domingo, 30 de noviembre de 2014

Metamorfosis

Con Mortadelo triunfando en la gran pantalla, crecen sus fans como rey del disfraz. El célebre personaje de Ibáñez luce su transformismo aún más en 3D, mientras en nuestra ínfima dimensión se convierte en objeto de culto para personajes como el pequeño Nicolás –ora CNI, ora Moncloa, ora PP-FAES, ora PP-PP, ora –PP, ora pro nobis- o nuestro nuevo consejero de Fomento, que acepta cambiar gustosamente el negro por el blanco en el asunto del Gorguel con tal de tomar posesión. Una transmutación que, ciertamente, no es nueva ni particular pues no hay más que ver cómo tornan todos nuestros próceres murcianos al albur del signo del Gobierno central en temas tan relevantes como los trasvases, la desalinización, la deuda histórica o el AVE. Como de la noche al día, han dado la vuelta al calcetín, cual camaleones. Todo ello por no hablar de ese otro gran animal político que –ahora preservado en esta tierra, que guarda las mejores esencias- de fiero azote de los corruptos de otros partidos pasa, en un tris trás, a dulce y mimoso gato con los que, por igual motivo, van cayendo de su manada. De siempre, no ha hecho falta que ningún político descubriera su armario para comprobar que la chaqueta es la estrella, pero nunca nadie había alardeado tanto de su capacidad de mudar la piel para defender su propio nombramiento. Deberá llevar cuidado el nuevo ministro autonómico de no confundir la mesa del Consejo de Gobierno con la que sostiene el tapete sobre el que juego la partida los domingos en su queridísimo pueblo. De lunes a sábado azote de sus paisanos y el séptimo día arrope. Es verdad que se puede querer a dos mujeres a la verdad y no estar loco, pero no hay juego más peligroso y deshonesto que confundirlas de nombre cuando se está en plena faena. La realidad es calidoscópica y actualmente esquizofrénica, por lo que entre tanta esdrújula no es extraño que algún día amanezca revestido en un monstruoso insecto.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Pau negre

Se lamenta desde la mesa presidencial que los casos de corrupción son “el pan nuestro de cada día”, olvidando quién lo ha horneado y quién se lo tiene realmente que tragar. Visto desde ese subjetivo pedestal, igual lo lógico hubiera sido mirar hacia otro lado mientras se devoraban suculentos platos o bien desmenuzar aún más la teórica división de poderes, batiendo la justicia con la mano de la política. Hubiera sido ideal, piensan, que en vez de tanto chusco se sirviera tapa tras tapa para ocultar la podredumbre. Un pau negre que acompaña toda la actualidad y que, de una forma u otra, están pagando todos los murcianos, aunque miles de ellos no tengan nada que llevarse a la boca. Día tras día nos desayunamos con unas noticias que muestran el dispendio de lo público en beneficio de intereses privados, sazonado con declaraciones que nos hacen hervir hasta la indigestión. Al amanecer, 200 millones del aeropuerto y al anochecer 600 millones de la desaladora autonómica. Entremedias, como pesado entremés, malas nuevas como el derrumbe de la protección por dependencia o la última fila en salarios y educación. Y de postre, un ingenioso nombre, como los platos de las cartas actuales, para la operación diaria de corrupción. No me extraña que al alcalde de Abanilla le hayan recetado alejarse de la política, de ese “pan nuestro de cada día”, para recuperar su tono físico y mental. Todos necesitamos una desintoxicación, pero no a base de somníferos, calmantes o recetas baratas de autoestima positiva. Es momento de una transfusión de savia nueva, capaz de extirpar de raíz el maldito menú diario, de transformar  la queja política por la presión de la justicia por una búsqueda permanente de la verdad, poniendo remedio definitivo a esta dieta perniciosa, que engorda al que más tiene y adelgaza al más débil.

sábado, 15 de noviembre de 2014


Calentamiento

Cada vez me gusta más abrir el periódico por la sección de internacional. Es cierto que la caída del muro no acabó siquiera con la guerra fría y que el Tercer mundo mantiene la llama de los conflictos gracias al fuego que le presta el Primero; pero al menos tanto en uno como en otro están libres de levantar enladrilladas fronteras artificiales. Aquí, por Más o por menos, estamos embutidos, como una butifarra, en los célebres garrotazos de Goya o enfrascados en el desarrollo de la novela picaresca. Mientras Obama masca chicle tras alcanzar un acuerdo histórico con China para combatir el calentamiento global; en nuestra España querida se masca la tormenta por la incapacidad de llegar algún tipo de pacto por parte del primo del que no aprecia ningún cambio climático. Mientras los primeros mandatarios del planeta no cesan de probarse kimonos en Pekín, que probablemente sean de nuestra multinacional Zara; aquí lo que se lleva son también cumbres, pero en lugares paradisiacos, como Tenerife, revestidos de piel de lobo ibérico que luego torna en lloroso, que no degollado, cordero. Tanto tiempo preguntándonos para qué sirve la denominada Cámara Alta y resulta que se trata de una alegre litera. Mientras el mundo mira asombrado el alunizaje en el cometa 67P, donde será posible descubrir los genes de la tierra; aquí no hay día que no descubramos a nuevos especímenes, no precisamente marcianos, que acometen los más alucinantes delitos contra el planeta por cifras muy superiores a  67Pesetas?, poniendo a la vista lo más abyecto del ADN del ser humano.  Y, lo que es peor, con Obama y Hollande en la soledad de sus respectivas habitaciones ovales, despechados por sus ciudadanos y el resto de dirigentes; aquí el nuestro se marcha a Australia o se refugia en las dependencias “onovales”, con la “pechotes”  rondando. Lástima que en este otoño tan caliente no se permitan los intercambios.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia, 14 de noviembre de 2014

domingo, 2 de noviembre de 2014

Doblan las campanas
A falta de cortar cintas no está de más seccionar cabezas. Unir el dulzor de  la sangre al sumidero para aplacar al pueblo ante la inminente llamada a las urnas. Robespierre lo tenía claro. La ausencia de inauguraciones, antes gozosa víspera electoral, y la imposibilidad de vender nuevas promesas han fructificado en una pelea sobre quién maneja mejor la guadaña como instrumento de limpieza. El tañer de las campanas de las iglesias, que anuncian cambios que calientan la campaña, parece resucitar a los ahora paladines de la honrada gestión pública que, a trompicones, no acaban de acometer la batalla definitiva porque todo se convertiría en un erial tras el harakiri. Intentan que la madera de sus espadas refulja como el acero. Aunque sólo les guía el populismo, el insulto preferido que profieren al contrario, no está claro que, por mucha crueldad o bondad que se aplique en la lucha contra la putrefacción, tenga gran efecto sobre los votos. El inicio de la era moderna supuso el desembarco de las clases medias en las instituciones, que ahora guardan pleitesía al dedo que les empleó,  tal y como se demuestra cuatrienalmente en numerosas localidades de la Región, donde los alcaldes con procesos abiertos son los que logran recaudar más votos. Sólo las encuestas desfavorables han movido la foto fija, pero nadie se plantea remover todo el sistema para, comenzando desde la educación, derribar el juego sucio vital que  premia el fin sin atrancar con los medios. Atajos que utilizan el dinero público y el “laissez faire” que enarbola el liberalismo para ahondar en la desigualdad. Porque corrupción y desigualdad son las dos caras de la misma moneda, tal y como afirma Nick Hanauer, un multimillonario norteamericano que advierte a sus iguales que si no existe regeneración y se tapona la brecha social surgirán cadalsos en las plazas públicas.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 1 de noviembre de 2014