Ambientazo
Mientras todo bicho viviente nos lanzamos a las redes y a
las grandes catedrales del consumo para vivir el “black friday”, que no sé cómo
hemos podido aguantar sin él, cuatro gatos se enclaustran en la Universidad de
Murcia para celebrar las I Jornadas sobre el Cambio Climático, que culminarán
mañana domingo con una marcha a la que, supuestamente, asistirán acompañados de
otros cuatro gatos más. Esta camada, siempre a la contra, no quiere que haya
más viernes negros, ni martes ni miércoles... El lunes nadie puede evitar que
tenga una oscura tonalidad. Se enfrentan con uñas y dientes al triste adiós de
nuestro mundo y ya quisieran para sí la movilización que consigue cualquier
llamada al consumismo. Un SOS para salvar al planeta que es imperceptible en
los países y regiones en vías de desarrollo, donde el medio ambiente se toma como
enemigo del crecimiento. Da pavor oír como los principales dirigentes políticos
y económicos de estos lares claman por la construcción de la costa que aún continua
virgen; la realización de mastodónticos proyectos que transformarían el paisaje
de tal forma que no lo reconocería ni la madre que lo parió y, en definitiva, reivindican
resquicios para saltarse la normativa europea y al tal señor ozono. Qué
contraste con el espíritu de personajes e instituciones tan revolucionarias
como el propio Papa, con su célebre encíclica que alerta sobre el cambio
climático, o de la común Bruselas, tal y como plasma en los fondos europeos
Feder que dedicará a estas tierras para el período 2014-2020. Una Europa que,
en consonancia con el peligro de desertificación, baja cualificación e innovación
de la Región de Murcia, dedicará un 40% del dinero al cuidado medio ambiental;
un 30% a la investigación y la tecnología; un 20% a mejorar la competitividad de
las pymes; y un 10% a educación, destinando también cuatro millones a luchar
contra la exclusión social y la pobreza. Esperemos que los fines y los cuartos
no se vean alterados con recortes autonómicos o nacionales, que nuestros
gobiernos son muy dados al “black friday” o, lo que es lo mismo, rebajarnos las
expectativas.
LA OPINION DE MURCIA / Nos queda la palabra