domingo, 24 de julio de 2016

Pokemon eres tú

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El pokemon está en ti. No está go. Anda que no te habrás hecho selfies sin encontrar nada apreciable y ahora vas disparando, a troche y moche, cual morlaco, en busca de muñecos aún menos articulados y sin, ni siquiera, una neurona. Mirabas para otro lado para no encontrarte ante el abismo de la vacuidad y de la ignorancia y ahora te asomas al precipicio o al subsuelo por una sustancia inorgánica. Renuncias al pensamiento, al verbo y a la esencia del ser humano, que es viajar hacia el interior, para subirte al carro de una moda que, como tal, es pasajera, pero exterior. Pura fachada y pirueta a favor del individualismo. No es lo mismo “hazte con todos”, el objetivo del dichoso jueguecito, que hazte contigo mismo para darte a los demás. Ya tienes el móvil que anhelabas para enfocar lo realmente interesante de nuestra existencia, los dibujos japoneses, patrocinados por la comida basura, para perfilar una sociedad hipercompetitiva, que lo fía todo a la tecnología o desnaturalización de las relaciones sociales y del trabajo. No me dirán que cada vez son mayores las razones para cortar los lazos con el absorbente celular, que nos roba la conversación, el sueño, el hambre y ahora la vida tras el puto muñeco. En esta época vacacional y tras el resultado electoral; yo, al menos, me encerraré en mi morada cual Teresa de Jesús. Mis libros, mi música, mi familia y mis amigos conformarán mi paraíso, náufrago y sin hilos con el resto del mundo. Desconectado de las ondas electromagnéticas e inundado en las olas terapéuticas. Y, de mirar, admiraré la belleza sobre la arena y las sinuosas líneas de un buen libro o de la piedra esculpida de nuestras catedrales. Fijaré la vista en el horizonte, confiando en no encontrarme con ningún gilipollas que me tape la infinita línea y el sol que nos alumbra, escudriñando si existe vida artificial, como la suya.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia  domingo 24 de julio

domingo, 10 de julio de 2016

Ser o no ser

En una especie de bumerán, la aportación de Australia al imperio inglés, contra sus propias cabezas, donde martillean los ecos del “Brexit”, los hijos de la Gran Bretaña suscriben múltiples iniciativas y asisten a multitudinarias manifestaciones para anular su propio voto, expresado en referéndum. Los ingleses se revuelven contra lo que ellos mismos han refrendado y votado. Libran una cruenta batalla con su yo y sus elementos. Desde otros lares o lores, no deja de ser también contradictorio que la Comunidad Autónoma de Murcia o algunos ayuntamientos murcianos abran el tablacho de la política diaria a la participación ciudadana cuando en la Asamblea Regional, que representa a todos los murcianos, se denigran las enmiendas de la mayoría. Se desprecian, no escuchan o convierten en pólvora las propuestas de los partidos que personalizan a la mayoría por una vía y, por la otra, la intravenosa, se abren los presupuestos a la participación ciudadana. Nunca será excesiva la aportación y control público para abrir nuestro rígido sistema; pero no deja de ser paradójico que se prime, elogie y bendiga la opinión particular sobre la que encarnan los, digámoslo así, diputados del pueblo. Bienvenido sea, por tanto, la apertura de las cuentas regionales al bolígrafo de los murcianos; pero también habrá que aprovechar la ocasión para reivindicar la legitimidad de todas las propuestas que partan de nuestros parlamentarios. Todo se andará, pero no se puede ser una cosa y la contraria, a modo de la extraordinaria novela inglesa Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Ello nos permite mantener la esperanza sobre, con independencia de los resultados electorales, el acierto de los murcianos a la hora de dibujar los presupuestos sin  renglones torcidos, que enturbien aún más nuestro propio sistema de bienestar económico y social. Igual pretenden que, al final, la participación ciudadana consista en que nosotros mismos esgrimamos las tijeras, recortando nuestra cabeza y nuestro propio futuro.  


NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 10 de julio

sábado, 2 de julio de 2016

Dame veneno

Algo tendrá el agua de la desaladora de Escombreras cuando, aun sin ser año mariano, le bendicen. ¿Irá realmente cargada de arsénico?, tal y como ha denunciado el que fue jefe de la instalación autonómica tras advertir que los contadores de este letal elemento fueron manipulados. ¿Irá realmente irradiada de otros metales y vitaminas propias de la dársena del Puerto de Cartagena, de donde se toma y nace la tubería hacia nuestros grifos?, tal y como investiga estos días la Guardia Civil. De una forma u otra, parece que nos sienta bien. Tan estupendamente como a los hombres solteros a los que rescataban de su soledad, mediante amables dosis, las dos tiernas viejecitas de “Arsénico por compasión”. Por misericordia, nos suministran la ponzoña, el cóctel de materiales tóxicos que se generan en cualquier puerto, para no sufrir la soledad política que nos invade. Una muerte dulce que, en los últimos estertores, no nos impide depositar el voto, sin ver los cadáveres que se esconden en los baúles y en los armarios. “Dame veneno que quiero morir, dame veneno”, cantan contentos los más entusiastas de las canciones populares; mientras hay quien piensa que los aditivos que convierten el agua de Escombreras en milagrosa tienen un carácter más alucinógeno, que convierte el negro en rosa. El maestro Fernando Savater asegura que no tener miedo es el axioma de la felicidad. En la Región de Murcia hemos demostrado que somos más valientes y aguerridos que el bueno de Bud Spencer -que en paz descansa desde el domingo, como nosotros-. Sus películas se parecen a las del oeste como nuestra sociedad a una sociedad ideal. Tanto en sus cintas como en nuestro modo de vida lo que prima es el espagueti, la pasta; en vez de la honestidad y la solidaridad. El pueblo es soberano, que quede más claro que el agua o el brebaje que no sacian, y no seré yo quien interprete “Sólo ante el peligro”, pero no me negarán que aquellos forajidos eran mucho más divertidos e, incluso, entrañables. Además, nunca sobrevivían ni, por supuesto, resucitaban.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia sábado 2 de julio de 2016