domingo, 24 de mayo de 2015

La cita
A punto de consumarse el divorcio entre los españoles y la política llega la prueba de fuego de las elecciones. Tras los innumerables sobresaltos que hemos sufrido en estos últimos cuatro años en el diván, al que nos intentan sujetar de comicios en comicios, parece que una gran mayoría se alzará este fin de semana para demostrar que es posible el cambio. Tal ha sido la excitación que de la apatía se ha pasado al compromiso, al convencimiento de que un voto puede redimirnos de la pobreza económica y la castidad participativa. Una nueva era en las sanas y lógicas relaciones entre la opinión pública y sus representantes políticos. Ellos también se esfuerzan en recuperar el amor verdadero o perdido, levantando pasiones entre sus fieles. Es enternecedor el amor fou de José María con su Ana, que sufre en silencio el desprecio de los que ya no le tienen aprecio, plantándola en la Plaza Mayor mientras intentaba relajarse. Otras veces, el grandioso sentimiento no afecta al cerebro sino a la vista, pues se deja de percibir el paro, la pobreza o la desigualdad. El amor es ciego, Mariano. Y qué decir de los amantes del PSOÉ. Pedro y Susana y viceversa, aunque no están tan a la izquierda para jugar a los tríos. Qué miradas, qué medias sonrisas, qué palabras recortadas, qué primavera de rosas marchitas. Y si de prolegómenos se trata, nada como Izquierda Unida, unida. Venga a trabajar,  a sudar la fase previa, entre elección y elección, para luego no culminar. Y llegamos a los tríos, que lo estabais esperando. Tanto buscar el centro, el amigo Pablo se ha desprendido de Tania y de Monedero, sin saber por dónde enamorar. Más carnal, como efebo castigador de los maduros, se ofrece Albert, cuyo cuerpo ya recorrieron todas las miradas en anteriores citas. De tanto hacer solitarios, UPD ni se le ve ni, temo, se le desea. Hay más partidos que posturas del kamasutra y no es cuestión de bajar tampoco al terruño, que en este campo da más bien poco, aunque lo importante es que no nos lo quiten. Cuidado también con los exhibicionistas y sadomasoquistas. Elijan bien la pareja, sin temor al cambio, que luego vienen las quejas.
NOS QUEDA LA PALABRA / Publicado en La Opinión de Murcia el 24 de mayo.

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