Sólo pienso en tí
No tienen fines de semana ni verano. Las cuatro paredes de su habitación, los manteles de cuadros del comedor comunitario y la televisión siempre encendida constituyen su hogar, donde no existe ni el frío ni el calor. En un permanente día de la marmota, la calma reina en el Centro de Discapacitados Psíquicos de Espinardo, donde sólo la vocación de los profesionales y el hálito de sus familiares les arrancan una sonrisa y un último esfuerzo para palpitar. Las hojas del calendario sólo las mueve el viento, pero desconocen que otras, las de la navaja, se ciernen sobre sus vidas cada viernes, cuando un grupo de contables, reunidos en Consejo, caen en su existencia. Ellos, que se creían inexistentes, olvidan que, como los demás, aún somos un número, suficiente para aplicar una resta que demuestre que lo primordial no es la atención a los más débiles sino cuadrar las cuentas. Aplicar la tijera sobre los dependientes, es, sin duda, la mejor manera de mostrar la riqueza de nuestra sociedad, que ha elegido a los más fuertes para gobernar. De un plumazo, patada y carpetazo a su universo. Lo hacen por su bien, pobres, que no saben que en la mente calculadora de nuestros mandatarios sólo cabe reducir el déficit económico, con el resultado de una sociedad menos igual o discapacitada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario