De vía estrecha
Mientras el resto del mundo
transita ya recto hacia la recuperación, Europa se encuentra inmersa en una
curva crítica, sin frenos y a toda pastilla, las que nos tomamos el conjunto de
sus ciudadanos para evitar algo más que el mareo. Al frente del tren
continental europeo se sitúa, como no podía ser de otra forma, la locomotora
alemana y a su volante la maquinista Merkel, cuyos “despistes”, alentados por
la ausencia de señalizaciones y de revisores, han dejado por el camino,
descarrilados, los vagones griegos y portugués, aunque es verdad que eran de
tercera. Los de segunda no se libran de los vaivenes, tan fuertes que sus
viajeros ya están pensando en saltar del tren en marcha pues observan como su
equipaje de hace más ligero a velocidad de vértigo. Sin mirar hacia atrás, con
lo que nos enseña la historia, la canciller corre y corre el peligro de quedarse
sola al grito de “más madera”. Esto, efectivamente, es la guerra.
Y de algunos
regionales mejor no hablar.
EL PAJARITO
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