sábado, 17 de febrero de 2018

Negro sobre blanco
Gracias a la soterrada primavera que disfrutamos en esta tierra el 20% de los hogares que sufren pobreza energética pueden ya respirar sin que se les note el aliento. En este caso, los elementos son más benignos que las armas. Lo que no arregla ni el tiempo ni el trabajo precario es el abismo al que se enfrentan los más de 500.000 murcianos que viven en riesgo de pobreza. Un 35% de la población murciana sufre en sus carnes las garras de la exclusión social, según un estudio elaborado por la Universidad de Murcia, la Comunidad Autónoma y la Red Europea de Lucha contra la Pobreza. Informe que certifica que, en este índice, Murcia supera en seis puntos a la media española. Ya sé que todos los coach, aprendices de filósofos y nuevos gurús nos invitan a disfrutar de los trinos de los pájaros y de los colores de la floración -como los que exhibe Cieza en unos hermosos días llenos de actividades- pero esos cantos de sirena o bucólicos paisajes no pueden ocultar la cruda realidad pues se estaría dando la razón a los que pregonan que la ignorancia es el elemento principal de la felicidad. Un total de 100.000 personas más han entrado en la negra bolsa con respecto a los pobres que sumábamos antes de la crisis, lo que demuestra cómo la austeridad y los recortes han provocado una mayor desigualdad, que no se corrige con el desmantelamiento de los servicios públicos ni con las reducciones de impuestos. Sólo el fin de la precariedad laboral y la redistribución de la riqueza mediante la política fiscal harán posible ir cerrando la brecha, incorporando a los jóvenes y mayores parados. Mientras tanto, más de un tercio de los murcianos están condenados a llevar una vida de miseria, ahorrando hasta en medicamentos y no precisamente antihistamínicos para combatir la alergia primaveral.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia

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