miércoles, 21 de noviembre de 2012



Se desarmó el belén
Dado que sería un milagro que el minimalismo llegara al Vaticano, interpretemos la supresión del burro y el buey del portal de Belén como una consecuencia del recorte presupuestario europeo a la agricultura y la ganadería.  Un sector primario que sufre también las plagas de los presupuestos nacionales y autonómicos. Siempre atento a la vida terrenal, el último libro del Papa Benedicto elimina el attrezzo animal del belén. El futuro del niño es también incierto dada la situación de la educación, la sanidad y la cultura, mientras que alguno de los reyes, sin duda, se sumará a los 600.000 parados que ha generado la reforma laboral. Un ERE en la monarquía, que no gana para juicios tras el nuevo testamento del buen discípulo Gallardón. Si a ello se suma la permanente amenaza israelí sobre la ciudad palestina y los divorcios que no cesan, podemos predecir que al belén le quedan cuatro días. Agarrémonos, pues, a Nápoles, a Italia, a nuestro "amigo" Monti, donde nació realmente la tradición belenística, posteriormente trasladada a España gracias a imagineros como Salzillo. Nos podrán quitar la agricultura y la ganadería, pero el belén no lo permitiremos. Si es necesario, a sus moradores, aunque no sean chinos ni rusos, les ofrecemos permiso de residencia siempre y cuando nos dejen el oro, el incienso y la mirra.

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