros. Y no es que yo quiera señor X que alguno de nuestros ministros, como el señor Guindos, le suceda en la silla; pues, con toda seguridad, nos sumergiría aún más aún en el alcohol para  ahogar las penas.  No, lo que a las tribus del sur  nos gustaría es que se desterraran los tópicos y, ante todo, se acaben las desigualdades entre la zona vip y los vagones de cola de Europa. A mandar.

domingo, 19 de marzo de 2017


Música maestro

Resultado de imagen de piano de cola wallpaperYa sé que este artículo no traerá cola. No tendrá la repercusión del trascendental debate parlamentario sobre si se corta o no la cola a los perros; que perdió un PP que defendía, como es obvio, el recorte.  Tampoco  supondrá que el piano de cola se instale en las escuelas, tal y como ocurre en los países europeos más avanzados. Hace tiempo que la palabra música no se oye en el Congreso y en el colegio suena con sordina. Oídos sordos hicieron también las autoridades regionales a la clausura en el Auditorio de Murcia de las jornadas 'Una educación para el siglo XXI. Miradas desde las ciencias y las artes', que tuvo como broche de oro un concierto de la Orquesta Sinfónica. Ni un solo miembro del Gobierno regional quiso acompañar a los cientos de profesores de la escuela pública que abarrotaron la sala, aunque sus voces sonaran como desde la clandestinidad pues en esta edición la música ha sido su principal reivindicación. Con voz clara y con la más acertada interpretación, los docentes aportaron una partitura mágica no sólo para mejorar los resultados académicos sino para -aparte de su también apreciable carácter terapéutico- formar mujeres y hombres libres: potenciar la música, las artes y la cultura. Esa fórmula ya la conocen en la anhelada Finlandia y en los países que encabezan el informe Pisa, donde la enseñanza de la música ocupa un lugar preferente, con dotación de aulas e instrumentos a disposición de todos los alumnos.  Estudiantes de la pública. “Una escuela pública inclusiva, integradora, que asegure la igualdad de oportunidades para todos y un currículo que contemple la enseñanza de la música en todos los cursos de educación infantil, primaria y secundaria”, en palabras de nuestros maestros más comprometidos, que suenan a sinfonía celestial. Está claro que nuestros directores de orquesta, nuestros mandatarios, no están dispuestos a coger la batuta para incentivar la cultura, el pensamiento crítico, entre los más jóvenes. Ni siquiera se preocupan en preservar nuestro Auditorio o nuestra Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Sería un réquiem para ellos, pero lo que no podrán acallar ni hacernos olvidar es que la música ha acompañado a las mujeres y hombres en todas las primaveras. Nos queda la palabra...y también la música.
NOS QUEDA LA PALABRA. La Opinión de Murcia.

domingo, 12 de marzo de 2017

Llévame pronto

No sabes cómo te comprendo. Te minusvaloran, denigran, desprecian e, incluso, quieren verte muerto. Eres nuestro “calimero” particular. Nadie te aprecia y, menos aún, te anhela al menos en nuestro corral. Eres nuestro punto más negro, con el cascarón del Ministerio de Defensa siempre sobre tu cabeza y con la amenaza de que nos costarás, como todo, un huevo. En esto de los óvulos, nuestro malquerido aeropuerto de San Javier te pareces a tu hermano menor, el de Corvera. Entre los dos vais a convertir a los murcianos en eunucos. Bien es verdad que el nuevo retoño, que no acaba de despegar, caerá en una buena familia tras abrillantarlo con los presupuestos regionales; mientras tú eres de baja estofa, como corresponde a tu sangre pública. Hazme el favor de estrellarte o de pegarte un tiro, a ver si nos libramos de la indemnización que saqueará nuestros bolsillos. Eres como los malos hijos, pues nos empeñamos en que te despeñes y tú no haces más que obtener matrículas a nivel europeo. Ahí es nada. El puto Calimero, la más vilipendiada infraestructura de Murcia, contra la que no pueden ni los bombardeos propios ni el hecho de haber estado en manos de pilotos tan audaces como Trillo o Cascos. Nada es capaz de derribarte, ni los misiles de Madrid ni los lanzados por nuestras azafatas regionales, que te cortan las alas cada vez que pueden. Malas compañías que en vez de hacerte tragar la tierra son puestas en evidencia por los reconocimientos de las altas esferas europeas. La pérdida de control, marca de la casa, nubla cualquier tipo de expectativa pues sólo se apoya a los de alto vuelo. Buitres que ya sobrevuelan Corvera, considerándote a ti, mi hermano, mi causa perdida esta semana, pura carroña. Abróchate el cinturón “calimero” a ver si somos capaces de pasar estas turbulencias sin acabar locos.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia