viernes, 13 de junio de 2014



Y también la corrupción
Mientras Brasil se esfuerza en ocultar los símbolos de su pobreza, la civilizada Europa emerge la prostitución y el narcotráfico, signos de la opulencia, para engordar su PIB. Tanto tiempo devanándonos el cerebro, buscando fórmulas y craks que nos iluminaran por la senda del crecimiento, y resulta que la solución está en acudir a las putas y esnifar cocaína, comienzo y colofón de cualquier negocio que se precie. Sin olvidar su clásica receta de flexibilizar el despido y castigar a toda la población mediante los impuestos indirectos -con el resultado ya conocido de ínfimo crecimiento, alto desempleo y elevación aún mayor del endeudamiento-, la verdad es que la propuesta de Bruselas de contar con la prostitución y el narcotráfico es de lo más original si no fuera porque es una muestra de hipocresía y rayan o son directamente delito. Que nadie piense que van a idear un plan para estimular la economía y el empleo. No, les basta con camuflar su negligencia  utilizando las cifras de la economía ilegal. Puestos a sumar, también podrían contabilizar la corrupción para que España y regiones como Murcia se salieran tanto del mapa en el PIB que igual pedíamos la independencia. Inauguraríamos, sin duda, un nuevo Siglo de Oro, desplazando el polo de poder al sur, máxime si a las conquistas económicas unimos las futboleras- incluyendo el vital ascenso de Murcia a Primera- y, por supuesto, la pericia de nuestros políticos. Quién sabe, si Felipe VI pasaría a apodarse el Rey del PIB, rodeado de la corte habitual.

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