sábado, 26 de enero de 2019

Mínimus
Cuando el salario mínimo interprofesional  se mantenía a dieta de ajo y agua, los expertos economistas consagraban que su agonía no afectaba puesto que nadie cobraba tal miseria. Los convenios, decían, están para no cumplirlos y todo el mundo se mantiene por encima de la tabla y, por supuesto, del denostado SMI, que tiene una imagen peor aún que el FMI. Ahora, tanto los del Fondo Monetario como los del fondo ideológico pertinente se rasgan las vestiduras porque el esquilmado salario mínimo ha recuperado parte de lo perdido. Vocean y bocinan que tal incremento perjudicará gravemente la economía, comiendo empleos y hundiendo otros tantos en la economía sumergida. Una debacle que, según tan concienzudos expertos, aproxima una nueva crisis de similares características o aún peores que la que se provocó como consecuencia de la voracidad de unas entidades financieras contra las que nadie previno y a las que, finalmente, hubo que sacar del atolladero con dinero público, incluido el sueldo de los que frisaban los 700 euros. La hecatombe de subirlo en 2019 a 900 euros supondrá, según el Colegio de Economistas de Murcia, el crack del sistema a no ser que ese incremento se utilice, digo yo, para pagar el agujero de cualquier banco que dé en quiebra. De todos es sabido, incluso por personas más ignorantes que los estudiosos colegiados, que en estos momentos cobrar 900 euros es una verdadera atrocidad, máxime cuando la mayor parte de los que lo reciben son mujeres que trabajan en el comercio y la hostelería, donde el resto de las condiciones son, asimismo, envidiables. Va a ser que tan alta cotización, que condena a la pobreza incluso al que tiene un empleo, es la culpable del paro, la fuerte economía sumergida que arrastra la Región de Murcia y hasta de la falta de competitividad de las empresas. No se les ocurre que igual existen otras amenazas -como la ausencia de I+D+i, la falta de apoyo a la cualificación profesional, la especialización en actividades de baja tecnología…- y no me refiero a los sueldos de los Consejos de Administración, donde las mujeres y yo diría que el trabajo brillan por su ausencia. Tanto barómetro, análisis y neuronas para concluir que el enemigo número 1 es el SMI...País.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia

sábado, 19 de enero de 2019

Welcome
Cómo iban a imaginar los ingleses el gran recibimiento que les esperaba tras aterrizar del primer vuelo en el nuevo aeropuerto de Murcia. Con los vientos en contra de la inmigración que nublan los cielos y nuestras almas; pensarían que el Campo de Murcia y de Cartagena precisan de mano de obra para aclarar su futuro productivo. No son pocos los informes que, desde los pocos sospechosos Banco de España o Fondo Monetario Internacional, alertan de que nuestro país necesita recibir a miles de inmigrantes ilegales para cubrir su falta de natalidad en tareas como las agrarias y para, mediante su cotización a la Seguridad Social, garantizar las pensiones. Sin inmigrantes no hay ni economía ni bienestar vengan en la clase,bandera y por el medio que vengan…aire mar o tierra. Me da que los británicos no se levantaron al día siguiente a las cinco de la mañana para que, en alguna gasolinera, algún patrón les escogiera con el fin de llevarlos en una camioneta al campo. No al de golf. Al sembrado de las lechugas. Los turistas representan, claro, otro tipo de inmigración y, asimismo, ingresos; aunque igual alguno de ellos vienen a beneficiarse del sistema de la Seguridad Social que sufragamos entre todos, incluidos los inmigrantes ilegales a los que algunos energúmenos achacan todos los males. Alguno más quizá, como hijo de la Gran Bretaña, votó en contra de permanecer en la Unión Europea, poniendo en peligro la estabilidad de todo un continente por su negativa a contribuir a su desarrollo o dar algún tipo de contrapartida a todo el poder y dinero que ha venido amasando como centro financiero del mismo. El “brexit” constituye, sin duda, una gran amenaza para las empresas murcianas, que tienen en la internacionalización y en el turismo su mejor carta de presentación. Por tanto, sean todos bienvenidos a esta tierra murciana, pero sería conveniente no distinguir entre inmigrantes de primera y de segunda. Incluso, no diferenciar entre paisanos y foráneos, pues todos estamos conectados a una vida en la que es preciso el concurso y la colaboración en beneficio de nuestra propia condición humana. Todos somos iguales y las fronteras están para derribarlas.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia

sábado, 12 de enero de 2019

Cuarteto
Sin banderas ni otras telas, con el escenario desnudo como llegamos al mundo, los componentes de “Brentano String Quartet” llenaron el martes el Auditorio de Murcia de vida. Acariciaron sus instrumentos como si les fuera en ello la existencia. A golpes de corazón y sentimiento nos trasladaron a otro espacio sin fronteras. Otro mundo donde las cuerdas no son sogas ni los toques son de atención. La cultura con mayúsculas, que nos une a todos, desafinemos o no por nuestros errores involuntarios. Sin miedo a volar y sentirse libre. Sin temor a proclamarlo. Sin falsetes y sin claves económicas. Qué suene la música una y otra vez, diferente en su multiplicidad. Una hora y media sin caudillos ni amenazas en el recorte de derechos. En tu butaca, volando sólo o en compañía desde un lugar indefinido, que sólo responde a las emociones humanas más profundas y sanas, aquellas que te unen al compromiso desde el amor a tus familiares, amigos y conciudadanos. No faltan idiotas que encienden el móvil en mitad del concierto, aportando una luz ciega por donde se cuelan mensajes xenófobos y promesas de politiquillos de tres al cuarto, que es preciso no confundir con nuestro cuarteto. Un violín y luego el otro… ahora la viola y el chelo. Mientras tanto, nosotros tocamos el cielo. Qué no paren…hasta hacernos olvidar las salidas de tono de los cuatro de siempre. Mientras unos se esfuerzan por crear una partitura ilusionante, florecen en las provincias los más temidos bramidos alentados por un nacionalismo que lo reduce todo a las marchas militares. Frente al lenguaje universal de la música, hay quien da la matraca todo el día con el provincianismo, el independentismo o el nacionalismo…qué más da. A mí que me busquen en el universo, donde las campanas y campañas sólo suenan a rebato para avanzar. Nunca para retroceder. Y, en este caso, sí hay quintos malos y no me refiero a ningún tipo de cerveza
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia