sábado, 7 de febrero de 2015

Basura al cubo

Puesta a prueba todos los días, nuestra capacidad de aguante no tiene límites. Y no me refiero a las condiciones laborales que tienen que soportar los que encuentran un empleo sino al hedor que envuelve nuestra sociedad. Inmunizados frente al olor de las alcantarillas ante tanto Bárcenas, eres, operaciones púnicas, tarjetas opacas y otras corruptelas que ocupan el umbral de nuestra existencia; somos capaces ahora de correr un tupido velo sobre los indeseables que utilizaban a menores para satisfacer sus más bajos instintos. La ley del silencio sobre la trama descubierta en Murcia -que servía en bandeja la vejación de menores a cambio de dinero- impide que salgan a la luz estos sujetos, por lo que el relato se limita a explicar con excelsa minuciosidad las distintas formas que utilizaron del verbo y todo su predicado. Los culpables mantienen el anonimato mientras las jóvenes sufren ya el estigma en sus respectivos centros educativos y barrios, viéndose retratadas con todo morbo en los papeles. Qué sociedad es capaz de soportar tanta suciedad. Quizá la misma que aguanta que el juez Garzón sea el único condenado por el caso Gurtel, pero en algún momento habrá que poner el tablacho. No caben miramientos ni posibilidad de coartadas con aquellos  que se aprovechan de la crisis para forzar la voluntad física y moral de las personas, quebrando las más sólidas columnas de la convivencia. Animales que nos convierten a todos en víctimas. La sola idea de cruzarse en la calle con uno de estos indeseables sería suficiente para reclamar justicia, comenzando por el escarnio público, pero ellos siguen realizando su vida normal…Cuenta Menéndez Pidal la sorpresa de un turista inglés por la capacidad de aguante de los españoles tras visitarnos a principios del siglo XX. Ahora que estamos en plena FITUR habrá que prevenir a los forasteros sobre nuestra alma.

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