domingo, 28 de febrero de 2016

Pasen y lean

Enfrente del palacio que acoge los mítines en los que las primeras figuras o figurones políticos pronuncian en Murcia su librillo de ficción para el futuro; la biblioteca se muestra desafiante con libros en mayúsculas. Como una metáfora de la realidad, política y cultura, el “sacralizado” Palacio de los Deportes y la Biblioteca Regional, se dan la espalda en una desigual batalla que genera miles de víctimas entre la población, convirtiendo a los ciudadanos en gente. Desde su inauguración en otra era más florida, ni la biblioteca ni el Auditorio, por poner música a la letra, cuentan con el cariño de los sucesivos gobiernos populares, convencidos quizá de que la cultura es peligrosa para su salud. Son conscientes de que nadie lee su programa electoral, pues de cotejarlo no permanecerían en el sillón, por lo que extienden la estrategia de la incultura como germen de obedientes votantes. En permanente otoño, rodeada de hojas caídas que ya no volverán aunque reciban el agua que se filtra por sus goteras; la biblioteca apenas si asoma en los presupuestos regionales si no es para podar su horario, sus adquisiciones y su mantenimiento. A golpe de amenaza: ora se cierra por las tardes, ora se claudica los sábados, ora se baja la persiana en verano, ora se deja de comprar la prensa. Horas y horas pergeñando la explosión, controlada y sin disimulo, del primer recurso cultural de nuestra Región de Murcia. Un tesoro cada vez más enterrado. Un garito peligroso, desde las escalinatas del poder al ejemplar más sobado, repleto de osados jóvenes y mayores dispuestos a cuestionar el pensamiento único. En la misma semana en el que se sitúa a Murcia a la cola en actividades culturales, en dura liza con Ceuta y Melilla; aparece una noticia, cocinada en las imprentas del poder, en la que se alarma que las enmiendas de la oposición, que suman mayoría democrática en la Asamblea regional, ponen en peligro la pervivencia de la biblioteca. No les falta humor para intentar enmascarar o enderezar los renglones torcidos que escriben los mismos de siempre, forzando un final en el que el culpable es el mayordomo. Afortunadamente, ya no quedan mayordomos y sí unos cientos de locos, cada vez más, dispuestos a defender, con lanza y adarga, nuestro derecho a la cultura, a nuestra biblioteca. Más presupuestos y menos cuentos. No son gigantes ni nosotros somos borregos.

NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 28 de febrero.
En la onda
 
No hacía falta ser Einstein para vaticinar que la austeridad sobre la economía iba a provocar mayor pobreza, desigualdad y, finalmente, una nueva crisis económica. La dosis de aceite de ricino que hemos sufrido sobre nuestras carnes lleva camino de transformar la enfermedad en endémica. La receta liberal está claro que es contraproducente, pues los recortes del gasto público no sólo no han conseguido domeñar el déficit sino que nos han debilitado hasta tal punto de llevarnos, de nuevo, al quirófano. Las cuentas de las comunidades mediterráneas, como Murcia y Valencia, dan muestras de la ineficacia del bisturí, que se ha empeñado y empuñado con saña sobre la inversión, la sanidad, la educación y la atención a la dependencia. Más déficit, menos servicios y más impuestos. El pronunciamiento -que esperamos que no se reduzca sólo a miento- del Gobierno regional sobre la necesidad de un pacto sobre educación, sanidad y dependencia confirma que estos ámbitos necesitan la reanimación tras estar a punto de perder su sentido. No es, sin embargo, privatizando clínicas y colegios como se conseguirá defender el servicio y, por supuesto, reducir el gasto. Las últimas auditorías sanitarias son claras a la hora de advertir que la denominada externalización provoca una sangría sobre los recursos públicos. Tampoco la solución es bajar los impuestos que, junto con la austeridad, constituye el vademécum de la política conservadora. No son tiempos de mucha fe en la gestión pública o, lo que es lo mismo, creer en el milagro de que con menos impuestos es posible ofrecer más y mejores servicios públicos. Hay economistas que aún achacan la crisis a que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, obviando la especulación de los poderes que realmente la generaron. Nuestro Albert, por el contrario, supo ver hace 100 años lo que eran las ondas gravitacionales. Nosotros, hoy, sufriendo ya ondulaciones graves, a secas, aún nos cuesta entenderlo, aunque sí sabemos muy bien cuáles son los agujeros negros entre las que navegan esas increíbles señales. No hay mayor fosa que la que nos abre la austeridad. 
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 21 de febrero en contraportada.

