domingo, 13 de diciembre de 2015

Intocables

En los debates electorales aparte de partidos invisibles y presidentes indolentes también existen bloques temáticos intangibles. Ni hablar de pobreza ni de cultura. Son intocables. Está claro que ni los pobres, que no tienen que pagar a Hacienda; ni los artistas, ahorcados por el IVA, van a comprar la moto de la reducción del IRPF, que es el mantra de aquellos partidos que siempre se dirigen al bolsillo. El producto en oferta de esta campaña es el IRPF, ligado a la renta; el IVA, el que paga todo hijo de vecino con independencia de su nivel económico, seguirá gravado. Se ofrecen rebajas en el pago de la declaración a los que la pagan, a los que tienen la suerte y el deber ciudadano de contribuir; mientras a los excluidos  se les hurta, incluso, esa zanahoria electoral. Antes al contrario, serán los que menos pueden, los 450.000 murcianos en riesgo de pobreza, incluidos los culturetas, los que sufran más las exenciones fiscales o, lo que es lo mismo, la renuncia de la política redistributiva del Estado a través de los impuestos. A menores impuestos, más recortes en el estado de bienestar y, por tanto, mayor desigualdad.  Aunque algunos son capaces de dar un cuádruple salto mortal: más impuestos, más recortes, más déficit y menos servicios y bienestar. No me digan cómo lo hacen, pero ahí están los números. De cualquier forma, es normal que los políticos no citen a los desheredados ni a los actores porque los primeros no pueden pagar la luz con la que encender el plasma, para contemplar sus esbeltas figuras, y a los segundos los jodidos debates les resta público a sus salas de cine o representación teatral. El común de los mortales podemos, mientras tanto, aportar nuestro granito de arena para dar visibilidad a los excluidos y, de paso, lavar nuestras conciencias asistiendo a los múltiples espectáculos solidarios que se celebran estas fechas navideñas, cuyas entradas se destinan a comprar alimentos para los más necesitados. El espíritu navideño une la pobreza y la cultura, el hambre con las ganas de comer. Ahí, sobre las tablas comprobaremos la cruda realidad que esconde la cegadora tarima electoral.  

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