Abre los ojos
“Queremos dormir”, se lee en las pancartas improvisadas que
adornan las fachadas con bajos musicales, mientras las cuñas de las radios y
las televisiones nos invitan a soñar con la lotería o un empleo. Si encontrar
un trabajo ni siquiera entra en el bombo, descansar se ha vuelto una misión aún
más imposible, por mucha suerte que se tenga. Los llantos, estruendos y réquiem
de nuestra ensordecedora crisis se amplifican con este desafinado Gobierno, que
mezcla los silencios y las fugas con los retruécanos a la vez que cambia la
partitura constantemente. Con el látigo como batuta, uno a uno los miembros de
la orquesta van cayendo, con independencia de por dónde sople el viento. No hay
quien pegue ojo, con el zumbido del miedo horadando el oído, sabiendo que las
campanas siempre doblan por ti. No es momento de dormir, ni siquiera de descansar
o soñar. Son tiempos de permanecer bien despiertos, de recuperar la voz para
acallar las injusticias y la negligencia.
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