Apeados
Como en otros tiempos, el tren y el avión no sólo llevan
retraso sino que salieron de cuentas hace décadas. Tantos anuncios
propagandísticos anunciando que iban a salir a la luz y aún permanecen en el
más oscuro túnel de los incumplimientos, abortados por la incompetencia. Y ya
es conocido qué ocurre cuando no se coge el tren a tiempo, que no se avanza.
Llegan tan tarde que incluso han superado el futuro, pues las teorías actuales
aconsejan una comunicación ferroviaria de cercanías para articular el interior
y aeropuertos, pero no necesariamente al lado de casa, para los viajes a mayor
distancia. A trancas y barrancas, con las traviesas de la palabrería hueca
siempre presente, el AVE recalará en Murcia cuando ya se buscan alternativas
por su bajo uso ciudadano; mientras la apertura de un aeropuerto nos aparece
casi como extemporáneo, pues ya no se cortan cintas, y más si nos va a costar
sangre, sudor y lágrimas. Es como cuando la bicicleta no nos llegó hasta los 22
años…tras toda la vida pidiéndoselo a los Reyes Magos. Y hablando de dar pedales, sonroja que Murcia
intente aparecer como abanderada de la bicicleta cuando otras ciudades caminan
a años luz en el uso ciudadano de las dos ruedas. Tan llana, y con un tiempo
inigualable para la práctica del ciclismo, Murcia camina descolgada. Como en
todos los tiempos.
Nos queda la palabra / LA OPINIÓN
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