El padrino
Proyectan en la Primera “El Padrino” en horario de máxima audiencia
como prolongación del telediario, más apegado que nunca a la realidad, sin necesidad de
desconectar para buscar un intermedio. Una gran película que penetró como un
soplo de aire fresco en nuestros salones para, quizá, compensar el sesgo
informativo de la televisión gubernamental; programas de riesgo como el de
Buruaga -que parece diseñado por la cosa
suya- o, seguro, como advertencia sobre lo que les ocurrirá a todos aquellos
que no quieran obedecer al capó de la banda, que busca el buen gobierno de
su familia. De la familia política, se entiende.
Tras unos años de pillaje, llega el momento del maquillaje,
de que los pringados en el juego sucio emigren en busca de otros negocios.
Sicarios y peones que van cayendo para defender al rey y los pocos cortijos que
aún mantienen en su red.
Reflejo de Sicilia, esta España nostra comienza a aplicar un
lavado de corruptos que para sí lo quisiera el del algodón, aunque para que
luzca impoluto hacen falta que rueden mil y pico cabezas, las de aquellos que
buscaron el beneficio privado desde la escala pública.
Rapiña que de la nada han repartido el Estado del Bienestar
entre su bolsillo y sus amigos. Elementos que no han dudado en esquilmar el
medio ambiente, como denuncia el último informe de Greenpace, para amasar
dinero.
Nunca el voto fue tan higiénico y desinfectante, rezumando
una ola de optimismo entre los votantes que ojalá se eternice durante toda la
legislatura.
Anímense, pues, los de Telemadrid, Canal Sur, Canal Castilla
La Mancha o la propia 7 murciana y emitan toda la saga de Marlon Brando. No
habría mejor forma de inaugurar la nueva etapa de la televisión autonómica y de
celebrar el Día de la Región de Murcia, aunque mucho me temo que, si no lo
remedian los pactos, nos inundarán de galas como “Murcia qué hermosa eres” y
otros prodigios.
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