viernes, 18 de octubre de 2013

Hechos puré
El mismo día en que mi suegra se queja porque las patatas murcianas también han emigrado a mercados más atractivos; mi primo agricultor me invita a recogerlas de la tierra -están más abajo que las encuestas del PP y del PSOE- a cambio de mi lomo, lo que certifica que se están convirtiendo en un objeto de lujo. Carezco de fe para percibir la recuperación económica, pero sí creo que este Gobierno ha descubierto la máquina del tiempo. Emulando a Wells, nuestro presidente, experto en jugar con el segundero para justificar la inacción, nos retrocede décadas y nos anuncia el futuro que nos desespera. Nos enseñó la zanahoria y la cambió por una marcha atrás de 60 años, época en que la patata reinaba en la cocina por precio y polivalencia. Algo así como las facultades que hay que reunir ahora –barato y dispuesto a todo- para optar a un trabajo. La fama patatera del tubérculo la circunscribió después al rancho y cuando más tarde, con la burbuja, ya creíamos que quedaba limitada a la guarnición, reaparece en todo su esplendor. Y es en estos momentos cuando ya comienza a cotizarse como el caviar. En unos hogares lirondos, cercados por el hambre, sin patatas ni huevos, no hay tortilla a la que dar la vuelta. Y el futuro también es visible: caldo con las peladuras. Para mondarse.


En homenaje a mi madre, que durante un breve episodio de hepatitis me preparaba todos los días un sabroso puré de patatas con zanahoria.Un sabor, un olor y un cariño que llevo siempre conmigo. 

NOS QUEDA LA PALABRA / LA OPINIÓN

No hay comentarios:

Publicar un comentario