Pura lógica
Me cuenta Marina que la lógica se le atraganta a sus
compañeros de bachillerato, cuyas pisadas corren el peligro de parecerse a las
nuestras. Lógica es que Pau Gasol tenga vértigo, más liviano que el que sufre
una caída mareante en su nivel de vida. Lógico es que Montoro apoye el
incumplimiento flagrante de la gestión de sus correligionarios y acalle con
sordina y sorna los alaridos de los que menos tienen. A unos les ofrece la mano
y a los otros se la estampa en su pobre carita. Es lógico que nuestros
gobernantes, que no levantan cabeza para vigilar su silla, no vean el paisaje
de pobreza, con los dependientes y perceptores de renta social en extinción;
con las aulas abarrotadas y los centros de salud u hospitales en la UVI por cierre
vespertino o total; y con el desempleo afanándose en progresar. Y, todo ello,
mientras el déficit se desboca y siembra, sobre los aeropuertos y autopistas
vacías, más víctimas. Empujan al vacío al Estado de Bienestar y el sacrificio
tan sólo sirve para despertar el apetito del insaciable San Déficit. Encima,
los sumos sacerdotes, expertos en restar, se apuntan como éxito insustanciales
descensos del paro producidos por la huida de los infieles o por la
proliferación de valientes que, haciéndose el harakiri, deciden ser autónomos.
Lo lógico es pensar que el desmoronamiento de los derechos responde a un
objetivo, que no es precisamente el bien común porque una cosa no puede ser su
contraria, dixit Aristóteles.
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