domingo, 28 de mayo de 2017

Censura

La Comisión Europea censura a España por su alto grado de corrupción. Tantos grados  que no hay latitud que sufra una borrachera cada día, cambiemos o no de embriagadora brújula: Gürtel, Lezo, Púnica, tarjetas black, Pokemon, Noos, etcétera. El Fondo Monetario Internacional censura a España por la moderación salarial porque es contraproducente para sus fondos y, ante todo, los nuestros. La también peligrosa OCDE censura a España porque la austeridad ha prolongado la crisis, abriendo una brecha de desigualdad imposible de cerrar. Nadie nos va a arrebatar la champions de la austeridad por mucho que el árbitro nos anime a levantar el pie. El temible Eurostat censura a España por estar a la cabeza del subempleo y de la precariedad. La izquierdista Cáritas censura a España por los mayúsculos niveles de pobreza o, más bien, desniveles que afectan especialmente a los más jóvenes y a regiones como Murcia. La patronal murciana, que es tan populista como los organismos y organizaciones señalados, censura a España por el castigo presupuestario permanente a la Comunidad de Murcia. Unas cuentas del Gobierno central que consolidan la divergencia al trasvasar el dinero común a aquellas regiones que, paradójicamente, más tienen y siempre reciben. Ciertamente, no hacen falta más censuras, lo que explicaría el silencio de los sindicatos o la desunión y la falta de respuestas de la oposición, que sirven de barrera a nuestros mosqueteros patrios. Guindos blande su espada en Bruselas para intentar derribar a los que duden de la honestidad de los políticos españoles; Montoro dinamita el prestigio de Cáritas y al mismo Papa si se parapeta tras una encíclica; y nuestros diputados populares en el Congreso salen de su escondrijo para defender, uno tras otro, lo bien tratados que, como murcianos, se sienten con el Gobierno central, arremetiendo contra una CROEM a la que sitúan en bando contrario. Toda una película de miedo que estamos condenados a repetir si nos mantenemos como meros espectadores, pasando por taquilla y sin reclamar nunca un cambio de director y de protagonistas…y que conste que yo quería hablar de la maravillosa noche de los museos en toda la Región, con los ciudadanos tomando la calle para disfrutar de su historia y de la cultura.
LA OPINION DE MURCIA / Nos queda la palabra

domingo, 7 de mayo de 2017

De nada

Estoy viendo que al final nos toca pagar por su presencia. Se acercan las vacaciones y, por tanto, las barbacoas multiculturales que normalmente se pagan a escote, como es natural en esas ardorosas fechas. Tres matrimonios de Andalucía, uno de Murcia y otro del País Vasco (a los de Cataluña los hemos vetado) nos juntamos para compartir las clásicas viandas y hacer las no menos habituales señales de humo y sonoras para levantar la envidia entre los vecinos. Hace ya tiempo que la pareja foránea, de más allá de las fronteras del Sureste, goza de cierta indulgencia y nos toca pagar, con gusto, al resto, que podríamos denominar los tontos del bote. Ello no es óbice para que mis entrañables amigos Patxi y Ainhoa no destapen su tarro de las esencias para ponernos los dientes largos con la calidad de la sanidad, la educación y el resto de los servicios públicos en Euskadi, amén de vanagloriarse por la ausencia de los casos de corrupción que florecen en el resto de Hispania. Ya no podrán decir que no están tiznados, pero me temo que este año se troncharán aún más de nosotros tras el acuerdo alcanzado por el PNV con el Gobierno central. Unas concesiones que supondrá el ingreso de 6.000 millones de euros para las arcas vascas en concepto de una menor aportación a la bolsa común y, encima, de un impulso a las inversiones del Estado, pues 3.600 millones destinaremos el resto de los españoles a llevar el AVE al País Vasco. Esto es, pagan menos y reciben más, siendo la Comunidad mejor financiada. Un favor que fue rubricado apenas 12 horas antes de que Soraya asistiera en San Esteban a la toma de posesión de nuestro nuevo presidente, donde del compromiso por escrito sobre los presupuestos, allá en el País Vasco,  pasó a las declaraciones de amor de palabra, acá en Murcia. Un cariño correspondido pues el nuevo titular de Murcia le garantizó que no será “conflictivo”... sin poner ninguna carne en el asador a pesar de ser los peor financiados. Ya saboreo las gambas y sudo con las risas de los vascos…pero lo que no saben los ilusos es que nunca podrán vivir por aquí; que Patxi, que está en ADIF, cumpla su sueño de trabajar en la estación del AVE de Vera tal y como pretendía cuando compraron la casa en esa bella ciudad almeriense, frontera con Murcia y a años luz ambas del ferrocarril y del futuro.