Quiebra Hacienda
No es cierto que las baldosas estuvieran en mal estado o que
ya ni el firme sea seguro; el levantamiento de la acera que rodea la sede de
Hacienda en Murcia pretende socavar aún más ese edificio común. La taladradora
remueve los cimientos de una sociedad
donde, hasta ahora, se procuraba que aportara más el que más tuviera. Los
corrimientos
de tierras y de ideas de este Gobierno nos llevan ahora -¿quién
nos lo iba a decir?- a defender la integridad física y moral de Hacienda y sus
inspectores, que se tambalean como consecuencia de las injerencias del ministro
más montaraz, aquel que perdona las deudas a los más ricos y extiende al resto
el saqueo del IVA y la subida de impuestos. Los carteles -ya torcidos por las
obras- que han colocado sus funcionarios en las ventanillas para advertir que
“Este Gobierno nos recorta derechos, pero nosotros nos debemos al ciudadano” alertan
sobre el derrumbe del servicio público y de la equidad. Denuncian y no cesan que las diferencias son
cada vez mayores, ganándose de inmediato el cese. Las razonadas multas a las multinacionales
y los adinerados o las advertencias sobre el incremento de la desigualdad,
situando a Murcia con 400.000 pobres cuando el fraude fiscal de la gran empresa
y fortunas supera el 70%, reciben paladas de tierra que ya no pueden ocultar la
brecha.
NOS QUEDA LA PALABRA / 6 de junio de 2013
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