Un respiro
Buscando cualquier tímido rayo de sol, los jóvenes tumbados en el césped
natural, de un jardín ya perdido, se acurrucan como si en Murcia hubiera
invierno meteorológico. Viven el presente. Es su sábado de felicidad con el cerebro
únicamente centrado en sus instintos básicos. El sol y el trino de unos pocos
pájaros ayudan. También el silencio. Con las manos entrelazadas, el cielo
refleja el azul más bello, inmaculado como no se suele ver en estos lares. A
través de su piel, acompasan su respiración. Arriba y abajo. La naturaleza es
sabia. Abren los ojos y se miran. No necesitan más…ni siquiera el móvil que les
está mancando en el bolsillo. Ella y él, solos en la isla verde, disfrutando de
un paréntesis. Sonríen al darse la vuelta. Su brazo se extiende por su espalda.
Miran ahora los bichitos que caminan, absortos, por la hierba. A lo lejos queda
un horizonte repleto de nubes, que esquivan con los primeros planos de la
tierra húmeda. Notan como el planeta se mueve al ritmo de sus caricias, sin más
centros que su universo. Al observarlos, unos zapatos lustrosos lamentan cómo
pierden los jóvenes el tiempo. Hoy es sábado en Murcia, el sol alumbra y unos
jóvenes en el parque juegan a no hacer nada, anudados como en la proa del
Titanic antes de su hundimiento, atragantándose del aire fresco y límpido de la
mañana, repleto de libertad y de sueños.
NOS QUEDA LA PALABRA / Publicado en La Opinión de Murcia el 24 de enero.