Aire fresco
Aunque sea tímidamente, como el amor callado de los adolescentes,
aún hay días primaverales, donde amigas como Loren, que no es morena ni rubia,
disfrutan con la victoria de su Atlético, que no es blanco ni blaugrana. Y
otros lo hacemos con la renovación en la Universidad de Murcia a cargo de
Orihuela, que no es ni Murcia ni Madrid. En unos tiempos en los que el único
cambio que nos permiten es el climatológico, que nos hurta la primavera,
rebrotan flores salvajes en medio del paramo. Bienvenida esta estación tan
mínima en Murcia como cualquier signo que se aleja de la oscura mayoría. En la
dichosa jornada, el verde del campus y del campo tomaron una tonalidad de
esperanza, lejos del monocorde juego que siempre impone sus reglas. Lástima que
en la “champions” regional no se proyecte ningún haz de luz sino el
agostamiento prematuro propio de nuestra tierra en las últimas décadas. Es de
necios pensar que del tronco seco que constituye nuestro árbol de Guernica nazca
algún brote verde. A los primeros recortes del zapatero prodigioso, más
recordado que el protagonista de la obra de Lorca, le ha seguido la poda
absoluta y el arranque de todas las raíces que le mantenían unido al resto de
los mortales, uniéndose una y otra mayoría en la quema. El agosto permanente, asfixiante
y cansino de nuestro tiempo político regional nos condena al letargo de los
vegetales, salvo cuando, por algún resquicio, se cuela el aire fresco.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 10 de abril de 2014