viernes, 19 de febrero de 2016

Estres con tres

Dice mi tía Matea, la monja, que el trabajo es salud. Aunque ya padece el infierno del alzheimer,  su primera pregunta al saludarte es si tienes empleo y la segunda es sobre la familia. Si posees una o ambas, en estos tiempos de lucifer, ella exclama “Gracias a Dios”; pero, desde un principio, deja claro cuál es su orden de prioridades. Debe llevar razón mi querida carmelita porque hay médicos en la Región de Murcia que compaginan una jefatura de servicio con la clínica privada y con la impartición de clases en la universidad católica. Esta gente, sin duda, no se va a morir nunca. Saben de los efectos beneficiosos de estar en el  tajo y no hay cristo que los separe de lo que algunos ateos consideran un castigo divino. Son superhombres capaces de aparcar en tres lugares distintos cada día para acudir a sus puestos de trabajo. Plenos de facultades –¿será por facultades?- atienden, sin el maléfico estrés, durante más de 12 horas diarias asuntos de tanta levedad como la salud y la educación. Una vocación de servicio púbico, un sentido hipocrático, que les obliga, incluso, a saltarse la ley que impide su compatibilidad. Mientras, el Gobierno mira para otro lado y prepara una receta acorde a los intereses de estos enfermos del trabajo. De sobra conocidos entre los pacientes –¿será por paciencia?- pululan, como san Pedro por su casa, de las clínicas y hospitales públicos a los privados hasta convertirlos en clientes. Y, encima, están al frente de la sanidad que pagamos todos, dueños del bisturí que determinados gobiernos ponen en sus manos para hacer efectivo el trasvase de los presupuestos públicos a las cuentas privadas. Son una fuerza de choque de la privatización que mantiene herida, o quizá ya en estado de coma, a nuestra sanidad. Desde luego, la clase médica o parte de ella, aquella que no centra todos -todos- sus esfuerzos en ser un buen servidor público, va a ser la única que disponga de trabajo y que, por supuesto, fume. 
LA OPINION DE MURCIA / 14 de febrero de 2015

martes, 9 de febrero de 2016

Días de la marmota

Hay muchos tipos de día de la marmota. El peor, sin duda, es el que se sucede en el corredor de la muerte allá donde algunos sitúan el culmen de la civilización. Durante 15 años, el español Pablo Ibar se ha levantado y acostado con el fin en los talones, que muy pronto, tras una sentencia favorable del Supremo del propio Estados Unidos, le servirán para caminar hacia la vida. No menos monótono y átono es el hilillo de esperanza que, antes de la salida del sol, lleva a miles de parados a las plazas mayores de los pueblos en busca de que el dedo del capataz te señale, si eres joven y obediente, a la camioneta que te lleva al campo cosecha tras cosecha. Un jornal que aún millones de españoles buscan incansables, cada hora, por debajo de las paredes; antes de, como roedores, rebuscar entre los contenedores. La otra parte, la que aún tiene trabajo, tiene en el repetitivo despertador el primer síntoma del que será su jornada en estos tiempos modernos, que tan brillantemente dibujó Chaplin. Tras fichar, no hay posibilidad de salir de la cadena de producción: o aprietas o te aprietan las tuercas en un infernal movimiento del que ya nunca podrás escapar. Hay lugares, por otra parte, que invitan a la duermevela, al sopor de la inanición mientras esperan la lluvia o grandes proyectos que, a modo de zanahoria, los mantiene, décadas y décadas, paralizados. Portada tras portada donde sólo cambia la fecha: agua, AVE, aeropuerto, corrupción, listas de espera…Hay otros que deberían dirigir el cotarro que se agazapan en su madriguera o que, directamente, permanecen dormidos profundamente confiando en la capacidad regenerativa del sueño o en que otros les saque del atolladero. La vida es sueño, bostezan frente a los que toman el título de Calderón para exclamar que hoy puede ser un gran día, que el bicho este año ha visto cercana la primavera, qué se acabó el invierno. Duro con él.