sábado, 12 de enero de 2019

Cuarteto
Sin banderas ni otras telas, con el escenario desnudo como llegamos al mundo, los componentes de “Brentano String Quartet” llenaron el martes el Auditorio de Murcia de vida. Acariciaron sus instrumentos como si les fuera en ello la existencia. A golpes de corazón y sentimiento nos trasladaron a otro espacio sin fronteras. Otro mundo donde las cuerdas no son sogas ni los toques son de atención. La cultura con mayúsculas, que nos une a todos, desafinemos o no por nuestros errores involuntarios. Sin miedo a volar y sentirse libre. Sin temor a proclamarlo. Sin falsetes y sin claves económicas. Qué suene la música una y otra vez, diferente en su multiplicidad. Una hora y media sin caudillos ni amenazas en el recorte de derechos. En tu butaca, volando sólo o en compañía desde un lugar indefinido, que sólo responde a las emociones humanas más profundas y sanas, aquellas que te unen al compromiso desde el amor a tus familiares, amigos y conciudadanos. No faltan idiotas que encienden el móvil en mitad del concierto, aportando una luz ciega por donde se cuelan mensajes xenófobos y promesas de politiquillos de tres al cuarto, que es preciso no confundir con nuestro cuarteto. Un violín y luego el otro… ahora la viola y el chelo. Mientras tanto, nosotros tocamos el cielo. Qué no paren…hasta hacernos olvidar las salidas de tono de los cuatro de siempre. Mientras unos se esfuerzan por crear una partitura ilusionante, florecen en las provincias los más temidos bramidos alentados por un nacionalismo que lo reduce todo a las marchas militares. Frente al lenguaje universal de la música, hay quien da la matraca todo el día con el provincianismo, el independentismo o el nacionalismo…qué más da. A mí que me busquen en el universo, donde las campanas y campañas sólo suenan a rebato para avanzar. Nunca para retroceder. Y, en este caso, sí hay quintos malos y no me refiero a ningún tipo de cerveza
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia

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