domingo, 17 de septiembre de 2017

Más madera

Cómo se nota que estudiaron en un colegio de pago y no en uno como el del Llano del Beal, que se erige sobre una base de plomo y metales que sufren ahora  los descendientes de aquellos mineros en huelga, que también recibieron lo suyo, por reclamar el fin de la semiesclavitud en la Sierra Minera. Tanto el alcalde de Murcia como el también flamante ministro de Fomento no comprenden que haya murcianos que se lancen a las vías para defender sus derechos. El primero entiende que ese tipo de manifestaciones no se corresponde con los genes de los murcianos, en los que sólo cabrían los actos movidos por la fe, como la que nos piden las autoridades populares durante los últimos lustros en relación al AVE. No sabemos qué consideración le merecerán aquellos cientos de vecinos que se desviaron, nunca mejor dicho, de la Romería para acompañar a la calaña que reclamaba un proyecto racional o soterrado para la entrada del tren en Murcia. A la hora de expedir certificados de murcianía, el Ayuntamiento parece tenerlo claro. Con respecto a Madrid, que no sabe siquiera cómo llegar a una Región que mantienen en vía muerta, al señor De la Serna le da lástima que haya familias enteras sobre las traviesas, incluyendo a los pobres niños. No comprende cómo hay padres que dan ese ejemplo a sus infantes, sin caer en la cuenta de la enseñanza que proporciona el Gobierno al que pertenece en materias como, entre otras, la honradez y la verdad. Igual lleva razón que la mejor educación para los jóvenes es agachar la cabeza y buscar, como único objetivo vital, el beneficio propio pasando por encima no de las vías sino de sus semejantes. Por supuesto, de los escolares que tienen sembrado de minas su colegio en El Llano ni siquiera se ocupó. Es más beneficiosa la contaminación del desarrollo salvaje que la contaminación del inconformismo. Lamentablemente, aunque en la Región de Murcia estamos a la cabeza en colegios privados me temo que todos vamos a terminar en la vía, buscándonos la vida.
NOS QUEDA LA PALABRA / La Opinión de Murcia 17 de septiembre de 2017

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