martes, 30 de octubre de 2012


Deformación
Que España no es Alemania hasta un economista lo ve. Aunque nosotros tuvimos nuestra particular reunificación en la transición, un imperio y hasta compartimos al emperador Carlos, los germanos se pasean hoy por Europa blindados con armadeuros. Nos cercan y se llevan a nuestros jóvenes. Una delegación alemana de Baja Sajonia, donde cada pueblo tiene su fábrica de cervezas, lo que igual explica la ventaja que nos llevan, no cesa de realizar entrevistas a desempleados formados en la Federación Regional de Empresarios del Metal de Murcia y a licenciados de la universidad murciana para engrosar sus plantillas. Todo un reconocimiento a nuestra formación -al menos en lo que se refiere a las organizaciones citadas- en pleno inicio de la adopción, por nuestra parte, de la formación profesional dual alemana. No sé si me explico o  hablo en alemán, aunque la cosa tiene vocales: mientras los alemanes buscan a los jóvenes murcianos por su formación; nosotros, que somos más listos que ellos, importamos el modelo de formación alemana. En paralelo, evidentemente, desprotegemos o recortamos a las universidades y a las organizaciones empresariales, de reconocido prestigio, que funcionan en nuestra Región. Se llevan nuestro jamón y encima les compramos la máquina para hacer salchichas. Una jugada…de libro. 

martes, 23 de octubre de 2012


Españolizando, que es gerundio
Con lo que es la familia en estos momentos y es añadirle “política” y se rompe el encanto. Rico en tacos, muy pronto la RAE se verá obligada a incluir nuevos improperios en nuestro diccionario. Ya coloquialmente -quién se acuerda de lo etimológico- “político” es sinónimo de caradura, corrupto e indeseable. El ministro del ramo -que se ha cargado la rama de las artes y muy pronto de las letras- despreció la huelga de educación calificándola de “política”, pues, como el susodicho, no hay más “ciego que el que no quiere ver”, que se dice en español españolizado. Posiblemente él no se considere político. En tiempos no tan arcaicos, el general, con esa visión que tenía, obligaba a sus ministros a no ser políticos, como los que actualmente nos gobiernan desde Bruselas. La otra palabra candidata a entrar en “lo peor de lo peor” es, con perdón, “sindicalista”, dícese de gente de mal vivir. En las acepciones, espero que jamás se plantee la posibilidad de un “sindicato… de médicos”, términos claramente contrapuestos aunque, sorpréndanse, no sólo existe sino que su presidente plantea recetar “espíritu crítico” a los pacientes para impedir el grave retroceso de la sanidad pública. Acaba de nacer, incluso, un sindicato de premios Nobel que anuncia el desastre de recortar en I+D. Está claro que añadir “política” y “sindicato” a cualquier colectivo nubla la mente. O igual somos nosotros los que hemos perdido cualquier honrosa definición. 

miércoles, 17 de octubre de 2012


De vértigo
Como el helio, los helados recortes evaporan nuestra existencia, despojándonos de toda condición de ciudadano. El despegue se inició allá por mayo, cuando hace la calor, de la mano del que en aquel momento mecía la cuna, que nunca nos iba a hacer daño. De un plumazo, el nuevo Jefe de la Nada nos propulsó a la estratósfera soltando lo que él considera lastre y nosotros derechos sociales. Puestos ya en órbita y en esa capa del universo, los recortes, evidentemente, son estratosféricos y no faltaron otras manos para lanzarnos, ya sin globos sonda ni de otro tipo, al vacío.  Desde las más altas cuotas de la miseria, en los primeros dos minutos de descenso a cuerpo, cuando se rompieron todas las barreras y ecos del Estado de Bienestar, se escuchaba en alguna Comunidad Autónoma como algún consejero reclamaba más turismo una vez cerrados, en la práctica, sus principales museos; o defender la agricultura tras enladrillar todas las tierras de cultivo; o defender la sanidad y la educación cerrando plantas y masificando aulas; o apostar por las energías alternativas en medio de los apagones y ataques a la fotovoltaica…¡Qué mareo! En plena caída, esto no hay quien lo pare. Una misión imposible. Puede que la Unión Europea, alelada ante las fuertes presiones de nuestro amo del universo, nos preste una desgastada alfombra para el aterrizaje, donde envolverse antes de tragar tierra.

martes, 9 de octubre de 2012


RIP
(In memoriam de los 25.000 empresas y autónomos desaparecidos en Murcia desde el inicio de la crisis)
Aunque son mayoría los que piensan que las empresas no tienen alma, cada vez está más claro que nacen, hubo un tiempo en que florecían, algunas se reproducen y, ahora más que nunca, mueren. Si se publicara una esquela por cada una que cierra los ojos o persiana, al menos los periódicos sobrevivirían. Ellas, que son nuestra chispa de la vida y que, como en el caso de las de telefonía móvil, nos permiten disfrutar de la libertad que nos queda, están en peligro de extinción. Entre las inscripciones que señalan la causa, destacarían fallecimiento por anemia del consumo, falta de un saludable ejercicio contable, vicios adquiridos como el colesterol malo de la corrupción, imposibilidad de transfusión financiera o asfixia a la espera del oxígeno administrativo, cuyo impago las condena a una muerte lenta.  En muy pocas el parte de defunción muestra “alta tensión” pues entre los dolientes comparten lugar y sentimientos empresario y trabajadores. La guadaña llama a la puerta de los bajos y a los que se mueven en las alturas, a los privados y a los públicos, aunque en este último caso no hay pésame sino gozo. Mientras tanto, el equipo médico habitual, actuando a siniestro con sus tijeras y bisturí, cuenta con cruces sus cadáveres, que nutren los tanatorios. Aquí sólo toma medidas el de la funeraria. 

miércoles, 3 de octubre de 2012


El río que nos lleva
A Juan y al resto de las personas que arriesgaron sus vidas en las riadas para salvar a otras

Si dentro de 20 siglos queda aún un ¿yen? para investigación, descubrirán en este desierto ibérico una columna seccionada como consecuencia de la tromba de recortes que acabó con la sociedad de su tiempo. El pilar sostenía los puentes que la corriente de liberalismo derrumbó. A la lluvia fina en la disminución de los derechos sociales le siguió un “tsunami” que partió a la península del sur europea en dos: los que se hundieron y los que, como es habitual, salieron a flote. La fragilidad de la argamasa denotó que aquellos “años de bonanza” fueron un espejismo, pues la cohesión saltó por los aires por la tendencia de sus habitantes a la competitividad, con el señor dinero fácil como único dios y con los gobiernos facilitando sólo el “sálvese quien pueda”. Con esa bandera, se sucedieron nuevos conflictos y guerras hasta que el imperio chino impuso las 24 horas de trabajo. Eso sí, con chip insertados a la televisión. Sin puentes ya que tender. Una inmensa masa acrítica, sin atisbos de solidaridad y compromiso. Como muertos en vida.