Desde el apeadero
Al contrario que “El Pajarito”, que vuela cada vez con mayor
vigor y autonomía; el AVE de “mal agüero” sigue dando tumbos, con el marchamo
con el que siempre andan nuestras comunicaciones ferroviarias. Cual gaviota, la
última ocurrencia es que se sumerja levemente sobre las aguas subterráneas y
vuelva, como un relámpago, eso sí, a emerger como el ave fénix, intercambiando
el necesario soterramiento en un “soterrormiento”. Tal es la maniobra, que los
maquinistas regional y local, que también visten de azul, se han rebelado
contra la jefa de los revisores…a la baja. Ayuntamiento y Comunidad frente al
Ministerio de Fomento, al que se le ha impuesto una multa por no anunciar su
llegada ni llevar el billete preceptivo de obras. NI en las mejores películas
de los primeros ferrocarriles, aquellos que tenían un sentido, se puede ver una
lid tan entretenida. Disfrutar de un viaje a ninguna parte donde las vías entre
los propios correligionarios saltan por los aires, cual ave. Una conquista del
Este, con choque de trenes simulado para la galería, que en vez de aportar
desarrollo y armonía, pone las traviesas para dividir a la capital murciana en
dos, condenándola de nuevo a ir en el vagón de cola del resto de las
autonomías. Mientras “El Pajarito” esquiva a los múltiples cazadores que
intentan evitar que píe el subdesarrollo y la desigualdad que vislumbra en la
Región en su vuelo rasante diario; a estos mismos pensadores de vía estrecha,
que quieren manejar a todo bicho viviente, les sale el tiro por la culata. Lo
peor es que el descarrilamiento nos deja a todos en el andén de la estación de
El Carmen, paradigma del pasado más absoluto, esperando a un futuro en vía
muerta.
El Pajarito
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